No te duermas, Sofía

Era uno de esos días que provocaban pereza y sueño sin razón aparente. La escuela fue insoportablemente tediosa y al salir de clases, Sofía y algunos de sus amigos se tumbaron en el césped  y hablaron un poco a cerca de algunos mitos que se segregaban como virus en el plantel y que tenían a todos muy interesados en como algun ente ajeno a la realidad ordinaria había logrado apoderarse de la voluntad de un chofer de camióny hacían travesuras inofensivas y a veces hasta divertidas a sus pasajeros. Sofía se burló del ente y criticó fuertemente e hizo énfasis especial en la estupidez del chofer de haberse dejado embriagar por el ente. Obviamente las historias que contaban eran invenciones y, por tanto, todos rieron de las afirmaciones que ella hizo.

Después de unos veinte minutos de estar echada prácticamente haciendo nada, Sofía decidió que ya era tiempo de volver a casa, así que tomó su bolso y su libro y se encaminó hacia la carretera donde esperaría el autobús.

Como tenía sueño, cerró los ojos para dormir un rato en tanto llegaba a su destino. Para cuando se despertó ya no quedaban más que el conductor del autobús y ella, así que se apresuró a descender por miedo de haber desatinado la estación que debió parar frente a su casa. Sin embargo no lo había hecho; miró a su alrededor y se dio cuenta que estaba en el lugar correcto.

Un poco confundida caminó hacia el zaguán, tratando de hallar la llave correcta que lo abriese, cuando otra cosa atrajo su atención; el autobús en donde ella venía no había arrancado aún y esto le provocó un extraño escalofrío que bajó rápidamente por su espalda y se alojó después en su estómago, haciendo que tuviera un poco de náusea. Sin embargo decidió no tomar mayor importancia a aquel acontecimiento y metió la llave en la cerradura de la puerta para abrirla, lo que ocasionó un sonido chillante y Sofía sintió una angustia como si alguien cercano a ella hubiera fallecido.

Sofía entonces abrió la puerta y poniendo los pies en polvorosa hasta su cuarto, se encerró e inmediatamente encendió el radio, que transmitía a esa hora El Club de Los Beatles. pues necesitaba relajarse de algún modo, sin embargo en ese momento, aunque el aparato estaba en la frecuencia correcta, lo único que emitía su bocina monofónica  eran sonidos incomprensibles que ella jamás había escuchado; altas frecuencias de chillidos que no parecían ser humanos. Se apresuró a mover la antena para conseguir una mejor recepción, cuando le llenó todo el cuerpo una brisa tan helada como la noche, al darse cuenta que de camino a su cuarto no había nadie en la casa; la edificación estaba completamente vacía .

No lo pensó dos veces y salió de su cuarto para caminar por el pasillo que daba a las escaleras que debía bajar para llegar a la sala, el comedor, la habitación de sus padres y la de su hermano Arturo. Mas en su exhaustivo y alicaído recorrido por dicho pasillo y escaleras, el silencio que reinaba no era común; de hecho era un tanto siniestro, misterioso y desesperante. Buscó impávidamente en la sala, el comedor, la cocina, cada rincón de las habitaciones de esa casa que yacía solitaria y silenciosa. Salió de nuevo a la calle que se encontraba desértica. Le recorrió de nuevo un estremecimiento extraño, pero esta vez más profundo y siniestro que el anterior al ver que el autobús que la había dejado frente a su casa aún seguía allí, como esperando subir pasajeros.

Corrió hacia el autobús, pues sabía que podría encontrar ayuda en el conductor, que de algún modo, ella sabía, aún se hallaba dentro del vehículo. Sin embargo cuando subió los pequeños peldaños para alcanzar al chofer, la portezuela se cerró estruendosamente detrás de ella, causándole una enorme impresión, pero no pudo ser comparada con el acontecimiento que le siguió a esta acción.

El autobús quedó inmutable, petrificado sobre la acera vacía que ya no se veía dónde terminaba; lentamente Sofía buscó el rostro del conductor, quien se había agachado al cerrarse la puerta con tal brusquedad. Pero al ver aquella figura, Sofía no pudo hacer más que lanzar al vacío un grito ahogado de horror y dolor; de tristeza y amargura; tenía ante sus ojos algo tan raro, ignoto e indescriptible como jamás una persona podría imaginárselo: una gran protuberancia del color y textura del hueso salía de una abertura sangrante en una masa amorfa de carne y piel envueltas en textiles sucios y harapientos; otra similar, pero más pequeña se hallaba incrustada a unos veinte centímetros de la primera. Encarnadas en los costados de la criatura, dos extremidades se asomaban simulando brazos, pero que parecían sólo hueso cubierto de una piel tosca y llena de erupciones; la pus agusanada de entre lo que parecían esfínteres hacía más alicaído el aspecto tambaleante de aquella muestra de inhumana tortura moderna.

Sofía no pudo abrir la puerta del vehículo y se decidió a huir por una de las ventanas abiertas de los costados del autobús. corrió hacia su cuarto aterrorizada y desconcertada por el suceso. Quiso dormir para así poder despertar y caer en cuenta de que todo había sido un simple sueño; una jugada cruel de su mente y…

Cuando despertó salió de la habitación ofuscada y buscó rápidamente a su familia, de la cual no encontró rastro alguno. Desesperadamente tomó un cuchillo de la cocina y se aventuró a salir de nuevo a la calle sólo para encontrar una escena avasalladora; la calle que alguna vez recorrió con alegría en su niñez de había convertido en una plataforma del terror, de todos lados brotaba un insoportable olor a podrido que casi hacía imposible siquiera el simple acto de caminar por entre los senderos de excreciones cutáneas que dirigían a un sólo lugar: el autobús en donde se hallaba la criatura insoportable.

No le quedó de otra a Sofía que caminar hace el horrible lugar. Entró con un salto al vehículo, blandiendo hábilmente su chuchillo cuando la apresaron unos cúmulos de carne informe que salían de todas direcciones.

Al día siguiente se encontró el cuerpo de Sofía en su cama, parecía no tener heridas físicas pero la autopsia reveló hemorragias internas y lo más insólito: estaban ausentes sus pulmones y su estómago aunque no se habían encontrado incisiones o siquiera heridas en todo su cuerpo.

Cuando sus padres regresaron del crematorio encontraron sobre el escritorio de Sofía una nota salpicada de pus que decía las siguientes palabras: «Jamás te duermas en el autobús«.

Creación Propia

Edward Grandchester

Eduardo Cuevas, imaginador surrealista y amante de la ficción y la realidad no-ordinaria. El cuento ultra-corto y el relato hiperbreve son la tesis de su obra.

Please wait...

51 comentarios

Odio este tipo de historias, practicamente dormirse en cualquier sitio podria ser motivo de Creepypasta, y la verdad solo dormirse en un hospital seria un argumento interesante y mas o menos creible sin recurrir a giros sacados de la manga como en esta historia.

Ya empezando con la critica, tus descripciones son malas y estructuralmente repetitivas, eliges mal las palabras en las mismas, es como si pusieras las palabras simplemente por poner algo que parezca «elegante», y la verdad queda mal.

2 estrellas.

Si no sabes que poner, ¿para qué comentas? Y además… ¿El final de algunas historias? Sé de una historia de la cual tus ojos JAMÁS verán el final… Simplemente no eres digno. <3

@sombra

Migthy morphin power ranger homosexual (?) No sabía qué publicar, no comentar; y el final de Las crónicas de unas putas ardidas no es precisamente la historia que tenía en mente. Fuck off, bitch.

Me perdi en varias ocaciones. Es como qe no cerrastes algunas oraciones y segistes con otra cosa. Por otra parte me entretubo la trama y el final muy bueno. Yo nomas le cambiaria la redaccion para qe se entienda mejor. Saludos!

Digan lo que digan la historia es buena, unos «detallitos» por ahí y por allá en cuanto a redacción, y no se si de verdad no sea entendible para algunos, pero yo apunto a que no saben leer debidamente, un buen lector puede incluso auto completar y corregir palabras y oraciones a lo largo de su lectura, aunque justo es recalcar estos fallos puesto que un buen escritor difícilmente comete estos fallos fuera de eso es un excelente argumento, se me parece mucho al estilo del maestro Lovecraft.

Saludos.

lo mismo pensé con respecto al estilo, aunque ciertamente Lovecraft habría corregido esos pequeños errorcillos. Muy buena la creepy, y una delicia de leer 😀 de las pocas veces que no tengo cáncer ocular mientras leo ^^

Me parece muy abrupto el final, me sorprendio, sí; me parecio algo original, tambien; me dio un escalofrio, uno pequeño; me parecio adecuado, creo que no, es decir, me parece lo mas reverendamente inverosimil que he leido que al principio parecía totalmente cierto (Si se pensaba que la masa sangrante era parte del sueño, obviamente), y eso me hace sentir que debería reirme.

La verdad no es mala, la creepy, si es cierto que es un diamante con algunas pulidas que deben ser dadas, pero malo malo no es, necesita mas fondo, mas detalle, y menos palabras sacadas del un diccionario tecnico, x3 Necesita adaptarlo, recordemos que no todos manejamos la mismas palabras cotidianamente. Una creepy es cuestion de transmitir el miedo, y para eso tienes que encontrar la forma adecuada de hacerlo y la mejor forma es por las palabras que usas… estoy siendo redundante.. x3

Estaba hablando con una amiga por skype que se quedo dormida y le dije mira este creppypasta (empezamos leer creppypastas porque estabamos aburridos), se llama No te duerma, Sofía. Vi la pantalla del skype y estaba durmiendo .____. le dije oye ? y se corto la llamada Ayuda D:

Responder a LolaCancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.