Estoy a punto de hacer algo realmente estúpido.
Sé que es estúpido. Lo sé. Pero no creo tener otra alternativa. Debo hacerlo ahora, debo sostener el coraje, la voluntad y un pulso firme.
Estoy enfermo. Desde siempre. Algunos días son mejores que otros. Cuando era joven, mis padres rezaban por que solo fuera un síntoma previo a los brotes epilépticos, pero las convulsiones nunca llegaron. Simplemente… no puedo confiar en mí mismo.
Veo cosas. Algunos días, también puedo olerlas y oírlas. Debería decir que las veía. Después de tomar cada posible combinación de medicamentos que a mis tres doctores se les pudo ocurrir, pensé que finalmente habían encontrado la solución química para mi cerebro defectuoso. He pasado seis años de estabilidad y normalidad relativa, cambiando el centro de rehabilitación por un pequeño apartamento, una colección de efectos secundarios en su mayoría tolerables y un trabajo fijo. Me doy cuenta de que esto puede sonarle aburrido a muchas personas, pero atesoro cada momento de esa monotonía insoportablemente sencilla.
Todo empeoró de un momento a otro.
Viernes por la mañana. Me desperté del primer sueño que había tenido en años, una fantasmagoría vívida de colores y sonidos. A regañadientes, salí de mi perfecto y esterilizado apartamento para ir al trabajo.
Tan pronto como se abrió el ascensor, me di cuenta de la extraña quietud y el silencio en el aire. La puerta principal del complejo de apartamentos estaba abierta, sin trabas y balanceándose sutilmente. Un rastro casi imperceptible de humo viajaba a la deriva en la briza del viento. Afuera, las anchas calles estaban vacías. Mi boca se secó de repente y remedé mis pasos, sintiendo una oleada creciente de pánico y déjà vu.
Esta alucinación en particular —la quietud, el humo y la soledad— siempre fue mi más frecuente. Cerré los ojos con fuerza y presioné los botones del panel del ascensor. Unos momentos más tarde, estaba en el piso más alto, caminando medio ciego el trayecto hacia mi apartamento con una familiaridad practicada.
Una vez dentro, me senté en la cama agarrado fuertemente del mango de mi bastón, con los ojos cerrados y respirando despacio. Concentrado. Calmado. La mente clara. Abrí los ojos.
No puedo estar afuera así. Una vez me atropelló un camión cuando no tenía hogar y vagaba por las calles mientras mi mente únicamente veía espacio desocupado; necesitaré un implante de cadera antes de que cumpla cuarenta. Puedo escuchar las astillas de hueso que se muelen poco a poco con cada paso que doy. Llamé a mi jefe y le dejé un mensaje disculpándome por estar muy enfermo y no poder asistir al trabajo.
Contuve mi aliento mientras abría la ventana en mi estudio. Está tan cerca del edificio continuo que casi puedo tocar la pared de ladrillos. No alcanzo a ver la calle desde esa altura y ángulo, pero en lo que me asomé para inclinarme sobre el marco de la ventana, llegaron a mis oídos el sonidos de pasos, el bullicio y el quejido de motores. El velo de quietud estaba roto y sentí un gran alivio ahora que sabía que mi episodio había terminado.
Contaba mis píldoras en columnas ordenadas sobre la mesa —comprobando, por quinta vez, que había tomado mi ración diaria— cuando empecé a escuchar un griterío. Comenzó desde lejos, viajando por las vigas y soportes del edificio. Una hora más tarde, los sonidos parecían venir del otro lado de mi puerta. Los ejercicios de respiración y relajación no me ayudaban, y estaba aferrado a la punta de mi cama, bañado en sudor. La idea apareció bien formada en mi mente: necesitaba hacer una barricada contra la puerta. Luché para suprimir el impulso, sería como darle la espalda a todo el progreso que había hecho si me convencía de que ese episodio era real.
Pero el griterío… era algo nuevo para mí.
Afuera se oía un movimiento continuo. La perilla de la puerta giraba violentamente y chocaba contra el cerrojo, una y otra vez.
Entonces me tomó un minuto decidirlo. Me paré y tiré todo mi peso sobre la estantería. Se meció lentamente, inclinándose primero como si fuera un árbol y luego desplomándose al piso. Sobre ella, puse mi escritorio y sillas en tanto mi cadera sufría con cada movimiento.
Escuché el sonido del golpeteo desistir y a las terribles voces guardar silencio.
Eso fue hace tres días.
Vuelven cada día y arañan la puerta, vociferando su mierda demoníaca. Algunas veces me permito creer que reconozco las voces.
El teléfono está muerto, no hay electricidad. Siempre que me inclino en la ventana para pedir auxilio, la única respuesta que obtengo es un chillido ocasional.
Cuando era más joven, cuando estaba en mi peor momento, mis episodios solían durar horas como mucho. Estoy exhausto. Tengo muy poca comida y la presión del agua ha decaído.
Tirado en mi cama en un momento de silencio absoluto, se me ocurre lo inevitable. Si me quedo acá moriré de hambre, pero lo que me pasará del otro lado de la barricada dependerá de cuán enfermo estoy en realidad.
Quiero poder creerlo, que estoy simple y profundamente enfermo. Mi seguridad en ello me hace bien y me hace sentir despierto y lúcido. Necesito un doctor, claro, pero la alucinación se irá pronto y mi mente sanará. Solo necesito escapar de esto. Necesito ir afuera.
Retiro las sillas lentamente, poniéndolas lejos de la puerta con gentileza junto a los otros muebles. Muevo el cerrojo, pongo mi mano en la perilla y trato de reprimir el terror en mis entrañas. La giro un poco.
Afuera, escucho un murmullo creciente. Mi seguridad se desvanece. Mi mano está en la puerta.
Estoy a punto de hacer algo realmente estúpido.
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20 comentarios
massss
No lo entiendo… ¿Tan buenas historias tienen los ingleses?, me hacen envidiarlos un poco más, y casi aprender mejor el ingles, pero solo casi :yaoming:
-Creo que es SPOILER-
La historia me fascino, ya que me hace pensar en 2 finales, me hace pensar que el protagonista es un enfermo de los nervios que se esta autosugestionando y que hace parecer que todo es parte de su mente y a la vez es real… o me hace pensar que el protagonista es un «clarividente» que predijo un fututo donde abría una apocalipsis zombie, y que el lo confunde cons sus antiguos estados de paranoia… hace bastante tiempo que no siento una historia buena que me hace pensar en multiples finales… pero, no sé si da miedo o no, pero una buena historia, una dejara de ser reconocida por eso.
PD: Por favor Lady constantine, sigue traduceindo esto, porque si tu los eliges, creeme, tienes un buen gusto de creepys.
Los elige Tubbo 🙂
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Así que el estaba detrás de todo esto :Cerealguy:
:trollface:
jajajjaa, q es mina y no hombre 😛
No tengo mucho que decir, solo que Trolliefox traduce muy bien.
*bitchslap* que la traduje yo!
Por autor de la entrada
Bueno pero no te enojes :yaoming:
Estaba por comentar muy contento, de hecho estaba feliz de que al fin aprueben algo qeu valga la pena, y que alfin habai encontrado una copy descente, pero luego vi la fuente….solo queda decir que tienes buen gusto, aunque una historia asi cautiva a cualquier lector promedio… asi que nada…. buena historia….
genial, mi cerebro vuelve a fallar en coordinacion pensamiento-dedo una vez mas y les juro que sera la ultima.
Buenisima :3 que empiece y termine así es genial.. por cierto Lady buena traducción
LEANLO de abajo hacia arriba :O
Tubbie, Como hago para ver tus aportes?. Me encantan tus historias.
Pajas. Me las querés votar negativo todas :foreveralone:
wow bastante buena
me gusta n_n el suspenso que trae esta super 🙂 por otro lado… aun que me daba flojera, intente leerlo de abajo arriba… esta genial :yaoming: aun que a todos les dara flojera leerla asi , por otro lado, hiciste bien la traducción, asi que te puntuaré según todo esto
Está cool. Cuando dice que sus episodios psicóticos duraban unas horas y ya llevaba tres días así, pone en duda si era alucinación o no. Respecto a si era un profeta, tal vez sí lo era, pero todos, incluyéndolo a él mismo, pensaron que estaba loco.
Psocosis se le parece mucho, de hecho no me extrañaria que este basada en la misma historia (estoy hablando de la historia que esta posteada aqui).
Mi punto de vista, el tipo se olvido de pagar el alquiler y lo querian fletar, transformandose asi en un ocupa con infulas de pajeador mental supremo, eso y que entre sus pastillas se ha colado alguna que otra pildora azul de aparente efecto en la presion arterial :trollface:
Que todo sea que lo querian echar por no tener ya derecho a vivir ahi le sumaria calidad en mi opinion, pero realmente me encanta que del otro lado de la puerta le esten esperando los monstruitos esos tan monos ^^
Muy buena, 3 estrellas por ser un concepto repetido.
Ok, no le entendí la verdad pero luego lo leí de abajo para arriba y lo que pude comprendre fue que Entonces quiere decir que está a punto de suicidarse por todo lo que ha vivido? o como?