Bebé Que Ríe Mucho

La marca REMCO había sido un éxito. Sus juguetes eran deseados por niños y niñas menores de ocho años, y no es mi intención difamar la marca o sus juguetes… sólo quiero dar mi testimonio.

Corría el año de 1988, una nueva muñeca había salido al mercado con el nombre de “Bebé Que Ríe Mucho». Su función principal era producir risas si presionaban el botón en su pecho. Mientras reía se mecía en su silla, y no paraba de reír. En ese año era una novedad ver a una muñeca hacer ese tipo de acciones tan humanas. Yo era una niña llena de caprichos, en cuanto vi el comercial corrí con mi madre para pedirle que me la comprara, mas siempre vivimos en la humildad. Ahora me siento agradecida por no haber tenido tanto dinero…

Muchas amigas mías me presumieron que sus padres les comprarían la muñeca; yo las miraba con envidia mientras fingía alegría por ellas. Y así fue, mis amigas consiguieron la muñeca y llegaron a mostrármela aún en sus empaques. Cuando les pedí que jugáramos con ella, se mostraron egoístas y rechazaron mi petición.

Lo siguiente no lo recuerdo con claridad… Era apenas una niña, y no puedo explicar todo lo que sucedió, pero sé que fue la tarde del 14 de marzo.

Noté que el comercial de la muñeca ya no se transmitía por la televisión. Emma, una de mis amigas, cayó enferma gravemente. Mi madre me dijo que tenía gripe, pero por la ventana de mi habitación vi llegar en una ocasión numerosos automóviles y hombres vestidos con bata saliendo de ellos. Supe que no era una simple gripe, pero nadie quiso contarme la verdad.

Poco después me enteré de que había caído en un trance esquizofrénico, en el que no podía dejar de reír a carcajadas. Sus padres estaban aterrorizados, totalmente desesperados por encontrar una explicación. Pero la situación comenzó a empeorar, Emma comenzó a expulsar sangre de su nariz y oídos.

Tuve la oportunidad de visitarla y quedé sorprendida de lo que vi… ¡Estaba casi muerta! No parecía una niña de diez años, ¡era una pequeña anciana atada a todo tipo de artefactos médicos! Miré su habitación y encontré la muñeca en su mesita de noche, parecía que la observaba atentamente, siendo testigo de los delirios y risas repentinas que Emma padecía.

Una semana después, vi llegar un largo automóvil negro a la casa de Emma. Mi mamá dijo que ella no regresaría del viaje.

Después fue Rosa. Comenzó con delirios, gritaba por las noches que la muñeca quería llevársela; luego comenzaba a reír azotando su cabeza contra la pared, dejando manchas de sangre imposibles de limpiar.

También pude visitarla, su frente estaba cicatrizando, y aunque sus padres habían repintado la pared, aún podía ver las tenues manchas de sangre. Y de igual manera, sentí la mirada de la muñeca.
No supe más de Rosa, su madre la llevó a casa de sus abuelos, y sé que debió tener el mismo final que Emma.

Pero antes de irse, dejó a la muñeca en la puerta de mi casa. Mi madre la tomó y la guardó arriba del clóset de mi habitación.

En la noche escuché el sonido de la madera hueca, y pude ver que la muñeca se mecía en su silla. Salté de mi cama y del susto caí por las escaleras; terminé en un hospital por haberme fracturado el brazo izquierdo y por heridas menores en mi cuello. Le grité a mi madre que no quería la muñeca, le ordené que la quemara, pero se negó. Al llegar a mi casa, tomé el alcohol etílico y el encendedor de la cocina, pateé la muñeca, la bañé totalmente y la vi arder frente a mí. Podía escuchar cómo se reía mientras su cara se derretía poco a poco… No dejé de escuchar esa risa por cuatro largos años, cuatro años de terapia psicológica.

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Oblivion

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9 comentarios

Muñecas, muñecas, ya van 3 historias de muñecas. ¡Con el repelus que me dan! La historia bien por otro lado, original y con foto, el anuncio se puede ver en you tube y es aterrador…

._. Gracias al chucky ya no jugue mas con muñecas creo k las deje a los 6 años y con esta historia me dan ganas de ir a quemar todas y cada una de las muñecas con las k jugaba…. por eso prefiero la pc, la tablet y mis peluches :v

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