Me han dicho que tengo un don especial, pero no saben cuanto me gustaria no tenerlo: veo personas que no estan vivas, no conosco a ninguna de ellas, aunque mi madre me ha contado que cuando era pequeña en la noche salía de mi habitación, me dirigia al living-comedor y siempre hablaba con alguien, según ella, piensa que es con mi hermana mayor que fallecio antes de nacer, quizas sea así. Ahora veo sombras en mi casa (suele suceder cuando estoy sola), o derepente siento la presencia de algo, pero son distintas cosas, por que el ambiente se pone mas pesado o mas liviano, pero lo que hago yo, es no pensar en eso y me distraigo de distintas maneras: haciendo lo que más me gusta, como leer, o escuchar música, siguen ahí, pero no las tomo en cuenta. Tambien siento cuando me observan, me miran a mis espaldas, cuando está obscuro, cuando me estoy bañando y cae shampoo a mis ojos, cuando no miro a los espejos; me han dicho que aproveche este «don», que hable con «ellos», pero lo que menos quiero es tener contacto alguno con aquello que me sigue y no me deja en paz.
Las ocasiones que más me han asustado, que yo recuerde, han sido dos.
En la primera ocasión estaba en mi habitación, despertando por que había sentido un escalofrío en mi espalda y un gran impulso de mirar hacia la puerta de mi habitación y allí habia un pequeño niño vestido de blanco, les juro, jamás habia visto un rostro que mostrara tanto terror en mi vida, encendí la luz por que el primer pensamiento que se me vino a la mente fue «debo ayudarlo a tranquilizarse, debe tener mucho miedo en la obscuridad», pero cuando la luz se enciende, detras del niño, tomandolo por los hombros está la figura de lo que debería ser un hombre, pero éste está completamente cubierto con un velo negro, es tan alto que casi toca el techo de mi casa, mientras que el pequeño niño no mediría mas de 1,30 metros de alto, sentía que la mirada de ambos recaía en mi, sentía como el miedo subia por todo mi cuerpo, por lo que termine llamando a gritos a mis padres, y justo cuando iban llegar a mi habitación, se fueron, no se como, solo que desaparecieron de a poco hasta que no se vieron mas; los habré visto por unos cinco segundos con la luz prendida, mínimo.
En la segunda ocasión me asusté mas aún, normalmente no entran a mi habitación por que bueno, al frente de la puerta tengo un espejo, un poco más adentro de mi habitación tengo una cruz que hice cuando pequeña, y además, una amiga hace poco vino a mi casa y sintío el hambiente pesado, me dijo lo que pasaba, y ella libró mi casa de todos los espiritus, sinceramente no se como esta vez entró una de ellos. Ocurrió como la vez anterior, estaba durmiendo, dandole la espalda a la puerta, pero el hambiente se vuelve tan pesado que practicamente costaba respirar, y los escalofrios en mi espalda practicamente me hicieron sentarme en mi cama de un golpe, ya sabía lo que eso significaba, no quería mirar, pensaba «quizás con qué me encontraré esta vez», pero un impulso me hizo girar la cabeza, ahí estaba, una niña-adolescente, tenia un vestido blanco largo y rotoso, su cabello era largo pero maltratado, como si se lo hubiera intentado sacar a tirones por pena o rabia, su rostro era delgado, casi esqueletico de un color gris, como si la hubieran enterrado bajo tierra por años, y sus ojos…grandes y blancos… quede fría cuando los vi, no podía moverme; me fijé en todo eso mientras ella ya habia recorrido la mitad de mi habitacion, no pude más, encendí la lampara, y ella seguía acercandose a mí, retrocedí rapido en mi cama, para alejarme de ella aunque sea unos pocos centímetros, pero ella seguía acercandose a mi, mi miedo hizo que (al igual que la vez anterior) gritara, al parecer eso hizo que «ella» se detuviera por uno o dos segundos, pero luego comenzó a avanzar lentamente hacia mi, otra vez, y fue cuando sentí los pasos de mis padres, «ella» se detuvo, me miró mas fijamente, y comenzó a desaparecer, justo antes de que llegaran mis padres. Cuando llegaron, yo aun seguia mirando al vacio, hacia donde estaba ella unos segundos atras; me encontraron practicamente acorralada, abrazando firmemente a mi peluche, llorando, y repitiendo sin parar: «se suponía que a mi habitación no entraban, no entraban, ¿qué pasó? , ¿porque entró?»
Quizás no asuste este relato, pero es algo que me pasa, la única persona que me ha tranquilizado es mi novio, el que me ha dado confianza en que nada me pasará, es quién me protege, y es la unica persona con la que me siento segura y protegida, y que me da fuerzas y me hace valiente.
2 comentarios
Qué torpe departe de tus padres que te aliente a usar tu «don» sin llevarte antes a un neurólogo. Asumiendo que decís la verdad, podés estar muy enferma.
Yo soy igual q tu, los veo todo el tiempo, algunas veces me hablan y otras veces me asustan tanto, q soy capas de suicidarme, pero gracias a mi madre ya he dejado ese miedo, y ahora cuando los veo ya no me da miedo