La chica del rio

Caminaba a mi hogar, era una tarde nublada en el viento se percibía un aire mas pesado de lo normal, como si hubiera algo que estuviera mal. A lo lejos pude notar a una familia feliz, un niño diciéndole a su padre “puedo papi” y enseguida el padre dándole el si y el dándole un beso en la mejilla a su madre, al ver esa escena reflexione un momento acerca de mi vida, mis amigos, mi familia… me había dado cuenta que mi vida era una mierda. Mis amigos me trataban con indiferencia, mi familia ya no se preocupaba por mi, decidí que era el momento de hacerlo, saltar de aquel puente  que cruzaba un rio lleno de piedras filosas, no podías entrar ahí sin rasparte, yo entraría solo que… intentaría partirme el cuello en la caída. En fin yo nunca le había importado a nadie, de pequeño siempre fui solitario y ahora también, y en mi familia mi madre siempre trabaja nunca tiene tiempo para mi.

Me preparaba para saltar, simplemente a un paso y se detendría  mi pena, mi sufrir, todo abría acabado. Cuando puede notar a lo lejos a aquella mujer que me miraba, ella estaba en el rio, mirándome con sus ojos grises y su cabellera que brillaba con el sol.

-¡Eh! ¿Qué estás haciendo?- Me pregunto mirándome, no entiendo porque pero, mis penas habían desaparecido el solo escuchar su dulce  voz…

-Baja, ahí alado tienes unas escaleras, saltar no es el único modo de llegar acá abajo ¿sabes?-

Quise bajar, conocerla, en fin eso no cambiaria mi decisión, pero no podía hacerlo, no podía saltar enfrente de ella. Baje, me acerque a donde estaba ella y le salude.

-hola, ¿Qué tal? ¿Qué haces acá abajo?-

-Yo vivo aquí- dijo con una sonrisa en los labios apuntando a una casa que estaba debajo de el puente. Diecisiete años pasando por aquí y nunca me había percatado de que se encontraba una casa, bueno, supongo que tampoco nunca puse demasiada atención.

-¿Quieres pasar?- Me dijo en un tono amigable, ¿por qué no? Ella sola inspiraba confianza, con su dulce voz y su cabello rizado… sucumbí ante sus encantos y entre. Al entrar todo era demasiado hogareño, cuadros de la familia, flores hermosas, una alfombra roja, y tres camas. Ella vivía sola con sus padres, quienes trabajaban todo el día para darle alimento y comida a ella, sin envargo ella mencionaba que muy seguido se sentía sola no tenia amigos, y nunca podía ver a sus padres…. Me recordó tanto a mi, a mi miserable vida, la abrace y llore junto con ella  hablamos y caminamos toda la tarde alrededor de el rio, cuando regresamos a su hogar… estaba en llamas el sol de la tarde escondiéndose daba un toque a la macabra escena, al mirar por la ventana pude ver a dos cuerpos calcinados, atados en una esquina. Volteo a todos lados buscando a aquella mujer, miro  al puente ella esta ahí.

-¡No saltes!- Le grito con desesperación, era lo que yo aria esa tarde…

No puedo hacer mas que verla saltar cierro los ojos fuerte mente…

¿No hay ruido?, esperaba escuchar un cuerpo impactando contra el piso. Busco un cuerpo desesperado,  no encuentro nada, por un segundo  miro hacia las escaleras. Solo hay unas  escaleras viejas y algo oxidadas, -no estaban así cuando baje- murmuro mientras volteo lentamente a observar  la casa, y no estaba… Todo había desaparecido. Seguí buscando, pero era en vano, resignado me fui, todo  había sido invento de mi imaginación. Subiendo las escaleras con cuidado de no caer, cuando llegue al ultimo, sentí un frio intenso en mis manos, subi la mirada, era ella.

-pero como…- Murmure.

-Yo no soy imaginaria, y ahora te quedaras conmigo, deseabas la muerte, tenla ahora y quédate conmigo…- hizo que soltara mis manos de el escalón, porque me hacia eso, que había echo yo… mientras caía sin remedio pude observar  a ella en la casa… poniendo gasolina y con un ligero fosforo prendiendo la casa en llamas… con ella y sus padres que llegaban del trabajo adentro…

Ahora me quedaría con ella… ya no estaría sola..