Luis caminaba por la ciudad, era de noche y su hogar estaba dentro del bosque, a 25 minutos de su trabajo. Era una noche despejada y una luna llena hermosa se asomaba, Luis dejo las luces de la ciudad y se interno en la oscuridad del bosque sin nada mas que sus manos como armas. Habían pasado 10 minutos de trayecto y nada extraño pasaba, se consideraba un hombre sin miedos y poco aprensivo. Seguía caminando cuando de repente comenzó a escuchar el trote de un caballo muy a lo lejos. Creyó que sería alguien regresando a su casa, siguió escuchando el galope cada vez mas cerca pero no veía ningún caballo. Sin darle importancia siguió caminando pues creía que uno funda sus propios miedos. Luego de seguir caminando dejo de escuchar el galope y se sintió aliviado, pero lo que escucho después lo paralizó. Detrás de el escuchó un relincho y sintió un aliento detrás de el. Comenzó a correr como desquiciado mientras seguía escuchando el trote, no volteo hacia atrás por ser presa del miedo. Solo pensaba en que llegaría a su casa, y ahí estaría su esposa con la cena lista y su hija que lo recibiría con un abrazo y un beso en la mejilla. Extasiado por sus pensamientos seguía corriendo, entonces escuchó el blandir de una espada. Se asustó aun mas pero intentó seguir corriendo, ya alcanzaba a ver las luces de su casa, ya sentía la espada en su cuello pero pensaba que si llegaba a la luz lo que sea que lo persiguiera desaparecería. Con su ultimo aliento se arrojó hasta su casa, mientras su esposa salía por el ruido que había hecho. Luis estaba al borde de un ataque cardiaco, y mientras lo recibía le preguntaba que porque estaba tan agitado. «No escuchaste el caballo?», le dijo. «No», respondió secamente. Entonces entraron a la casa mientras Luis pensaba si realmente había sido perseguido por un ente espectral o todo había sido una jugarreta de su subconsciente.