Reté a mi mejor amigo a que arruinara mi vida: lo está logrando [7]

¡Hola, NoSleep!

Siento no haberles contestado en la sexta parte a, ni por cerca, la cantidad usual. He estado ocupado. Extremadamente ocupado. Hay tanto que hacer hoy para las preparaciones.

Regresaré a donde me quedé.

Honestamente, no recuerdo mucho de la noche después del accidente vial. Solo tengo destellos de memorias, y no trataré de expresarlas coherentemente aquí. Recuperé la compostura después de que me había sacudido la conmoción con una siesta. Mis facultades superiores retomaron su funcionamiento de inmediato una vez que había ido a un supermercado y comprado una cantidad ligera de comida. El ímpetu del hambre que puede inducir el asombro es extremo.

Había inspeccionado la mochila y encontré exactamente lo que David dijo que tendría: zapatos, un cambio de ropa, dos mil dólares en billetes de cien y veinte, y un manual de viaje Atlas. Aún tengo ese Atlas y lo he utilizado cuando estoy viajando.

Una vez que tenía comida, agua y el inventario de mis pertenencias, podía comenzar a planear y trabajar.

Boté mi ropa de reo en un basurero y pagué un corte de cabello para tratar de alterar mi apariencia. Sí, me lavé la sangre en mi cara y cabello antes de salir.

Cuando me vi en el espejo al acabar, aún me reconocía, así que le pagué al estilista para que también me tiñera el cabello. Sé que hay kits de autoteñido que cuestan mucho menos, pero no tenía ningún lado en donde hacerlo.

Comprendía que no me podía quedar en esa ciudad porque David sabría exactamente en dónde encontrarme. No tenía idea de cuánto duraría esa tregua, así que no tenía ninguna intención de quedarme ahí una noche más. Compré un boleto de bus hacia un estado del país adyacente y llegué solo unas cuantas horas más tarde.

La ciudad que escogí era más grande que de la que provenía. Eso fue intencional, para que pudiera tener anonimidad y una mejor selección de servicios para los desahuciados. Esta ciudad tenía una cocina de sopas que podía utilizar para reducir mis gastos, así como un refugio para indigentes.

Sabía que no podría vivir con mis ya menguantes dos mil dólares, por lo que comencé a ir a la biblioteca para buscar trabajos esporádicos. Tuve que encontrar algo que no hiciera una revisión de antecedentes debido a la persecución que probablemente habían ordenado para mí. Aún no había visto nada en las noticias, pero solo había pasado un día.

Después de una semana de buscar, encontré un trabajo en un local de telemercadeo de mala fama que pagaba en negro. Estarían sorprendidos por cuántos de estos existen. Odiaba el trabajo, pero me mantenía fuera de vista y me producía dinero.

Antes de encontrar un complejo de apartamentos medio vacío y en decadencia en el cual vivir, dormía en un albergue para indigentes. Pude haberme quedado ahí y haber ahorrado mucho, claro, pero odiaba ir ahí y lo evadía tanto como podía cuando llegaba la hora de dormir. El dinero que empleaba en el departamento fue bien gastado.

Tenía la fachada de una vida establecida y ahora podría realizar mis labores verdaderas.

Había ido al centro comercial y había comprado el Android prepago más barato que tenían, y me suscribí a un plan mensual que me daba datos ilimitados, al igual que mensajes y llamadas de texto. Acomodé una manera para pagar en efectivo y debía recargarlo cada mes, pero no era un plan caro. Y necesitaba internet cuando la biblioteca había cerrado.

Durante las mañanas, pasaba mi tiempo en la biblioteca con una laptop barata que había comprado, realizando más investigaciones similares a lo que había hecho en el estacionamiento de Walmart. También pasaba bastante tiempo ejercitándome y tratando de hacerme más fuerte. Antes de que tuviera un apartamento, pagaba una membresía de gimnasio y me bañaba ahí en vez del albergue. Decidí mantener la membresía, y usaba sus máquinas para lograr un entrenamiento más efectivo.

El plan en ese momento había sido permanecer con vida y lejos de David y de los policías. Permanecía adentro durante el día desde que las noticas de mi escape se popularizaron en el otro estado. La policía finalmente había admitido que necesitaba ayuda para encontrarme e hicieron pública su petición de información. Enlistaron los crímenes de los que se me acusaba, así como una solicitud para cuestionarme en cuanto a los dos policías muertos. Transcribí cada detalle de la investigación, aunque nada de ello terminó siendo útil —aparte del conocimiento de trasfondo—. Me mantuve pendiente de las actualizaciones esporádicas para que pudiera permanecer tan alejado de los policías como fuera posible.

Durante los seis meses siguientes, me quedé en esa ciudad.

En ese tiempo, aprendí mucho. Vivir con un presupuesto diminuto, hacer reparaciones hogareñas cuando mi casero no arreglaba algo, esconderme cuando sospechaba que estaba siendo seguido y navegar las calles por la noche se convirtieron en una segunda naturaleza para mí.

También continué estudiando redes y computadoras. No soy, de ninguna forma, algún tipo de profesional titulado. Aprendí al decidir qué era lo que quería asimilar, y luego al practicarlo una y otra vez.

Un día, estaba en la biblioteca cuando se publicó la noticia en línea. David Puto King era un sospechoso del asesinato de los dos policías. Me sentí extasiado y no podía creer mi suerte. David King finalmente cometió un error que pagó caro. El artículo no especificaba por qué la policía sospechaba de él, pero no me importaba. David iba a recibir lo que se merecía.

Pasó un mes aún sin noticias sobre si David fue capturado o no. Me encontraba tentado de llamar a Hernández y preguntarle lo que sabía, pero no lo hice. Desarrollé mucho autocontrol y evaluación de riesgos durante esos siete meses. El análisis de riesgos estaba incorporado en mis decisiones diarias.

Después de revisar en caso de más noticias de David por la tercera vez en una semana, decidí que ya no sería un espectador anticipando que David fuese capturado.

Decidí que empezaría a cazar activamente a David.

Dado que sabía que él era bueno con las computadoras, el internet fue el mejor lugar para comenzar a rastrearlo. Busqué cientos de foros, empleando una lista de palabras clave que pensé que David publicaría o indagaría. No incluiré esa lista aquí.

En solo un par de semanas, encontré una de sus cuentas en StackExchange. Tomé nota de todo lo que había comentado, así como de la actividad de su cuenta. Afortunadamente, había mantenido la misma cuenta por muchos años. Claro, era un seudónimo, pero lo estuvo conservando. Aún usa la cuenta en la actualidad, de hecho. Acabo de revisar. Accedió hace siete horas desde que escribí esto.

Una vez que encontré la primera cuenta, poseía pistas para muchas más. Reveló información accidentalmente que yo podía usar para localizar sus demás cuentas. Publicaciones como «hice esta pregunta en otro foro y no obtuve respuesta, así que ahora la pregunto acá» enlazaban dos cuentas y me apuntaban a otra mina de oro de información más para mi estudio.

Pasé semanas recopilando seudónimos, registros de publicaciones y las direcciones IP que había utilizado; cualquier cosa que pudiera encontrar con las herramientas a mi disposición. Algunos seudónimos los usó más de una vez, y otros los creó con nombres descartables.

La investigación me brindó una perspectiva invaluable de la forma en la que David piensa, habla y actúa. Llegué a conocerlo a un nivel que nunca hubiese esperado que alcanzaría cuando solo era su amigo en la secundaria. Hizo que mi odio por él creciera, no que decayera.

Tampoco solo revisé la web ordinaria. Algunas personas aseguran que la Deep web es un lugar terrible en donde puedes resultar asesinado si das un paso en falso, pero no es así si no actúas a lo pendejo. Instalé Tor y comencé a hacer la misma extracción de datos ahora en la web profunda. Los resultados fueron fantásticos. Encontré catálogos de información. Fui capaz de identificar muchas de sus identidades falsas y luego las mapeé con los perfiles falsos que había creado en las redes sociales para cuando necesitase una tapadera.

Y todo esto porque insistía en usar los mismos nombres de usuario una y otra vez. ¿Por qué hizo eso? Porque quería que las personas supieran quién era cuando interactuaran con él, y que lo respetaran.

Debilidad.

Un día, solo por diversión, le mandé un mensaje a una de sus cuentas usando mi identidad real. Hice que mi correo fuera visible a propósito. Él lo necesitaría.

El correo spam comenzó casi instantáneamente después de eso. Esa respuesta fue tan infantil e impetuosa que me la pasé sonriendo el día entero. Sabía que podía provocarlo.

Traté de llamar al instituto psiquiátrico en donde debería de estar el historial de David. Si tenía suerte, podría poner mis manos en otra copia de su evaluación y estudiarla con nuevos ojos. Sin embargo, no tuve tal suerte. David los había llamado y les dijo que no le enviaran copias a nadie porque era la víctima actual de fraude. Cuán irónico.

Fui capaz de aprovechar las cuentas que más utilizaba para rastrear su ubicación. A veces utilizaba un VPN, y a veces no. Recientemente —la semana pasada, de hecho—, se mudó a una ciudad cercana. Parecía estar siguiendo sus propias instrucciones que le dio a su compañero sobre mudarse después de un par de días. Estaba saltando de ciudad en ciudad, pero sin cruzar el país entero cada vez que se desplazaba. Estaba dejando un rastro serpentino a través del país.

Fui a la ciudad a la que se había mudado y recorrí las calles por horas, esperando poder darle un vistazo. Fue sencillamente mi suerte que estuviera entrando a un supermercado justo cuando yo estaba saliendo de ahí. No me notó, pero lo seguí hasta donde se estaba hospedando. Por un par de días, al menos, supe en dónde se encontraba.

Los días siguientes los invertí en vigilancia. Lo observé día y noche, siguiéndolo a todas partes. Pero no vi ningún rastro de que Katie estuviese con él, lo cual tuvo sentido. Su compañero solo llegó a visitarlo una vez. Se quedó por apenas diez minutos, antes de irse en un auto en el que no lo había visto llegar. Eché a perder mi oportunidad de seguirlo dado que no tenía un auto propio.

Cuando David se mudó, lo seguí. Dormí en las calles de nuevo, indispuesto a perderlo de vista. Lo seguí de un lado a otro y aprendí demasiado acerca de sus rutinas y hábitos. Había aprendido tanto acerca de mi enemigo y de mi némesis, que finalmente estaba listo para confrontarlo por última vez.

Y ahora, lectores, llegamos al meollo de la historia. Este es el punto focal al que esta serie completa ha conducido.

Hola, David King.

Sé que estás leyendo esto. Observo que lo revisas durante tu rutina de café por las mañanas en Starbucks. Te tomó unos días encontrarlo, pero sabía que la encontrarías si contaba la historia hasta el final y amasaba suficiente popularidad. Mientras más personas se interesaron, más probable era que la notaras.

Y ahora estás aquí.

Me encuentro sentado afuera, pendiente de ver tu expresión cuando llegues a esta parte. Este es el punto culminante de la serie. Lo escribí todo para este momento.

Has leído cada comentario. Te he visto bajando por la sección y abriendo subcomentarios para ver lo que dicen. Estás muy interesado en lo que todos tienen que decir. Y la única cosa que puedes concluir por los comentarios es esta: TODOS AQUÍ TE ODIAN.

Todos. Y cada. Uno.

Ahora miles de personas te odian. Muchos de ellos me han ofrecido tiempo, talento e ingenio canalizados hacia tu destrucción absoluta. He rechazado su ayuda hasta ahora.

Quiero que me regreses a Katie.

Toda mi persecución no me ha dicho lo que realmente importa: en dónde se encuentra. Así que estoy utilizando esta publicación para contactarte. O me regresas a Katie, o le distribuyo todo acerca de ti a todas estas personas que te odian. Conozco seudónimos, direcciones, números telefónicos, comentarios que confiesan actividad ilegal, números del seguro social, licencias para conducir, pasaportes, nombres de cuentas en línea, todo. La policía también lo tendrá.

Te he estado rastreando por tanto tiempo, David.

¿Esas primeras líneas en cada una de mis publicaciones? ¿En las que decía, por ejemplo, que casi me habías descubierto? Eran mentiras. Te he estado observando desde la distancia durante la totalidad de la publicación de estas historias.

Ahora mismo, mientras estoy a punto de presionar el botón de publicado, acabas de comprar un emparedado en Jimmy John’s. El sándwich de albóndiga. Actualmente, es sábado, 2 de julio, 7:32 p.m. Ahí está tu prueba de que estoy cerca.

¿Ya estás convencido?

Lleva a Katie a Welles Park a las diez de esta noche y deshazte de tu compañero.

Si no apareces, distribuiré toda la información que tengo, y dedicaré el resto de mi vida a actualizar esa información y proporcionársela a cualquiera aquí que quiera hacer algo al respecto.

He instaurado una distribución programa de la información. Será publicaba automáticamente por medio de mensaje privado a todas las miles de personas que han comentado en estas publicaciones. Y se esparcirá mucho más.

La distribución programada sucederá a las tres de la madrugada de esta noche, a menos que esté aquí para detenerlo.

Para todos los demás leyendo esto, subiré otra publicación en al menos cuarenta y ocho horas. Me daré ese tiempo de reserva para responder en caso de que David intente algo estúpido. Si no escribo una actualización, y la información es liberada, sabrán lo que pasó.

Todos me han preguntado qué es lo que pueden hacer para ayudarme. Si reciben la información, hagan lo que deban hacer.

Nos veremos pronto, David.

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La traducción al español (y edición ligera) pertenece a esta página. Fue escrito en inglés por harrison_prince:
https://reddit.com/r/harrisonprince/

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