Ayer, un amigo me sacó de la casa en un apuro para llegar al primer acto de la noche musical de un bar local. Después de unos cuantos tragos, me di cuenta de que mi teléfono no estaba en mi bolsillo. Revisé la mesa en donde estábamos sentados, el bar, los baños, y, luego de no haber tenido suerte, usé el celular de mi amigo para llamar al mío.
Alguien contestó tras el segundo pitido, soltó una risita áspera, y colgó. No volvieron a contestar. Eventualmente, lo hice a un lado como una causa perdida y me dirigí a casa.
Encontré el celular en mi mesa de noche, en donde lo había dejado antes de salir.
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La traducción al español pertenece a esta página. Fue escrito en inglés por Lynxx:
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