EL HORNO DE LEÑA

Cuando tenía 9 años me gustaba visitar a mi abuelita en su finca en el campo pues era bastante grande y podía jugar con total libertad.

En una esquina del patio de esa finca había un horno de leña al que mi abuelita me decía que no me acercara porque el duende vivía ahí, pero ya que de pequeño siempre fui curioso, un día decidí ir a ver como era por dentro ese horno y constatar si es posible que alguien viviera allí.

Espere hasta la noche que todos los adultos se durmieran para que no me regañen por estar despierto, y con una linterna en mano me dirigí hacia aquel horno de leña. Cuando estaba ya bastante cerca mis piernas empezaron a temblar y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, quise volver pero mi curiosidad me dominaba y seguí adelante.

Cuando estuve a la entrada del horno apunte mi linterna hacia el interior, empecé por ver el lado derecho y lentamente movía la linterna hacia la izquierda para no perderme ningún detalle de cómo era el interior de aquel horno, luego de un rato de apuntar mi linterna en todas direcciones escuché que una pequeña piedra cayó del techo y ya que no podía ver el techo de ese horno desde fuera, metí un poco mi cabeza y la giré hacia arriba.

Lo primero que vi fue una larga cara pálida muy arrugada y con pequeños cuernos que salían de ella.

Saqué mi cabeza lo más rápido que pude y corrí hacia la casa tan velozmente como mis piernas lo permitían. Me metí a la cama de mis padres y les conté lo que vi. A la mañana siguiente fuimos todos hacia el horno de leña para ver que fue lo que me asustó, pero no pudimos encontrar nada más que unos cuantos rasguños en las paredes de ese horno.

creación propia

Darcman

Please wait...

¿Quieres dejar un comentario?

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.