Una app llamada «El Tiempo es Dinero» te da más que solo dinero

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En los últimos tres días, he amasado una fortuna de treinta mil dólares.

Todo comenzó cuando estaba sentado en la cama de mi dormitorio. Mi mejor amigo, Alex, corrió hacia nuestra habitación emocionado, y dijo: «Oye, saca tu teléfono. Pensé que era una broma, pero hombre, acabo de hacer trecientos dólares en diez minutos». Intrigado, le pregunté: «Espera, cálmate. ¿De qué mierda estás hablando?». Me agarró el teléfono de la mano y me lo lanzó después de un par de tecleos. Levanté mi teléfono y vi un cofre del tesoro en medio de la pantalla. «Presiona “Continuar” para Participar en la Cacería del Tesoro Más Grande de Toda la Historia».

Antes de que reflexionase sobre ello, Alex presionó el botón para continuar y hubo un salto hacia mi pantalla de inicio. La aplicación llamada «El Tiempo es Dinero» estaba situada en el centro de una pantalla que de otro modo estaría vacía.

«Cacería» y «Renuncio» eran las dos opciones con el lema «Las decisiones son irreversibles» escrito por debajo. Presioné Cacería y me llevó a una página en blanco con ocho ubicaciones cercanas enlistadas. Una de ellas era el puesto de emparedados al que planeaba dirigirme, así que lo presioné. La aplicación se cerró y mi aplicación de navegación se inició. Alex y yo nos apresuramos y, cuando llegamos a la tienda de emparedados, la navegación se cerró y El Tiempo es Dinero se reanudó, mostrándome la fotografía de un ladrillo rojo debajo de la manguera.

Caminé a un lado del edificio y vi el ladrillo. Cuando lo levanté, había cinco billetes de cien dólares con una nota: «Bien hecho». Esta fue la primera vez que tenía dinero extra. Con una sonrisa, le entregué a Alex un billete de cien, pero colocó el dinero de vuelta en mi mano, diciendo: «Esto significará el cambio para nosotros. Seremos ricos pronto». Me reí y metí el dinero en mi bolsillo, entrando a la tienda para mi primer almuerzo libre de estrés en un largo tiempo.

Al día siguiente, pasamos todo el día en la aplicación y fuimos a cada lugar que la lista nos mostró. Doce horas de caminar y correr —y un total combinado de nueve mil dólares— más tarde, regresamos a nuestra habitación con el aliento derrotado, pero con una sonrisa permanente en nuestros rostros. Dividimos el dinero por la mitad, aunque llegamos al acuerdo mutuo de que buscar por nuestra propia cuenta nos permitiría hacer mucho más dinero.

Ayer por la mañana fue más que productivo para mí. Corrí por la ciudad como un desquiciado e hice un total de veintiún mil dólares. A las dos de la tarde, presioné la opción para la biblioteca de mi campus. Cuando llegué ahí, una fotografía del escritorio de la biblioteca saltó en mi pantalla. Cabeceé mentalmente a modo de afirmación y corrí hacia adentro, observando que el bibliotecario no estaba detrás del escritorio. Había una caja pequeña en la segunda gaveta. Cuando la abrí, descubrí la pila de billetes más grande que había visto hasta el momento. Enterré mi mano en la caja y tomé el dinero, pero sentí algo delgado y duro al fondo.

Por instinto, saqué mi mano de la caja y noté que me había manchado de un líquido rojo espeso. Tragándome el vómito que había amenazado con salir, me aferré al dinero y lo metí en mi bolsillo. Al final de la caja había un meñique amputado. Asqueado, tiré la caja dentro del escritorio y salí corriendo.

Me tomó tres viajes más para darme cuenta de que necesitaba retirarme. En las tres siguientes ubicaciones encontré el dedo de un pie, el dedo de otra mano y un corazón enlazado a una batería de auto. Aún latía artificialmente cuando agarré el dinero que tenía encima.

Ayer, Alex no regresó a la habitación. Empecé a entrar en pánico a las nueve de la noche porque no había vuelto. Tomé mi teléfono y vi que tenía un mensaje nuevo. Era de una hora antes, y de Alex.

«Me he estado encontrando con una mierda rarísima. No del tipo normal de raro. Putos dedos y otras partes del cuerpo que ni me sé. Borré la app y la bajé de nuevo. Esta vez escogí “Renuncio”. Deberías pensar en hacer lo mismo. Esta mierda. No está bien, te lo digo».

Me quedé despierto por algunas horas esperándolo, pero cuando el agotamiento del día me alcanzó, caí dormido.

Me desperté a las diez de la mañana, hoy. A pesar del dinero que había ganado, me desperté atemorizado y desamparado. Alex no estaba en la habitación. Traté de llamarlo siete veces, pero cada vez fui redirigido automáticamente al correo de voz.

Mi teléfono vibró tres veces. Lo levanté y presioné el botón de encendido.

Era una notificación de El Tiempo es Dinero: «Alex Jameson se ha Ofrecido para ser un Donador del juego».

Mis dedos temblaban y mi frente se empapó de sudor. Presioné la notificación y una fotografía de mi mejor amigo apareció en la pantalla. El amigo que golpeó a mi primer bravucón y el que me preparó para mi primera cita estaba recostado al pie de la fotografía. Había un agujero en donde su pecho debería estar.

Con lágrimas rodando por mis mejillas, grité bajo una mezcla de dolor, angustia y miedo abrasador.

No sé a quién acudir… o cómo garantizar mi seguridad si renuncio. Hice más dinero del que jamás hubiese esperado que haría durante la universidad, pero entregaría cada centavo y mi propia vida con tal de que Alex pudiera respirar una última vez.

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La traducción al español (y edición ligera) pertenece a esta página. Fue escrito en inglés por Hayong:
https://facebook.com/HayongNoSleep/

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