Tras unos meses de paz y tranquilidad, vino la tormenta
Después de una calma, me sacaron a un sitio con muchísima luz y no era capaz de reconocer ninguna cara, me golpearon en las partes traseras y sin vergüenza chillé y grité todo lo que pude, me exhibieron al desnudo a personas, sobre todo mujeres, que yacían en la habitación blanca, me hablaban en un idioma extranño, todo era agobiante, las luces las personas e incluso una mujer en una camilla lloraba. me acercaron y me dejaron en el regazo de ella, eso me tranquilizó un poco y aquel hombre de aspecto siniestro, lleno de sangre y con aparatos metálicos y afilados me señaló y dijo a la mujer:
– Enhorabuena, es una chica.
2 comentarios
Quizá si lo contaras en tercera persona…
Corto pero bueno, bastante interesante a pesar de ser tu primera aportación. Sigue mejorando. 3/5