Reté a mi mejor amigo a que arruinara mi vida: lo está logrando [8]

Pues… he regresado. Hola a todos. Estoy vivo.

He… bueno, solo comenzaré a relatarles lo que ha pasado. Estoy empezando a temblar incluso mientras pienso acerca de escribir cada detalle, pero tengo que terminar esto.

Después de que publiqué mi última actualización, era hora de actuar. Me había estado preparando para ese evento por tanto tiempo, que me era difícil creer que acababa de pulsar «publicar». Coloqué mi teléfono en mi bolsillo y observé a David desde el otro lado de la calle. Él estaba cenando, justo como lo mencioné en la última parte. Su teléfono claramente timbró, porque ladeó su cabeza y lo tomó de la mesa. Yo ya había visto a su teléfono timbrar siempre que hacía una publicación, así que sabía que había colocado una alerta.

Observé sus ojos escaneando el texto con interés. Luego su mirada se amplió lentamente. Supe que había llegado a mi parte favorita, porque alzó su rostro de súbito e inspeccionó el restaurante. Envolvió su emparedado y salió del restaurante rápidamente; sus ojos estudiaban las calles mientras le daba vistazos a su teléfono para seguir leyendo.

Fue una escena muy satisfactoria. Me hace sonreír con solo pensar en ella.

No lo seguí a casa. En vez de eso, esperé el correo inevitable.

¿Quieren saber por qué David estaba tan asustado por la distribución de sus datos? Estaba asustado porque el internet había sido su lugar seguro. Ahí, él era poderoso. Cuando tuvimos nuestra conversación del reto, y por mucho tiempo después de eso, yo fui el analfabeta informático y él reinaba esa esfera. Y ahora me las había ingeniado para rastrearlo en su refugio. Antes, yo había sido débil y un blanco fácil para sus juegos. Ahora que había tomado represalias serias y lo había amenazado, él estaba preocupado.

El correo llegó mientras aún podía verlo alejándose.

«Hola, Zander. Bravo, pero no nos vamos a reunir en público», escribió.

Para ser sincero, especifiqué Welles Park porque supuse que él iba a querer cambiar la ubicación si era un área pública, y no quería acotar la dirección real por internet. No quería que nadie se colara en la fiesta y resultara herido. Lo siento por mentir. Me estaré disculpando mucho por mentir para el final de esta publicación.

Le dije que le enviaría la nueva dirección veinte minutos antes de que fuera hora de vernos; no respondió. No quería que tuviera la dirección demasiado temprano y que llegara para poner trampas. Pensé que replicaría con una ubicación propia, pero no lo hizo.

Me puse de pie. Era tiempo de ir al almacén y esperar.

La ubicación que escogí solía ser un almacén de algún tipo. No me importaba para qué había sido utilizado, solo me importaba que estaba abandonado y desprotegido. Si David trataba algo estúpido, lo cual pensé que haría, no quería a más espectadores inocentes en el camino.

Tomé un Uber hacia un área suburbana a unos bloques de distancia. Cuando el Uber se había ido, caminé al almacén. Ya casi eran las nueve. Recorrí el perímetro del almacén, atento de cualquier señal de que David hubiera llegado antes que yo.

Me acerqué a la puerta lateral y saqué una llave de mi bolsillo. Le quité el seguro a las cadenas en la manija de la puerta; el panorama cambió de la ambientación de una noche por la ciudad a una tumba.

El local solo tenía un piso que era un gran espacio abierto. Muy por encima de él, había plataformas elevadas desplegándose por las vigas que conducían desde el almacén hasta la oficina del gerente, la cual era un cubículo de metal suspendido a un extremo.

Un andamiaje de estanterías que había sido abandonado interrumpía el espacio vacío. Cajones y tarimas estaban esparcidos por aquí y por allá, creando escondites. Había llegado con antelación y los había arreglado estratégicamente en caso de que se redujera a un tiroteo.

Ya no quedaba nada más por hacer además de esperar. Le envié la dirección a las nueve y cuarenta y cinco.

Un traqueteo en la puerta frontal me alertó de que ya estaba ahí. Llegó media hora tarde, lo cual fue un intento para ponerme nervioso. La puerta se estremeció repetidamente, pero las cadenas la mantuvieron firmemente cerrada. Afuera estaba oscuro; la única luz era derramada por el alumbrado público de estilo industrial.

—¿Cómo se supone que vamos a hablar si no me dejas entrar? —llamó David desde el otro lado. Probó las tres puertas. Se movió hacia la única puerta sin seguro solo hasta que absolutamente debía hacerlo. Él sabía lo que era un embudo, pero no tuvo elección. Las ventanas estaban demasiado alto.

La puerta lateral se abrió silenciosamente y por ahí entró David Puto King. Me quedé en donde estaba, detrás de un cajón de madera lleno de tarimas. Si él llegaba disparando, no quería ser un blanco fácil.

Aplausos lentos colmaron la habitación resonante.

—Bien hecho —entonó David. Me asomé por las tarimas y vi que la puerta se cerró detrás de él. Estaba solo.

—¿En dónde está Katie? —dije solo lo suficientemente fuerte como para que fuera escuchado.

—Estoy demasiado impresionado por ti, Zander. Completamente inesperado. —Se sacó su teléfono de su bolsillo, iluminando la pared detrás de él. Comenzó a leer.

—«Jódete, David». «Hashtag, jódete David King». «Zander, bastardo brillante». «¡Ve por tu chica!». «Te atraparemos, David». Miles de estos, ¡casi todos diciendo la misma cosa! ¿Cómo se siente tener personas alentándote? ¿Ahora te sientes mejor equipado para enfrentarme?

David tocó en la puerta detrás de él, y se abrió. Por ahí se arrastró Katie. Su rostro estaba rojo y destellando con lágrimas. Había cinta adhesiva envolviendo su cabeza varias veces para cubrir su boca. Sus muñecas habían sido amarradas similarmente. Una banda de cinta adhesiva también mantenía sus tobillos juntos, pero dejaba suficiente espacio como para que pudiera dar pasos pequeños. Un brazo robusto estaba amarrado alrededor de su cuello en tanto un hombre alto y rubio, de cabello extremadamente rizado, la guiaba dentro de la habitación.

—Te dije que no trajeras a tu compañero —hablé, produciendo eco.

—Si no lo quieres aquí, pues ven a matarlo.

No respondí.

—Entonces, Zander, ¿cómo te gustaría proceder? Tú estás dirigiendo el espectáculo —me animó, dándole un vistazo al almacén.

—Mándame a Katie y lárgate.

—Lo siento, pero no tengo la garantía de que no vas a liberar la información de todas formas. Ven aquí y discutiremos nuestros términos.

—Ni coño.

David miró a su compañero, y este usó su brazo libre para darle un puñetazo a Katie por un costado. Ella se quejó tan fuerte como pudo a través de la cinta adhesiva y se tambaleó, pero el hombre rubio la mantuvo de pie desde su cuello.

—Podemos hacer esto toda la noche. —David sonrió con suficiencia.

Me puse de pie. Mi escondite estaba por la izquierda de David, así que caminé en un semicírculo hasta que estaba directamente en la línea de visión de David.

—Acércate más —bufó.

Caminé hacia adelante, quedando a unos metros de distancia.

—Mira cuánto has cambiado. Tu cabello se ve bien. Siempre deberías teñírtelo de oscuro. ¡Ahora eres tan estoico! ¡Confiado! Darte a la fuga te ha cambiado. Supongo que lo único que teníamos que hacer para incrementar tu esfuerzo mínimo requerido era que te dieras a la fuga, ¿no? Entonces quizá nos pudimos haber evitado todo este lío. Pero, de nuevo, todo ha sido demasiado divertido.

—Acabemos con esto —gruñí.

—¿Cuál es tu primera condición?

—Él se va —dije, apuntando al hombre rubio.

—Está bien.

David se encogió de hombros. Antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, se sacó una pistola de mano del bolsillo de su chaqueta y le disparó al rubio en la cabeza. Este colapsó, llevándose a Katie consigo. Katie emitió un chillido ahogado y se desenredó de su cuerpo, arrastrándose hacia atrás por el piso. Retrocedió hasta la pared y se quedó ahí, ojos abiertos de par en par.

David agachó su rostro para observar el cuerpo antes de girarse lentamente hacia mí.

—Mi turno.

Jesucristo. Finalmente me golpeó cuán fuera de mi elemento me encontraba. Podía ser que entendiera a David King, pero nunca, jamás, podría igualar su enfermedad. Se me ocurrió que podría morir esa noche, a pesar de las reglas de David.

—Muéstrame la información. Esa es mi primera condición. Quiero saber, exactamente, qué es lo que vas a distribuir para que considere si vale lo que me estás pidiendo.

Traté de disimular mis manos temblorosas mientras sacaba mi teléfono celular. Fui a los borradores de mi correo en una cuenta descartable, en donde había guardado una copia, y mandé el correo.

—Te lo acabo de enviar. —David sonrió tranquilizadoramente.

Tan rápido como un lagarto, se dio la vuelta y agarró a Katie del suelo. Ella gritó mientras la ponía de pie. Desenfundé mi Ruger SR45 de la pistolera oculta que estaba vistiendo y traté de enfocar el cañón, pero él fue demasiado rápido y tenía a Katie enfrente antes de que pudiera disparar.

—Así que compraste un arma después de todo —dijo con frialdad—. No vi esa parte en tus publicaciones. Relájate, solo me estoy asegurando de que pueda leer en paz.

Mantuvo la pistola en la cabeza de Katie con una mano mientras abría el celular con la otra. Se tomó su tiempo para leer la información en bruto. Su expresión alternó entre asombro y medias sonrisas repetidamente.

—Pues, bueno —comenzó, guardando su teléfono y deslizando su nueva mano libre alrededor del cuello de Katie—. No tenía idea de que había sido tan descuidado. —Sonó todo menos descuidado.

Katie jadeó cuando él apretó su cuello con más fuerza y presionó la boca de su arma contra su sien.

—Movámonos a un lugar más… pequeño —dijo, observando a la caja de la gerencia—. No quiero que huyas cuando las cosas se pongan difíciles. Tú primero, Zandsand —demandó, gesticulando con la cabeza hacia las escaleras a su derecha.

Mantuve mi rostro en David mientras caminaba hacia las escaleras, con mi pistola apuntada en su dirección. Él mantuvo la boca de su arma contra la cabeza de Katie. Katie gimoteaba y me observaba.

En la cima de las escaleras, se encontraba la puerta de la oficina. A la izquierda, había una pasarela gratinada que se dividía en plataformas esparcidas por todo el lugar. Abrí la puerta metálica de la oficina y entré de espaldas. El único inmobiliario en la habitación eran dos mesas pesadas de madera. El resto de la oficina estaba vacío. David empujó a Katie a la habitación —con su brazo aún en su cuello— y cerró la puerta detrás de él. La oficina era lo suficientemente grande como para que todavía estuviéramos a unos metros de distancia del otro.

—¿Sabes? Cuando encontré tus publicaciones, pensé que me había topado con algún tipo de… historia terapéutica que estabas escribiendo. Pero fue mucho mejor. Realmente me has sorprendido. Has madurado y te has reenfocado en tratar de vencerme —Sonrió—. Pero no has cambiado lo suficiente. Lo puedo ver en tu expresión y manos temblorosas. Aún eres tú, Zander. Has cambiado tu exterior, pero aún tienes las mismas motivaciones y debilidades.

Apretó de nuevo su agarre alrededor de Katie.

—Sé que tu siguiente condición para mí es que deje ir a Katie, y por eso me voy a saltar tu turno. Sé que preferirías que ella permanezca bajo mi custodia a que le dispare, así que te sugiero que bajes tu arma.

Me mantuve firme. Quería probar mi suerte, pero al mismo tiempo no me quería arriesgar a que fuera más rápido que yo. Confiaba en mi puntería, pero no en mi velocidad.

—Bájala —repitió. Sostuve mi posición.

En un instante, el arma abandonó su sien, le disparó al suelo y la regresó a su cabeza. Katie sollozó, y el calor del cañón en su piel debió haber dolido.

—¡NO ESTOY BROMEANDO, ZANDER!

Lentamente, coloqué mi arma en el piso y la pateé en su dirección.

—Buena decisión —dijo, sarcástico—. ¿Ya te has dado cuenta de por qué estás aquí?

Mi rostro le contestó. ¿De qué hablaba? Por supuesto que lo sabía.

—Crees que estás aquí para salvar a Katie, pero no es así. Katie ha estado desaparecida por un año, y solo has construido recuerdos de ella. La Katie que conocías está muerta. Pero ni siquiera esa Katie es la razón por la que estás aquí ahora. No, te resignaste en cuanto tu felices por siempre con Katie desde hace mucho. Esta no es una aventura heroica para salvar a la princesa. Esto es un asalto de venganza contra el dragón.

Apreté la mandíbula. Me rehusaba a admitir que tenía razón.

—Esto no se trata de salvarla. Se trata de ser más astuto que yo. Mantener a Katie a salvo solo es una consecuencia —explicó David, ensanchando su sonrisa—. Así que, en ese sentido, tú y yo ahora somos iguales. Se trata de ser más astuto que el otro. Comenzaste simplemente viviendo tu vida, luego progresaste a defenderte a ti mismo, después a proteger a tus seres queridos; ahora has llegado a donde quería que llegaras desde un comienzo, a tratar de arruinarme. Te tomó un par de años, pero lo lograste. Al menos en su mayor parte. Katie aún es una debilidad. Asumiré que lo mismo aplica para las demás personas en tu vida. Tienes debilidades que te anclan. Yo aprendí a deshacerme de las mías.

—¿Como tu propia madre? —repliqué.

—Ella era una carga. No fue personal.

—Eres un puto enfermo.

La puerta detrás de David se abrió ligeramente. Había engrasado esas bisagras por horas, asegurándome de que no hiciera absolutamente ningún ruido.

—Estoy a punto de ponerme mucho peor.

David comenzó a jalar el gatillo, cuando fue embestido por detrás. Katie se resbaló de su agarre mientras él trataba de usar ambas manos para amortiguarse. Su arma se gatilló, pero el disparo colisionó en la pared.

David, de manos y rodillas, alzó la mirada hacia su atacante.

—¿Te acuerdas de mí, PERRA? —se mofó Clark y luego le propinó un puñetazo en arco por un costado de su rostro.

Aceleré hacia adelante y saqué a Katie de la riña. La cargué afuera de la puerta antes de ponerla de pie y cortar la cinta adhesiva de sus manos con mi navaja de bolsillo. No hubo tiempo para retirar las capas en su boca. Ella tenía las pupilas dilatadas.

—¡Corre! —exclamé—. ¡Ve afuera! ¡La policía llegará aquí pronto!

Regresé para ayudar a Clark. Lo sé, no fue un encuentro romántico, pero aún había un psicópata ahí adentro.

David y Clark estaban peleando en el suelo, tirando puños y forcejeando contra el otro. David era más grande y conectó algunos golpes.

Me sumergí, dirigiéndome a mi pistola que estaba justo al lado de la pelea. David me vio y pateó mis piernas como un tentáculo afuera del mar. Me tropecé y empujé la pistola hasta una esquina cuando caí.

David se sacó a Clark de encima súbitamente, prácticamente tirándolo hacia una de las mesas. Lo observé en tanto se puso de pie de un salto y se precipitó hacia su arma.

Había dos pistolas en la habitación, ambas en lados opuestos. Dos de nosotros, y él solo era uno.

Clark rodó desde el escritorio y saltó hacia David mientras este corría a por su arma. Ambos se estrellaron contra la puerta. Trastabillé hacia mi Ruger, la cual estaba afuera de mi alcance por solo unos cuantos metros. Hubo otro choque detrás de mí.

Mis dedos se enroscaron en el arma y me giré contra la pared, apuntando en su dirección. Acababa de darme la vuelta justo a tiempo para ver a David disparándole a Clark.

No hubo vacilación cuando apreté el gatillo. Asestó en su hombro. David rotó para encararme.

Le disparé de nuevo.

Y de nuevo.

Y de nuevo.

Y de nuevo.

Incluso después de que se había recostado contra el metal, deslizándose hacia abajo, seguí disparando solo para estar seguro. Solo para estar seguro de que ese maldito nunca se iba a levantar de nuevo.

Mi arma hizo clic, alertándome que había vaciado el cargador. Diez disparos, y cada uno había impactado en David Puto King.

Exhalé y dejé caer el arma, permitiéndole a mi cabeza que se recostara en el piso. Mi corazón me molía el pecho. Todo mi cuerpo temblaba.

Pero aún no podía descansar.

Tiritando, me puse de pie y me desplacé hacia Clark. Él estaba encogido por la pared, apretando su hombro derecho. Sangre manaba por sus dedos.

—Maldición, me disparó —dijo, claramente conmocionado.

Fue entonces cuando pude escuchar las sirenas de las patrullas.

—Vete de aquí.

—No, voy a…

—¡Estaré BIEN! La policía llegará aquí en cualquier momento para ayudarme. ¡Solo vete! ¡Regresa a estar en fuga! Yo te contactaré cuando sea seguro. ¡Vete! No permitiré que te metas en problemas de nuevo hasta que se aclaren los hechos

Me apresuré hacia la puerta, enfundando la Ruger en mi pantalón mientras me movía.

Me detuve en el marco de la puerta.

—Gracias —dije, viendo a Clark.

Le quité el seguro a las cadenas de la puerta en el extremo opuesto del almacén y me sumergí en la noche. Fui hacia mi escondite preestablecido, agachándome ahí para permanecer oculto. Le envié una orden al servidor en el que había subido mi script e ingresé la contraseña para cancelar la distribución de la información. Pienso entregársela a la policía dentro de poco para limpiar mi nombre.

También comenté «Estoy vivo» en la publicación anterior para avisarle a todos que había sobrevivido. Luego, caí rendido.

Esta mañana estuve pensando con claridad de nuevo, sintiéndome mejor. Las noticias aún no han dicho nada del incidente. He estado pegado a la aplicación de radio en mi teléfono todo el día, e incluso la estoy escuchando en este momento, esperando una actualización acerca de Katie y Clark.

Gracias, NoSleep. Me han ayudado a permanecer positivo estos últimos días y a tender esta trampa. Finalmente está hecho. Me arrepiento de tantas cosas que hice en el pasado y de cómo he reaccionado. Debí haber luchado más agresivamente antes de que se llegara a esto. Estaba demasiado asustado, y realmente no comprendía a David. Pero ahora lo hago. Solo que ahora no importa, porque se ha ido.

De aquí en adelante, continuaré manteniendo un perfil bajo. No planeo cooperar hasta que Hernández me diga que la fiscalía está lista para reconsiderar los cargos.

Hernández está haciendo su mejor esfuerzo en casa para mitigar la evidencia en mi contra en todos esos cargos. El testimonio de Clark acerca de lo que sucedió anoche realmente ayudará a reducir la credibilidad de las acusaciones de David. Encima, los GoPros que instalé alrededor del almacén no estuvieron de más. La confesión de David ante el asesinato de su madre fue un extra que no había anticipado.

En un principio, habíamos pretendido encerrar a David en la oficina de la gerencia para que la policía lo encontrara. Clark había llamado a la policía justo antes de atacarlo. Las circunstancias cambiaron el plan. No sabía que estaba preparado para matar hasta que tenía mi arma apuntada en David King.

Mentí anteriormente cuando Hernández me llegó a visitar en la cárcel; esa es otra parte que ayudará a persuadir al fiscal para que descarte sus cargos en mi contra. Les dije a ustedes que Hernández no quiso hablar de la muerte de Isaac, pero sí lo hizo. Encontraron un archivo de video en la computadora de Isaac del día en el que murió. Se había estado grabando a sí mismo jugando videojuegos para YouTube, cuando hubo una colisión de cubertería de trasfondo. Isaac salió de la habitación para investigar.

David apareció en la habitación empujando a Isaac contra un librero. Lo azotó contra la puerta y estaba encima de él, ahorcándolo, en segundos. El ataque solo duró minutos. David salió caminando, dejando la puerta abierta. La cámara lo observó regresar a la habitación con mi almohada. Sostuvo la almohada sobre el cuerpo de Isaac y lo golpeó repetidamente. Todos los rastros de piel muerta en mi almohada cayeron sobre el cuerpo de Isaac. Encontraron esa evidencia en el cuerpo de Isaac, pero el video probó que yo no lo había matado.

David salió y cerró la puerta detrás de él. Había cometido un error y no había revisado lo que estaba activo en la computadora. Lo único que vio fue el juego.

Hernández y yo habíamos estado en contacto mientras me di a la fuga. Mentí acerca de eso también. Cuando lo había contactado por primera vez, él comenzó a llorar por el teléfono, disculpándose repetidamente. Me dijo que sabía que, cuando menos, iba a permanecer recluido por meses de mi vida mientras el juicio acontecía, incluso si David era acusado más tarde a medida que más evidencia surgiera. Hernández había aceptado el trato de David y demandó que se me diera la mitad de los quince mil dólares que David le había pagado. Como ya saben, David solo me dio dos mil, pero Hernández había esperado que eso me ayudaría a permanecer oculto y a evitar ser capturado hasta que él pudiera retar la evidencia exitosamente.

Me había dicho que, después de mi escape del auto, la policía sospechaba bastante acerca de las circunstancias de mi escape. Había agujeros en la historia, y Hernández se había asegurado de señalárselos a su jefe repetidamente. La capa de pintura de la patrulla raspándose, las barras que separaban los asientos de los policías de los asientos traseros, la ubicación del accidente en relación con la hora en la que se registró el pedido de auxilio… David estaba desesperado por sacarme de la cárcel. Se arriesgó a sobornar a un oficial y dejó gran parte de su plan a la suerte para poder sacarme. David no quería que el juego simplemente acabara. Si yo estaba en la cárcel, habría terminado. Y aún había muchas maneras en las que quería arruinar mi vida.

Su urgencia por rescatarme condujo a errores.

Cuando llegó a visitarme a la prisión, Hernández también me dijo que Jackson había aparecido. Había llegado a casa un par de días después de que fui arrestado, y fue llevado para ser cuestionado. Tenía pruebas y testigos de que se había estado quedando con su familia por unos días. Una vez que le preguntaron por el asalto, contó su historia.

David había tocado la puerta del departamento justo cuando Jackson estaba terminando de empacar para ir de vacaciones. Le dijo a Jackson que era un amigo mío y que me estaba ayudando a mudarme. Jackson lo dejó entrar mientras terminaba de empacar. Estaba caminando hacia la puerta con su maletín cuando David le preguntó si estaría dispuesto a ayudarlo a cargar nuestro televisor. Jackson accedió y lo sacó junto con David. Luego tomó su maleta y se fue, pidiéndole a David que cerrara cuando hubiese acabado. Y mientras que eso resuelve una parte del misterio, no puedo dejar de pensar si David estuvo en mi departamento previamente para instalar el capturador de teclado y la aplicación de rastreo en mi celular.

En cuanto a Clark, su salida deshonrosa fue una fabricación para descolocar a David. Fue mi idea hacerlo desaparecer de mi vida y quitar el blanco de su espalda. Lo hice tanto para protegerlo de la furia de David, como para que pudiera apoyarme detrás del telón. Su mamá sí llegó y pagó su fianza, pero en realidad fue mucho más amable que como la escribí. Estaba preocupada por la situación, como cualquier mamá estaría.

Cuando mensajeé a Clark para contarle mi plan acerca de publicar esta serie, inmediatamente saltó a ayudarme, y sin él aún seguiría observando a David y esperando un buen momento para atacar.

Fue mi idea plantar la información acerca de esconder los datos de su cuenta bancaria en pedazos de papel alrededor de la ciudad. Lo colocamos como una broma, y como una forma para saber si David estaba leyendo esta serie. Queríamos ver si se interesaría en ir a buscarlos. No lo hizo, pero eso probablemente se debió a que aún estaba tratando de huir.

La lectura de cargos de Clark no salió muy bien. Aún está siendo acusado con un delito menor por haber hecho grafiti en la casa de David. Al parecer, David había tomado las fotos en ángulos que me excluían de forma natural. Seguimos tratando de ver cómo resolvemos su problema.

Con Katie, aún estoy pendiente de verla —más allá de ese momento breve mientras confrontaba a David—. Solo han pasado algunos días para todos ustedes a lo largo de esta serie, pero, para todos nosotros, ella ha estado desaparecida por un año. No tengo idea de qué le pudieron haber hecho David o su cómplice durante ese tiempo. No sé cuándo seré capaz de verla de nuevo. Temo por ella. Sé que fue David quien lo hizo, pero me siento responsable. Me pregunto si me culpa. Me pregunto si me odia. Quizá algún día lo sabré.

Lo que David me dijo me ha abatido. He pasado mucho tiempo pensando sobre ello. Me dijo que estaba ahí por él y no por Katie. Que estaba detrás del dragón, no de la princesa. Me he dado cuenta de que tiene razón. He leído algunos de sus comentarios, y estoy de acuerdo con ustedes. No escribí mucho acerca de Katie durante esta serie. Si hubiese sido por Katie, habría escrito más.

David tenía razón. Katie era una consecuencia. Me hace sentir culpable y sucio pensar en ello. Quizá sería para mejor si nunca la volviera a ver. Dudo que ella quiera verme.

Katie, si estás leyendo esto, si alguna vez puedes soportarlo, lo siento. Lo siento tanto.

Una vez más, gracias, NoSleep. Me han ayudado demasiado con su apoyo, aliento y su asistencia inconsciente al crear esta trampa para David. No hubiera podido hacer esto sin ustedes.

Los últimos dos años han sido un infierno. Pero finalmente ha acabado.

Arruinamos a David Puto King.

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La traducción al español (y edición ligera) pertenece a esta página. Fue escrito en inglés por harrison_prince:
https://reddit.com/r/harrisonprince/

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7 comentarios

Esto sería perfecto para que haga su aparición en la muy aclamada serie antológica: «Channel Zero» Podría ser uno de los mejores creepypastas que haya existido. Sinceramente tardé mucho en terminar de leerlo debido a problemas con el internet, pero veo que al final a valido la pena.
No he encontrado huecos o incongruencias en la historia. Todo está muy bien detallado y el movimiento de la historia, al igual que la cronología de los sucesos, es simplemente excelente.
Estoy ansioso por poder leer la segunda temporada de tan original historia.

Pero porque al inicio de la historia dice que ahii no lo encontrara David??
acaso no murio realmente y esta ocultando información como lo hizo en algunas partes de la historia??
acaso el espíritu de David lo persigue, o solo es su conciencia??

Responder a nathania sotoCancelar respuesta

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