La anciana del dedo largo

 

 

Sabido es por cualquier conductor profesional
Que a cierta hora comienza a reinar lo sobrenatural
Hay una hora, y un recorrido que los autobuses evitan
Pues no exagero con decir que está en juego la vida

 

Dicen que existe un lugar en la ciudad
Que a determinada hora los autobuses quieren evitar
Sucede de noche, bien tarde por la madrugada
A la hora de duendes, gnomos y hadas
Cuando el conductor observa que ya no hay pasajeros
Comienza su martirio, de nada sirven sus ruegos
Un sudor frío recorre su espalda
Mientras a toda velocidad regresa a su morada

 

De pronto y sin aviso tocan su hombro
Un susurro en su oído: “aquí me bajo, deténgase pronto”
El conductor no lo puede creer
Estaba solo, no había pasajeros con él
Lentamente se da vuelta para ver de quien se trata
Y al fondo, bien lejos una anciana se encuentra parada
El pobre hombre temblando abre la puerta de atrás
La extraña mujer sonríe y comienza a bajar

 

Bajo la pálida luna el autobús continúa su camino
El conductor arriba reflexiona lo acontecido
Sus colegas tenían razón, el mito es exacto
Pobre hombre, conoció a la anciana… del dedo largo.

Estos versos están inspirados en el mito urbano de mi país de la anciana del dedo largo que se le aparee a los conductores de autobuses.

DirtyDay

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16 comentarios

Buen creepy? poema?
Bien lo que opino es que me haz recordado un sueño que de pequeño contaba, era una ancianita de cara arrugada la cual su dedo era largo, sin mas yo solo me asuste en el sueño y cerre mi closet en donde se encontraba.
5/4

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