Amigo de un monstruo

Mike es el único amigo que he tenido.

No es fácil hacer amigos cuando eres el tipo de persona a la que le gusta torturar animales pequeños.

En la escuela secundaria, las pocas veces que me metí en problemas fueron descartadas como pasiones adolescentes. Creo que mi papá se dio cuenta de las ardillas y de los gatos callejeros, pero mantuvo su boca cerrada.

A los dieciocho años, me alisté en el ejército, y para ese entonces había aprendido mucho sobre cómo encajar. No fue hasta mi primera misión que los mandamases se dieron cuenta de que algo andaba mal conmigo.

Ahora bien, a pesar de lo que puedes ver en los medios liberales, la milicia definitivamente no busca a personas como yo. Tuve que engañar a muchas personas inteligentes para asegurar mi boleto a Kabul. Sin embargo, como todo lo demás en esa industria de violencia extrañamente burocrática, si descubren que tienen a alguien como yo y no pueden acusarlo de ningún cargo, existen procedimientos y protocolos con tal de sacarle el mayor provecho a esa herramienta deforme.

He luchado para el Gobierno por años, no por disciplina ni por patriotismo o responsabilidad —conceptos que realmente no entiendo—, sino porque me encomendaron la única cosa que disfruto. He visto conflictos, pero no como los que lees, ni fue en Afganistán o Irak. Ni siquiera en Pakistán.

Sospecho que a Mike le dieron la orden de convertirse en mi amigo, pero no me importa. Es la única persona en mi vida que no me juzga, el único que nunca me ha visto con la incomprensión y el asco que he visto en los rostros de hombres con estrellas en sus hombros cuando me felicitan por haber cumplido algo que consideran repugnante. La mirada que mi padre me dio en su lecho de muerte.

Mike me ayuda a mantenerme equilibrado. Me da apoyo. Me felicita cuando logro contenerme, pero nunca me reclama cuando no. Ni siquiera vaciló cuando encontró los restos de esa familia con la que me había cruzado en Kinshasa, luego de que terminara mi asignación con unos cuantos días libres (y sin que nadie estuviera viendo por encima de mi hombro).

Le cuento cuando me contengo, y él me dice: «Bien hecho, amigo». Le cuento siempre que me mantengo a raya, y él me dice que está contento.

En mi caso, no tengo sentimientos románticos. Las mujeres parecen sentirse atraídas a mí cuando están buscando una desinhibición violenta, y eso está bien por mí. Y está bien para la mayoría de ellas; se van amoratadas pero sonrientes, solo unas cuantas han tratado de presentar cargos.

Pero Mike es un romántico, casado con su enamorada del colegio, y a mí me parece la cosa más linda.

Así que cuando regresó de su despliegue militar y encontró una casa vacía con papeles de divorcio pegados en la puerta, no me pareció la cosa más linda. Ella incluso se llevó los bombillos de la luz. Dejó una nota diciendo que se había estado cogiendo a alguien más por años.

Mike lucía demolido mientras me hablaba de su esposa y este bastardo, pero le dije que no los lastimaría, y él me dijo que estaba contento.

Supe que me mintió.

Supo que le mentí.

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La traducción al español pertenece a esta página. Fue escrito en inglés por FatherBrownstone:
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