Mientras agonizo IV

…Vi los primeros rayos de sol asomándose por el horizonte, pintando el cielo de un tenue color rosáceo, busqué a Jared con la mirada, era hora.

Habíamos  pasado toda la noche haciendo esto, lo mejor  que pudimos. Justo en el centro del jardín trasero de la casa, se alzaba una pila de maderos, dispuestos de la manera más alineada posible. Tomamos el cuerpo de Némesis, y entre ambos logramos subirlo a éste  montículo fúnebre. Las sábanas manchadas de rojo dejaban ver su silueta, quise llorar, pero no me quedaban más lágrimas. Toqué un momento su pecho, casi esperaba sentir sus latidos, pero ya no había nada ahí, todo permaneció quieto, frío. Retiré mi mano y me aparté un par de pasos. Jared se acercó a mí y tomó fuertemente mi mano.

-¿Lista? –Me dijo con un dulce tono de voz, como si le preguntase a una niña pequeña si quiere subirse de nuevo al carrusel. Solo asentí una vez con la cabeza, no podía mirarlo a los ojos. –Hay actos heroicos –Comenzó Jared. –Que dejan sin palabras. Tú fuiste un héroe, y de los más grandes. Hoy te despedimos, con dolor en nuestro corazón, y silencio en nuestros labios. Buen viaje, Némesis. Te extrañaremos. –Se adelantó un paso, sacó un encendedor de su bolsillo y encendió un minúsculo fuego en la parte más baja del montículo. Unos momentos después, grandes llamaradas se alzaban hacia el cielo, esparciendo cenizas por todo el lugar, me obligué a observar fijamente, en mi mente solo flotaban imágenes del pasado. Los juegos, los consejos, su rostro sonriente, siempre protector. Me senté despacio en el pasto, sin soltar la mano de Jared, quién se sentó a mi lado. Unos momentos después, llegó Andrew, enjugando sus lágrimas, sentándose también, tomó mi mano.

El calor que el enorme fuego irradiaba era inmenso, pero no compensaba para nada el frío que sentía en mi interior. El tiempo siguió su curso. Poco a poco el tamaño de la pila frente a nosotros aminoraba. Sentía miradas detrás de nosotros. Los recién llegados, los intrusos, los desalmados que trajeron muerte a un lugar en el que ya había demasiada. Ellos también tuvieron pérdidas, lo sabía, pero ninguna como la nuestra, o al menos eso era lo que mi furia quería hacerme creer.

Me acurruqué en los brazos de Jared, el cansancio comenzaba a pasarme factura, pero no quería dormir, tenía miedo de lo que vería si cerraba los ojos. Vi fijamente al cielo, observé las nubes que lentamente se reunían sobre nosotros, ganándole en rapidez al sol, evitando que sus rayos llegaran a nosotros, dejé mi mente viajar al pasado, me permití recordar los tiempos en los que recién comenzaba a sentir el dolor. No sabía porque hacía esto. ¿Será que un pellizco te distrae de una mordida? Podría ser.

 

-Los monstruos no existen, hermanita –Le dije mientras subía las mantas hasta su barbilla, sus enormes ojos verdes me veían, llorosos en la tenue luz de la lámpara de escritorio.

-Pero si existen, Sam. Hay uno bajo la cama.

– Y uno en el armario, ¿No? –Le dije sonriéndole, ella subió las mantas hasta el borde de sus ojos, dando un respingo e inhalando de golpe. –Daphne, tranquila. Mira –Me levanté y abrí la puerta del armario, encendí el bombillo que pendía tambaleante de un cable, el cual me cegó por un momento, voltee a verla -¿Ves que aquí no hay monstruos, cariño? –Tomé una gran lámpara de mano del estante superior y vi si encendía; Lo hizo a la primera. –Ahora –Me dirigí hacia su cama, levanté el edredón que arrastraba ligeramente sobre el piso y apunté la luz hacia el fondo, la parte más oscura. –Daphne, ven. Quiero que veas con tus propios ojos que aquí no hay nada.

-No quiero. –Escuché la réplica asustada y algo sofocada – Tengo miedo, Sam. –Me levanté del piso y la vi fijamente, o al menos los mechones rubios que sobresalían de entre las mantas temblorosas.

-A ver, linda. Dime una cosa –Retiré los cobertores de su rostro. -¿Confías en mi? –Ella me dio una rara mirada, como si se cuestionara algo importante.

-¡Claro que sí, Sam! –Me observó con una mirada de reproche, que me hizo reír un poco.

-Bien, entonces escucha atentamente lo que te voy a decir –Le ofrecí mi mano y esperé a que la tomara. –Daphne, yo te prometo que no hay nada en este mundo a lo que le puedas temer. Porque no hay absolutamente nada a lo que no me  enfrentaría, para defenderte, preciosa. –Vi sus ojos humedecerse lentamente.

-Es fácil para ti decir esas cosas, tú ya eres grande, no le temes a nada. –Me dijo con su tintineante voz tambaleando en los finales.

-No, no le temo a nada. –Asentí con la cabeza y me forcé a sonreír, tenía que ser convincente, con esa  pequeña mentira.

-Eso es porque eres vieja –Soltó una ligera carcajada.

-17 años no son demasiados.

-Pero son más que 9.

Hubo un ligero momento de silencio, la vi, ella y mi madre eran todo o que yo tenía y la había prometido a mi padre cuidarlas. Habría dado mi propia vida por ellas, de ser necesario.

-Bueno, vamos a terminar esto, que mañana hay que levantarse temprano, pequeña. –Tomé de nuevo la lámpara  y me puse de rodillas sobre el suelo, apuntando hacia la oscuridad. –Ven a ver, aquí está  completamente vacío. –Vi como su cabecita sobresalía del borde de la cama. –Y algo sucio –reí mientras ella se colgaba de cabeza sobre la cama, con los ojos entrecerrados, como si aún tuviera miedo de encontrarse con algo allí debajo. – ¿Ves que no hay nada? –Hice una pausa- Bueno, hay calcetines, ¿Le temes a los calcetines? –La vi con mis ojos muy abiertos, fingiendo sorpresa.

-¡Claro que no!

-Entonces, no hay nada a que tenerle miedo –Sonreí. –Caso cerrado, a dormir, princesa. –Me puse de pié y esperé a que ella se acurrucara de nuevo, la envolví firmemente y le sonreí. Tomé la lámpara y la puse de nuevo en el armario, apagué el bombillo y cerré cuidadosamente la puerta. Me dirigí hacia su cama. –Duerme bien, descansa, y no temas –Besé su mejilla y me alejé, cerrando la puerta detrás de mí.

Camino a mi habitación, pasé frente a la puerta entreabierta de mi madre, escuché sus sollozos ahogados por la almohada. No quería que Daphne la escuchara, cerré silenciosamente su puerta, y seguí mi camino a mi cuarto.

Había sido un día muy largo, el funeral había sido abrumador. Estaba bastante perturbada, mi viejo ya no estaba, mi familia partida y destrozada yacía en pedazos sobre el suelo, sin su núcleo y mi alma no se había dignado a derramar una sola lágrima, a pesar de que sentía que mi mundo dividido se  venía abajo con cada respiración mis ojos permanecieron secos. Tal vez ahora que estaba sola, podía despedazarme a mis anchas. Me recosté en la cama y me aovillé, cubriéndome por completo con las sábanas. “Te prometo que no hay nada en este mundo a lo que le puedas temer. Porque no hay absolutamente nada a lo que no me  enfrentaría, para defenderte.” Mis propias palabras daban vuelta en mi cabeza, y entonces las lágrimas comenzaron a surgir, dejé que la oscuridad y el silencio lentamente me tomaran entre sus brazos, y me deslicé despacio hacia la indolora inconciencia que tanto había anhelado. “No prometas lo que no vas a cumplir.” Me  dije a mi misma. Éste no era el momento, quería dormir. Comencé a sentir ese ligero sopor, el desprendimiento pegajoso de la conciencia dando paso al inconsciente, la pequeña transición, me confundía, me agradaba. Escuché una risa rasposa y profunda, y sentí un par de frías manos sostener mis mejillas en medio de la oscuridad. “¿Revisaste debajo de tu cama?”. Y caí en un profundo pozo de sueños dolorosos, que el tiempo me ayudó a olvidar.

 

Sentí las primeras gotas de lluvia caer sobre mi rostro. Era difícil saber cuánto tiempo habíamos pasado ahí. Frente a nosotros, una pila humeante de cenizas comenzaba a humedecerse, el cielo lloraba sobre nosotros, haciendo un retrato perfecto de mi alma.

Me levanté despacio, un poco entumecida, le dirigí una mirada a Andrew, una más a Jared, y emprendí mi camino hacia la casa, necesitaba asearme y dormir, si mis sueños iban a atacarme, que lo hicieran de una vez. Entré por la puerta de la cocina, miré con sorpresa los platos en el lavavajillas, las sillas acomodadas de cualquier manera alrededor de la mesa, el lugar se notaba extrañamente vivo, se notaba el paso reciente de personas por ahí. Seguí mi camino, y pasé por el pasillo que daba al gran Hall, sólo esperando poder subir las escaleras y destrozarme en soledad, estaba fría hasta los huesos, sólo mis manos se sentían cálidas. Pensé en Jared por un segundo, algo en mi interior se removió, como un ligero vuelco en mi corazón. Será que estaba…

Sentí sus miradas repentinamente sobre mí, y un momento después se levantaron de sus lugares, cerrándose a mí alrededor, me sentía acorralada. Todos hablaban, no entendía nada, atrapaba frases al azar, parecía que me agradecían al borde del llanto. Quería taparme los oídos y tararear, no quería escucharlos más. Una parte de mi –Mi parte menos noble– Aún los culpaba por lo que acababa de pasar, aunque sabía que ellos eran inocentes. Levanté mis manos a la altura de mi cabeza, apretando los ojos, todos callaron a la vez. Escuché los pasos de alguien que se aproximaba detrás de mí, y posó sus manos suavemente sobre mis hombros.

-Éste no es el mejor momento. Creo que podrían esperar –Abrí los ojos y observé como todos se veían entre sí, y se retiraban lentamente en silencio.

-Gracias –Susurré.

-Vamos –Jared bajó sus manos de mis hombros posándolas sobre mi cintura, y avanzó a mi lado hacia las escaleras. Al llegar a la base de éstas, se detuvo. –Ve, descansa, te necesito bien –Volteé y vi sus ojos, llenos de tristeza, de luto, y una tenue sonrisa en sus labios, tratando de animarme, vi a Andrew pasar por el pasillo, dirigiéndose hacia los nuevos, me dirigió un asentimiento con la cabeza, quise sonreírle, pero no me sentí capaz, solo aparté la mirada, abracé a Jared sobre los hombros y sentí como puso sus manos sobre mi espalda, apretando ligeramente; era ese tipo de abrazo que dice “Lo siento” por todas partes. Me di la vuelta y subí las escaleras, despacio, sintiendo como el cansancio ganaba lugar poco a poco.

Veía el agua sucia corriendo por el blanco azulejo. Despacio mis manos y mi rostro volvían a ser blancos, el agua caliente me relajaba, pero no apartaba de mí los pensamientos. Hace sólo unas cuantas horas, estábamos todos juntos, era tan feliz en este mundo perdido, lleno de desgracias y soledad. Tenía todo lo que necesitaba, y a todos. Y ahora había un hueco.

Me vestí con la ropa más cómoda y suave que tenía, me recosté con el cabello húmedo, me preparaba mentalmente para todos los posibles escenarios que mi subconsciente había  preparado para mí, como siempre en una versión súper realista y clara. Cerré los ojos.

Para mi sorpresa, desperté, muchas horas después, muriendo de sed y sin haber tenido un solo sueño. Salí despacio de la cama y fui hacia una ventana, aparté las cortinas y vi que afuera estaba oscureciendo. Había dormido todo el día. Después de asearme y vestirme, bajé las escaleras, me sentía descansada y relajada, pero algo entumecida… Los acontecimientos recientes me parecían atenuados, como si los viese a través de una ventana, u ocultos detrás de la niebla, el dolor en cambio, parecía haberse acrecentado. Al llegar a la sala, vi a seis personas reunidas en la sala, con toda la gama de emociones en sus rostros; fijé mi mirada en  Jared, que les hablaba a todos sin parar, al parecer las visitas traían  consigo nueva información.

-¿Cuántas personas vienen hacia acá? –Le preguntaba Jared a uno de los chicos nuevos, alto y pálido, de cabello oscuro-

-No podemos saberlo, muchos los han visto, armados y organizados… No somos los únicos que quieren sobrevivir, y al parecer ustedes tienen todas las posibilidades –Se detuvo un segundo y miró a su alrededor  percatándose de mi presencia, lo vi un segundo y agaché la mirada, apreté mis brazos alrededor de mi cintura, bajo mi pecho y caminé –casi corrí- hacia la cocina, no me detuve a esperar impresiones. Tomé un vaso y lo llené con agua, agudizando lo más que podía mí oído, lo que había captado me interesaba por sobremanera, venía más gente hacia acá… Más sobrevivientes… Casi no podía creerlo.

-¿Y por qué no se unieron a ustedes? –La voz de Jared llegaba atenuada desde la sala.

-Por que grupos grandes atraen más a las bestias –Respingué, recordé a mi Daphne… “Bestias”…

-Ustedes eran ocho

-No, éramos los cinco que ves, los otros tres venían tras de nosotros, habían sido descuidados, fueron ellos quienes atrajeron a todos los muertos.

-Me parecía muy extraño que no tuvieran mayor reacción a su muerte.

-No los conocíamos.  –“No los conocíamos” ¿Es ése motivo para no sentir la perdida de una vida humana, quedando tan pocos de nosotros? Dejé mi vaso sobre la mesa, y avancé lentamente hacia la puerta, entrelacé mis manos, se sentían frías… Al salir todos dirigieron sus miradas hacia mí, me sentí de nuevo acorralada. Al menos esta vez no corrieron hacia mi. Jared siguió la mirada de todos y se levantó, caminó a mi lado me abrazó sobre los hombros, me dio un ligero beso en la comisura de los labios, tomo mis manos y me llevó despacio al centro de la sala, colocándome a su lado, sin soltar mis manos. Sentía mis mejillas sonrojadas, y mi corazón latía más rápido; no comprendía del todo que pasaba conmigo. Guardé silencio.

-Ella es Samantha. Sam, para usos prácticos –Dijo Andrew que estaba parado casualmente al lado de la chimenea, sonriéndome.

-Mucho gusto, Sam, ellos son Demian –Señaló al hombre que había estado luchando a su lado contra aquel pequeño grupo de zombis, era rubio, de ojos castaños, tenía una complexión fuerte y una postura pacífica, la espesa barba oscura contrastaba con su piel. –Lucy –Señaló a una chica que estaba sentada en uno de los sillones, con las piernas y los brazos cruzados, veía hacia todos lados con un par de enormes ojos negros, que hacían juego con su piel olivácea. –Billy –Señaló a un lado de la chimenea, era un adolescente, casi un niño, no tendría más de 15 años, observaba ávidamente nuestras armas, con un brillo frenético en los ojos. –Rose –Observé a la chica sentada al lado de Lucy, tenía piernas y brazos bien unidos al cuerpo, y no dejaba de mirar sus manos, apenas y me dirigió una mirada cuando la mencionaron, parecía nerviosa, o avergonzada. Me percaté de su vestimenta completamente negra, y de su maquillaje algo extravagante “¿Quién tiene tiempo (O ganas) De maquillarse en una situación como ésta?” pensé. Era muy pálida, la más pálida de todos los presentes, y sus enormes ojos azules la hacían ver preciosa, vi cómo observó por más de un segundo a Jared, me tensé ligeramente. –Y yo soy Alexel, mucho gusto –Dijo el chico parado frente a mí.

-Mucho gusto –Estiré la mano derecha hacia él, mientras sostenía la de Jared en la izquierda, nos dimos un ligero apretón, y regresé mi mano bajo la de Jared.

-Les agradecemos mucho su ayuda, y el que nos permitan quedarnos –Pronunciaba éstas palabras despacio y forzosamente, como si no estuviese acostumbrado a agradecer –Les seremos de toda la ayuda posible, en el presente y cuando lleguen los otros –“Los otros” La idea retumbó en mi cabeza, había más personas allá afuera, viniendo hacia acá. Vida en el valle de la sombra de muerte… Y aunque ande en valle de sombre de muerte no temeré mal alguno, porque sólo tu señor me haces sentir confiado. Confianza en el desastre, en la pérdida, en la nada. Sabía quién era mi Dios, sus manos eran tibias.

-No hay nada que agradecer –Le dije mientras forzosamente sonreía –Ésta es su casa. Creen que podamos arreglar casas aledañas, para las personas que lleguen después.

-Claro –Dijo Jared, notoriamente emocionado, comenzó a hablar de sistemas eléctricos, de talleres de reparación, de equipos de búsqueda. Yo sólo lo escuchaba, y me perdía en su mirada a veces comprendía lo que decía, a veces no, al final sólo me acurruqué en sus brazos, mientras todos seguían hablando entre sí.

Tuvimos una cena larga, amena, llena de vida, de risas y de planes.

Una semana después de la llegada de éste  grupo, comenzaron a  llegar más personas. Parejas, grupos pequeños y, para ésta situación, enormes grupos de hasta diez personas. En menos de 3 semanas ya éramos mas de 200 personas. 200 sobrevivientes. Avanzábamos rápido como comunidad, en sólo un par de días habíamos reparado las centrales eléctricas y provisto a la ciudad de agua potable, estábamos en proceso de restablecer las comunicaciones. Entre nosotros había arquitectos, ingenieros, un par de militares y policías, doctores y enfermeras, e incluso un par de sobrevivientes del accidente principal, los que estuvieron en el núcleo de la infección.

-Todos los inmunes al virus inicial, tienen un 50% de probabilidad de ser inmunes a las mordidas –Le decía un hombre moreno a Alexel y a Jared, en un tono profundo, serio.

-¿Y cómo podemos saber quiénes son inmunes a las mordidas?

-Todos los que estamos en esta comunidad somos potencialmente inmunes, los que estamos aquí fuimos inmunes al virus inicial… Aunque la respuesta directa a su pregunta es que no hay forma de saberlo, si no hasta que la persona es mordida. Si no se es inmune, los cambios comienzan a ser visibles poco después de tres minutos del contacto infeccioso. También, como creo que se habrán dado cuenta, las personas que fueron infectadas mueren después de un tiempo, pero esto pasa con aquellos que fueron infectados por mordedura, los infectados con la cepa original, no mueren… Jamás. –Sentí como Jared se tensó, y me medio ocultó detrás de su cuerpo, en un gesto protector. Vi a mi alrededor, vi a los pocos niños que había con nosotros, a las mujeres embarazadas, tanta vida potencial, tanto tiempo…

-Se trabajaba en un antídoto –Dijo el hombre moreno viendo hacia el cielo –En el núcleo mismo de la organización. Según lo que escuché, estaba casi listo para su administración a humanos, había mostrado excelentes resultados en las pruebas…

-En dónde se encuentra ésa organización –Preguntó Jared, emocionado. De alguna manera veía una luz al final del camino.

-No está muy lejos de aquí –Respondió el hombre, cerrando los ojos al dar un rayo de sol en su rostro, parecía disfrutarlo. –A un par de días caminando.

-¿Podrías llevarnos hasta ahí? –El hombre abrió los ojos de repente, su cabello negro con unos cuantos mechones canosos onduló ente la brisa fresca.

-Ése lugar está lleno de peligro, hay cientos de enfermedades almacenadas en pequeñas y mortíferas botellitas que podrían matar a los pocos que quedamos, con sólo un descuido, y no creo que sea necesario hablarte de las personas que quedaron atrapadas en la emergencia… Te aseguro que siguen ahí, esperando.

-Hemos tratado con ellos antes –Dijo Alexel mostrando una arrogante sonrisa.

-Todos lo hemos hecho, pero te estoy hablando de cientos, tal vez miles encerrados en un mismo lugar… Abrir las puertas de ése edificio será como abrir las puertas del infierno…

Sus palabras quedaron flotando entre nosotros, era casi como si ocupasen su propio lugar físicamente, el ambiente soleado y brillante que reinaba a nuestro alrededor, se ensombreció, a pesar de que en el cielo de  un fuerte color azul no se asomaba ni una sola nube. Eran nuestras esperanzas de sobrevivir a éste mundo las que, al verse opacadas, nublaban nuestra visión. Todos  nos vimos entre nosotros, casi pude ver las palabras en la mirada  de Jared “Rendirse o luchar”… 

Creación propia.

Lilith Filth

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21 comentarios

Perdona mi memoria, amor 🙁

-Deshabilitando Modo Novio…
-Habilitando Modo critico..

A ver.
Ésta es la parte más tenue de todas las que llevas hasta ahora. es la calma antes de la tormenta.
Me gusta cómo has ido madurando cada vez más con esto de los relatos. Sabes usar mejor las palabras, bueno, siempre sabes cómo hacerlo, pero te pones hasta minuciosa.
Buena descripción, buen ritmo, curioso, que se calma cuando tiene que calmarse, y entrelaza las cosas como se debe.
Eso si, el relato o la historia en si va perdiendo fuerza. No digo que esté mal, al contrario, lo tomé como un respiro después de 4 partes progresivamente violentas y emocionantes. Pero cuidado con eso, que la historia no pierda su identidad, ni su fuerza.
Me encanta cómo detallas todo, sólida cómo siempre, separando momentos de momentos, e incluso, no tan compleja cómo antes, presentándonos un relato mpas amigable.
Calma antes de la tormenta, un hiato antes de el punto más alto. Espero que esta catapulta que preparaste, queriendo o no, nos lleve a una conclusión (o a una posible penúltima parte) totalmente fuera de control
Felicitaciones.

-Activando modo novio…

Eres la mejor del mundo, me has superado por completo. Me retiro de la escritura, carajo ><
xD
Sigue asi mi amor 😉

Gracias por la opiniones en modo crítico, me ayudan mucho u.u… en cuanto a las opiniones en modo novio… No te he superado, y jamás va a pasar, acostúmbrate amado mío xD Serás mejor que yo por los siglos de los siglos; y mucha gente en ésa página estará de acuerdo conmigo. Eres el mejor *-*

Déjame decirte que él redacta de una manera excelente, y sostengo lo que he dicho, es el mejor. Quiero ver a alguien superarlo, no sólo en la forma de redactar, si no en las ideas, la manera en la que las desarrolla y sus descripciones. Es un escritor completo y maravilloso, le duela a quien le duela.

http://creepypastas.com/mientras-agonizo-i.html

http://creepypastas.com/mientras-agonizo-ii.html

http://creepypastas.com/mientras-agonizo-iii.html

La primera es popis, no confíen en los comentarios exageradamente amables, sobre todo en el de José. La segunda está medio buena; la tercera es buena. Esta cuarta parte mutila todo el trabajo que las dos anteriores hicieron por reponer la historia, aunque parece preparar el terreno para lo que quizá será un no tan creativo final, pero sí lleno de acción. Y si llegaron hasta la tercera parte, saben que la muchacha no es nada mala en el género.

Recomendada <3.

Eso sí, son largas como mi pito /:

Por cierto, mujer, como que Andrew está perdiendo protagonismo, ¿no? :foreveralone:

Largas como tu pito… LOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL… Me recomienda, que hermoso *-*… Pues si, un poco fíjate e_e Prometo que volverá anotarse en la ultima parte <3

Si el otro que te puse no hubiera sido mandado a moderación de seguro lo habrías cambiado por un «Soy gay». Te la iba a publicar antes de que me trastearas lo que dije, pero la página se puso rara y ya no me dejó entrar, y me fui a ver Grey’s Anatomy u_u

this shit is amazing!!!! al ptincipio hasta la mitad me dije a mi mismo ya vali pepes este capitulo se va a dramon y bueno fue asi, pero me gusto o para mi rescato el capitulo al final de este, esperando los ultimos capitulos q se vienen geniales, a diferencia de otros este tipo de lectura es grande, pero a la mayoria de la gente le confunde por lo q habia comentado antes en la segunda o tercera parte, la forma en q entrelazas memorias, presente y sueños, en fin este relato me gusta mas tanto por su forma como su historia, solo espero q al menos digas como se inicio la infeccion y no como todas las peliculas de zombies q no dicen como se inicia excepto resident evil, sigue asi y a tener paciencia para la proxima entrega, saludos y animo con la historia

Seguí!! Yo no te tengo ninguna critica, me encanta como escribís, es hermoso, lagrimee un poco cuando Némesis murió. Ojala pronto pueda leer la 5ta parte. Seguí asi, gracias por el aporte. Sobra decir que sos una gran escritora, me atrevería a decir que la mejor que conozco.

Está increible, me encanta, no causa terror pero te atrapa. Muy buena redacción. Es una lastima que lo hayas abandonado, iba genial, ojalá pudieras retomarla.

Coincido con la gente, esta muy buena, muy atrapante, y eso que a mi las historias de «zombis» no me atrapan mucho… pero ésta me encanta

Me encantó. Soy muy fan de los zombies y la manera en que redactaste la historia completa me fascinó. Demasiados adjetivos para mi gusto, porque ya la trama en sí te atrapa, pero esta excelente.
Vengo del 2017 xD, y no se si hay una V parte pero si no es así termínala porque está muy bueno. Saludos

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