El teléfono,cuidado a quien llamas

Sola en casa,no había nada que hacer,mis padres estaban en una reunión de trabajo,puesto que trabajaban juntos.Mis padres me tenían mucha confianza,y sabían que yo era responsable,aunque claro,dejar a una hija de 13 años sola en su casa puede llegar a ser molesto para un padre y o madre.No tenía nada que hacer,y por más que ante mis padres fuese una joven bien portada,sola…era…muy…TRAVIESA,pero mucho.Incluso solían decirme: «Victoria,ten cuidado con_______(lo que me indicaban),a veces no se bien por qué te lo digo si se que eres responsable y cuidadosa aún con tu temprana edad».

Como toda chica,tengo una mejor amiga,con quien jugar video juegos,ver anime en la televisión,escuchar música,y otras actividades que disfrutábamos.Fátima era traviesa como yo,y eramos inseparables,por lo que la invité a mi casa para quitarme el aburrimiento.

Estábamos jugando con mi pelota en el patio de mi casa,cuando de repente Fátima pateó la pelota a la casa del vecino,entrando velozmente por una ventana abierta.

-Fáti,acompañame a pedirle la pelota a Roxas.-Dije sonriendole.

-¿Roxas?,¿qué clase de nombre es ese?.-Me contestó Fátima extrañada.

-Bueno,ese apodo le pusimos,en realidad se llama José,es de México,estoy segura de que se harán buenos amigos a pesar de su timidez.-Dije.

Tocamos la puerta y «Roxas»,nos habrió.Le presenté a Fátima y se llevaron bien.Eso me alegró mucho por que eran buenas personas,y estaríamos los tres juntos. Roxas fue hasta donde estaba la pelota y notó que había algo raro abajo de ella,como una manija muy pequeña,la cual era de una puerta…algo así como un pasadizo secreto. Fátima era muy valiente,yo más o menos,y en cuanto a Roxas…el era algo valiente pero sabía cuando era ir demasiado lejos.

-Vamos,se ve divertido.-Afirmó Fátima con una sonrisa de emoción.

-Yo no pienso entrar allí,y menos si no están mis padres,no sé si no se dieron cuenta pero ellos tuvieron que salir a un negocio importante hoy.-Dijo Roxas insistiendo de que no deberíamos ir allí.

-Mmmm…vamos Rox,quizá halla algo interesante,así nos quitaremos el aburrimiento.-Dije con las esperanzas de que mi aburrimiento se iría.

-¡De acuerdo!,¡ustedes ganan,pero déjenme prepararme primero!,quien sabe lo que puede haber allí abajo.-Exclamó rápidamente mi buen amigo Roxas y fue a su habitación a equiparse de objetos con los cuales combatir a lo que sea que estuviera allí.

Fátima,la más valiente,tiró de la manija y abrió el pasadizo.Sólo se veían unas largas escaleras que parecían ser viejas,y al fondo nada más que una inmensa oscuridad. Fátima entró primero,yo le seguía y detrás de mi venía Roxas. Los escalones chirriaban cada vez que se les pisaba,y a Roxas le pareció tan divertido que empezó a saltar en los escalones como tratando de hacer un concierto. Fátima y yo bajamos las escaleras bailando,debo admitir que los chirridos sonaban divertidos cuando Roxas saltaba,estaba tocando mi canción favorita.

Llegamos al final de la escalera.Todo estaba oscuro,afortunadamente Roxas trajo tres linternas.Las encendimos y yo alumbré una puerta con una madera que parecía nueva. Roxas hablaba con Fátima sobre lo espeluznante que parecía el lugar mientras yo miraba hacia esa puerta tan extraña.Lo que yo me preguntaba era lo siguiente: Si las escaleras estaban tan viejas hasta el punto de chirriar de un modo tan agudo,¿por qué la puerta se encontraba tan reluciente?.

-Eh…chicos…vengan un momento.-Dije con una cara de impresión mientras señalaba aquella puerta.

Yo me acerqué un poco más…y la puerta se abrió sola.Dentro era más pequeño que un closet de escobas,y en cuanto a su contenido,tenía un teléfono,pero no de los nuevos,era un teléfono de la época en la que mis padres se peinaban con afro y salían a bailar.

Roxas tomó el teléfono y dijo: -Esto no se ve peligroso,se ve que es un lindo teléfono negro,lo llevaré a la sala y lo conectaré.

Fátima,Roxas y yo subimos las escaleras cantando canciones de anime,puesto que los tres eramos otakus. Roxas dejó el teléfono en una mesa libre de la sala,y lo usamos para hacer bromas.Llamamos a un número cualquiera y yo hablé.

-Hola,¿me pasa como Tomás?.-Dije yo -¿Qué Tomás?.-Contesta la víctima de la broma. -Coca-Cola,¿y vos?-Dije riéndome con Fáti y Rox.

De repente se escucha sólo una persona respirando en el teléfono,se notaba que no era la mujer a quien estábamos gastandole una broma,era una respiración jadeante,muy grave.

Puse el altavoz y sólo se oía la respiración.No parecía humana.

De pronto se oye la voz de una mujer que decía: «Cuelga el teléfono,cuelga el teléfono» y así continuaba. Roxas decide colgar.En el momento en que cuelgan,vuelve a sonar,aún estando en altavoz. Fátima y yo no oímos nada,pero Roxas tenía algo raro. Él miraba fijamente a la pared y no parpadeaba,le hablábamos y no respondía,fue entonces que él dijo: «Cuelguen el teléfono o morirán».Yo no esperaba que Roxas dijera algo así,pero al imaginar que el hacía una broma creppy no quise cortar.

Roxas me miró raro,sus ojos pasaron de color miel a color rojo…Fátima y yo nos alejamos de él muy temblorosas…y de repente perdí la conciencia.Caí al piso.

Desperté en mi habitación,mi padres habían llegado,les pregunté que pasó con nuestro vecino Roxas…me dijeron que no se había mudado nadie al lado,la casa estaba deshabitada.Hablé con Fátima,a quien encontré afuera de mi casa mientras iba a casa de su amiga Alheli,le pregunté por Roxas y me dijo que nunca escuchó de alguien con ese nombre.Y mis padres me llamaron para que fuera a nuestra sala.Tenía una llamada,era la voz de Roxas que decía: «No te metas en esto,me entenderás cuando estés muerta…como yo».

Creación propia

María Bross

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