Sangriento, pero necesario.

Tras unos meses de paz y tranquilidad, vino la tormenta

Después de una calma, me sacaron a un  sitio con muchísima luz y no era capaz de reconocer ninguna cara, me golpearon en las partes traseras y sin vergüenza chillé y grité todo lo que pude, me exhibieron al desnudo a personas, sobre todo mujeres, que yacían en la habitación blanca, me hablaban en un idioma extranño, todo era agobiante, las luces las personas e incluso una mujer en una camilla lloraba. me acercaron y me dejaron en el regazo de ella, eso me tranquilizó un poco y aquel hombre de aspecto siniestro, lleno de sangre y con aparatos metálicos y afilados me señaló y dijo a la mujer:

– Enhorabuena, es una chica.

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Creación propia

Marta perales gonzalez

Estoy detrás tuya...

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