Todos oímos de un apocalipsis zombi, pero nadie se lo tomó en serio nunca. En retrospectiva, siempre pareció como si atravesásemos ciertas «fases apocalípticas», en las que la mayoría pensábamos que una cosa en particular condenaría al mundo. Aliens, una nueva plaga, la rebelión de las máquinas, Y2K y finalmente los zombis. Solo eran ideas, cosas en las que podíamos pensar. ¿Quién se habría imaginado que iban a ser los zombis después de todo?
No sabemos con seguridad qué fue lo que lo causó, pero todos sabemos quiénes resultan afectados: los niños. Se quejaban sobre estar enfermos y discutían con los adultos con más frecuencia que antes, pero creíamos que era algún virus que se había esparcido. No fue hasta que los noticieros internacionales reportaron que los niños adoptaban prácticas caníbales que supimos que algo en verdad estaba mal.
Escuelas, guarderías, parques, sus propios hogares: parecía que el brote sucedía desde todos lados. Los niños se volvieron salvajes, atacando a los adultos y mascotas tan rápido como podían, y los devoraban vivos. Algunos de nosotros les devolvíamos el golpe, pero la mayoría se contuvo. No podíamos usar fuerza letal. Eran niños, por el amor de Dios.
Los doctores trataron de estudiar a los que pudimos capturar, pero lo único que se pudo descubrir fue que cada niño afectado estaba muerto en términos médicos, pero seguía activo de alguna forma. Y más que activo, bestial. Zombis de la vida real, y eran nuestros hijos. Tratamos de luchar, pero cuando se reducía a darles el golpe final, lo único que podíamos ver era a nuestros hijos e hijas, y no nos atrevíamos a hacerlo. Tantos padres murieron, tantas familias destruidas por siempre.
Las tasas de natalidad declinaron aceleradamente y las muertes se catapultaron. Incapaces de eliminar la amenaza, muchos nos conformamos con escondernos y recluirnos. Hemos construimos muros y cercas en todas partes para alejar a los zombis. Asignamos guardias, pero incluso para ellos puede ser difícil acabar con estos seres.
Aún tenemos algunos hijos saludables entre nosotros, los que nunca entraron en contacto con lo que causó el brote. Pero todos los adultos los observan como halcones, atemorizados de que se transformarán en cualquier minuto. Solía considerarse imprudente mantener un arma en casa con tus hijos presentes, pero ahora eres imprudente de no hacerlo.
Si los niños son el futuro, puede que ya no tengamos uno.
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La traducción al español pertenece a esta página. Fue escrito en inglés por copper-feather:
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