La luz

¿Alguna vez te has sentido desprotegido en medio de la oscuridad?

Cuando no puedes ver nada, escuchas un ruido en medio de cualquier sitio, conocido o desconocido, te sientes desprotegido y buscas iluminación, algún rayo de luz que se filtre por cualquier rincón de la habitación, un interruptor que encienda la luz que te salve de la más terrible de las muertes, que haga desaparecer a ese monstruo que te persigue.

Siempre nos hemos sentido a salvo en medio de la luz.

Yo siempre le he temido a la oscuridad.

Todo cambió hace unos meses, mis padres salieron, y no tengo hermanos ni hermanas, así que me quede solo en casa.

Era invierno, así que a partir de las seis empezó a oscurecer, el día había sido muy normal, hasta la llegada de la fría noche.

Hice lo de costumbre, encendí la calefacción, y demás electrodomésticos comunes, (lámparas, televisión…).

Me senté en el sofá, e intenté dormir un rato.

-Te vemos, te observamos. No estas solo – Una voz recorrió por la habitación.

Las dulces palabras me despertaron, entonces me di cuenta de todo.

Hacía frio, a pesar de la calefacción todo estaba helado, las luces se tornaban de un color azul oscuro, haciendo que toda la casa se iluminara aún más.

-La casa!! –Exclamé.

Todas las luces estaban encendidas, incluso en los rincones donde normalmente no la luz no alcanza a iluminar, parecían focos.

<<A partir de ahí no hay mucho que recuerde, todo en mi mente es borroso, aún así intentaré seguir recordándolo>>

Toda la casa estaba iluminada, me asusté, empecé a pensar en miles de cosas, puse en practica la única que me pareció inteligente, así que a pesar de mi confusión me fui directo al interruptor, apagué la luz, a pesar e ello, la iluminación que procedía del resto de la casa mantenía la habitación en la que me encontraba totalmente iluminada.

Las voces volvieron, haciendo que por mi cuerpo recorriera una sensación de malestar, esta vez tenían un tono más agresivo, mas grave, taladradizo.

-La luz te protege, déjate llevar por ella, acércate… – Busqué de donde procedía esa voz – Si no, tendremos que acercarte nosotros..

-¿Cómo? ¡No tiene sentido! – Grité sin obtener respuesta ninguna.

En ese momento pensé en la oscuridad, ¿Por qué de repente había desaparecido?

¡La luz! Era lo único que cambiaba, así que apagué todas las luces, la explicación era la luz… ¿Y si alguien me vigilaba a través de ellas? Cada vez que yo apagaba una, se volvía a encender.

Cogí el teléfono y llamé a alguien al azar, si importarme, solo para asegurarme de que todo esto era real.

-No estas soñando. – Respondieron al otro lado del teléfono.

Mi cuerpo se paralizó, de nuevo un malestar recorrió todos mis músculos, tensándolos y dificultando mi movilidad.

Empecé a pensar que mi mente me jugaba una mala pasada, quizá todo era una ilusión, y mis sentidos se pusieron de acuerdo para que todo pareciera real, un complot de diferentes estímulos que se centraban en mí, solo para hacerme pasar un mal rato.

El miedo se apoderó entonces de mi cuerpo, cogí una silla y rompí la primera bombilla que encontré, y como esperaba, se encendió de nuevo, aún estando rota en mil pedazos, lo que reafirmo mi teoría de que todo era una gran ilusión, que acabaría pasando y se quedaría en una gran bronca de mis padres, aun así, seguí con mi pensamiento de romper las bombillas que encontrara a mi paso, para encontrarme sumergido en la oscuridad.

¿Qué se encontraba tras la luz?

Nada serbia, estaba volviéndome loco. Busqué la oscuridad bajo una manta, pero incluso en ese lugar parecía encontrarse un foco, que me miraba con su luz cegadora, no podía soportarlo mas, había luz por todas partes, busqué algo para taparme los ojos, pero de la misma forma que con la manta, bajo mis parpados se encontraban focos de luz, haciéndome imposible visualizar o incluso imaginar el color negro.

-Todo pasará si consigo hallar la oscuridad. – Pensaba .

Tras una pequeña reflexión, encontré la solución.

-Mis ojos, ellos son los que están contra mí – Dije mientras miraba una de mis manos, donde aun se encontraba una de las patas de la silla que utilice anteriormente para romper las bombillas. – Todo es una ilusión creada por ellos.

Hice lo único que podría librarme de esta pesadilla, o eso creía.

Con la retirada de mis ojos, la luz seguía invadiendo mi cabeza, haciéndome nuevamente imposible el contacto con la oscuridad.

Decidí acabar con todo, por el hueco que dejaban mis ojos, acabó atravesando la pata de la silla, saliendo por el otro lado de mi cráneo.

¿Qué es la luz? ¿Quién la maneja? ¿Qué busca a cambio de protegernos?

No estoy muerto, aun sin mi cerebro, puedo pensar, ver sin ojos, moverme sin piernas, y escribir sin manos. Veo mucha luz.

Creación propia

Hermalon

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6 comentarios

Me parece interesante el hecho de que el cliche de que la oscuridad es mala, sea cambiada por la luz como antagonista de la historia… aún así, siento que algo le falta.

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