Vi el pedazo de plástico blanco en mi mano bajo un horror paralizante. Dos pequeñas rayas azules. Dos rayas significaban que la prueba resultó positiva.
Oh, Dios. No estaba lista para esto.
Ryan iba a ser papá.
Lo amaba, probablemente más de lo que una persona podría amar a otra. Era mi alma gemela, pero ninguno de los dos estaba listo para esto. Tener un bebé significa madurar; significa más responsabilidades, casarse, y eso es solo el inicio.
Me recosté en el asiento del inodoro y solo me le quedé viendo a la prueba en mi mano. Casi olvidándome de respirar, la apreté con más fuerza, como si romper la varilla blanca cambiaría su resultado. No… él no estaba listo para esto.
Ryan esencialmente tenía un corazón de niño, saliendo cada fin de semana a beber, jugando videojuegos y lo semejante. No estaba listo para toda esta responsabilidad.
¡Un bebé es un ser humano diminuto! No puedes dejarlo en casa e irte a beber y ya, o pasar toda la noche jugando videojuegos cuando tienes un niño. Necesita de cuidados y atención constante. No había manera de que Ryan pudiera lidiar con lo que eso significaba.
Tirando la prueba en la basura, me lavé mis manos temblorosas y trastabillé hacia la cocina para tomar un vaso de agua y contener la impresión. Aún tratando de idear cómo iba a manejar esto. Tanto por el bien de Ryan como por el mío.
No tenía ninguna respuesta clara a medida que arrastraba los pies hasta la habitación. ¿Cómo iba a hacer esto? ¿Cómo lidias con algo tan monumental? ¿Qué haces? ¿Qué dices?
Me acerqué a la perilla y abrí la puerta con una mano tambaleante; mis ojos eran laminados por lágrimas sin derramar. Ryan estaba durmiendo, pero se despertó cuando entré a la habitación. Siempre había tenido un sueño ligero. Recorrió su rostro con una mano en esa forma adorable con la que lo hace a veces cuando está cansando o tiene problemas para concentrarse.
—¿Daniela? ¿Qué estás haciendo en mi casa? —me preguntó Ryan, atontado. La cautela fue evidente en su intento por no despertar a la zorra que dormía a su lado.
Acortando la poca distancia entre la puerta y la cama, elevé el cuchillo y lo apunté hacia abajo, cortando la garganta de Ryan y luego la de la zorra. Sus sábanas se tiñeron de rojo tan pronto como la pequeña familia acabó antes de empezar.
Era la única manera, Ryan no podía tener un bebé con esa perra. Me dolió más a mí de lo que le dolió a él. Perder a mi alma gemela, mi único amor verdadero. Me rompió el corazón, pero fue lo mejor.
Simplemente lo presentía, Ryan no estaba listo para ser papá.
===============
Anterior | Todos los Creepypastas | Siguiente