La rutina

Hay un monstruo tan horrible, cuyos rasgos no pueden ser vistos por ojos humanos no sin antes llorar de sangre por ver su presencia, cuya existencia aterra eternamente a los infantes, cuya presencia no hace si no estremecer a todos, tanto que no se menciona ni en los más osados cuentos de terror.

No puedo darle un nombre, sin embargo, intentaré describir lo que hace esta criatura. Ataca sobre todo a los adultos en edades tempranas, les roba sus vidas una gota de sangre a la vez, de tal manera que ellos no perciben qué ocurre, sin embargo, arraiga sus tentáculos en nuestra piel, órganos, cerebro y corazón. Poco a poco robará tus sueños y anhelos, los destruirá para siempre, ves ante tí que la vida se te escapa, tu escencia, todo lo que una vez fuiste, eres y pudiste ser. Se roba tu sudor, tu sangre, tus lágrimas, te quiere dejar completamente seco. Y sin embargo, tu no te inmutas, te consume hasta lo más profundo y tu no le notas, lo ves como algo normal pero poco a poco te despoja de tu alma. Te robará y te succionará todo, hasta que estés viejo y veas los efectos que tuvo en ti. Llorarás lágrimas de rabia, de desesperación, desearás que sea una pesadilla horrible, gemirás pero nadie te entenderá, nadie te entenderá y cuando te haya sometido, en la noche más profunda te dará el golpe de gracia, condenándote al eterno olvido, donde ninguno de tus alaridos y gemidos será escuchado. Por siempre.

Pero, creo que son suficientes desvaríos por una noche. Mejor te duermes temprano, no querrás llegar tarde mañana a tus deberes, como siempre te has preocupado, hace ya algunos años.

Creación propia.

Carlos