Un buen día, unos chicos estaban jugando al fútbol en un parque. De pronto paso ante ellos, una mujer que iba vestida totalmente de negro y llevaba una capucha que tapaba completamente su cara. A los niños la mujer les hizo mucha gracia y empezaron a decirle cosas. Uno de ellos, llamado Pedro le tiro una piedra que le acertó a la mujer en toda la cabeza provocando la risa de todos los chicos. La mujer de negro se quitó la capucha y miró a Pedro. Le dijo que sabia donde vivía y que esa misma noche iría a hacerle una visita.
Lógicamente, Pedro no se creyó nada de lo que le había dicho la mujer de negro y siguió jugando con sus amigos.
Aquella noche, Pedro se fue a dormir a las 12 y quedo profundamente dormido…. Pero entonces, unos ruidos extraños lo despertaron. Eran ruidos de pisadas que se acercaban a su cuarto. Pensó que debería ser su hermana que quería gastarle una broma. A menudo Ana, su hermana, solía ir a su cuarto de madrugada y despertarlo para fastidiarle, pero al pronunciar su nombre no obtuvo respuesta. Empezaba a ponerse nervioso, sabía que no podía ser la mujer de negro. Al poco, empezó a oír voces que decían que se estaba acercando a su cuarto. La voz le resultaba muy familiar, no era ni la de su madre ni la de su hermana….. Pero era muy familiar. Entonces Pedro vio que el pomo de la puerta empezaba a girarse. Una sensación de miedo y de angustia recorrió todo su cuerpo, en aquel momento se arrepintió de haberle tirado la piedra a la mujer de negro que ahora estaba allí para hacerle dios sabe qué. La puerta se abrió y allí estaba ella. Blandiendo un cuchillo en la mano y dirigiéndose hacia Pedro. No tenía escapatoria. Pedro empezó a gritar con todas sus fuerzas, despertando a sus padres y a su hermana que acudieron rápidamente a ver qué le pasaba a Pedro. Les dijo que Vio una mujer de negro con un cuchillo que quería matarle, pero entonces la mujer ya no estaba allí, había desaparecido. Sus padres le dijeron que solo fue una pesadilla y que durmiese tranquilo. A pesar del susto, Pedro no pudo dormir tranquilo.
A los pocos días, Pedro volvió al mismo parque a jugar con sus amigos al fútbol y entonces la mujer de negro volvió a pasar por allí. Esta vez Pedro no dijo nada ni volvió a lanzar ninguna piedra. Les dijo a sus amigos que la dejaran en paz y no se metiesen con ella. La mujer de negro le lanzo una mirada y le dedico una terrorífica sonrisa …..