Las luces nocturnas de la ciudad estaban cada vez más lejos.
La noche estaba despejada y la contaminación lumínica no permitía ver ninguna estrella. Un cielo opaco, sin fondo estaba sobre nosotros. Los ciudadanos comunes se acostumbran a ver un cielo sin estrellas, pero yo no, tenía qué ver alguna, ya casi no recordaba cómo eran.
Por eso me dirigía hacia donde las malditas luces de la ciudad no interfirieran con mis deseos. Buscaba la oscuridad. Avancé no sé cuántos kilómetros. Y ya podía ver algunas de ellas. Aún no se apreciaban bien .
Descubrí una brecha en la carretera, no tenía señalamientos o indicaciones de hacia dónde se dirigía. Era un camino lleno de oscuridad. Sentí un poco de temor, sobre todo porque ya no tenía cobertura en mi móvil. Pero me decidí a seguir por ese angosto camino. Cerca de media hora conduje y cada vez era más accidentado el terreno.
Tuve que seguir a pie, sólo armado con la luz de la cámara del móvil. Procuraba no ver al cielo, quería llegar muy lejos, lo suficiente para que al voltear hacia arriba, el brillo de las estrella me impactara. Quería llevarme una agradable sorpresa.
El cansancio me hizo detenerme, la oscuridad era casi total, los bichos me querían comer vivo. Pero no regresé.
Me recosté en el suelo con los ojos cerrados, boca arriba y respiré hondo. Sentí la frescura extrema de la vegetación. El olor de la hierba, de la naturaleza. Y me dispuse a abrir los ojos.
Era lo más hermoso que había visto en mi vida. Un cielo completamente estrellado. Luces brillantes titilando con fuerza, como si estuvieran dando un espectáculo sólo para mis ojos.
Las lágrimas me inundaron los ojos pero me las sequé para seguir viendo las estrellas. La vía láctea estaba increíble. Incluso vi un meteorito caer. Era una noche maravillosa.
Estuve así largo rato, tendido en el suelo. Pero en eso vi algo inusual. Una estrella roja.
Sabía que Marte podría dar esas tonalidades, pero no era marte. Esta «estrella» era diferente
Pareciera como si se moviera lentamente, pero no sólo eso, parecía moverse justo al lugar donde yo dirigía la mirada.
Los movimientos lentos pasaron a ser movimientos rápidos, la estrella procuraba estar presente donde yo dirigía mi vista. Un temor frío me recorrió la espalda. ¿Qué rayos era aquello?
Recordé que estaba absolutamente solo en medio de la nada y me levanté de golpe. En la mente se me venían las historias urbanas, leyendas y demás historias sobre abducciones llevadas a cabo por OVNIS y esas cosas. Siempre creí que era puras patrañas. Pero ahora no quería quedarme ahí a averiguarlo.
Comencé a caminar hacia mi auto y entonces recordé que podría grabar algo de ese fenómeno con el móvil. Para subirlo a las redes y tener una historia con evidencias para mis amigos.
Encendí la cámara pero la estrella no se apreciaba en la pantalla. “Maldita porquería de móvil”. Pensé. Y me lamenté de no haber llevado la cámara de video de mi padre. Miré hacia arriba de nuevo. La estrella roja parecía estar justo sobre mi cabeza. Más luminosa, más grande.
Corrí, corrí cuanto pude, tropezando cada pocos pasos. El terror me impulsaba, el frío en la columna vertebral me decía que mi vida estaba en peligro. Una luz roja me envolvió. Era muy fuerte. Quedé paralizado. La intensidad de esa luz se hizo más potente. Ahora no parecía sólo ser luz.
Me sentí atrapado en una sustancia viscosa, roja y maloliente, que sin embargo era completamente transparente. Como sangre disuelta en agua. La luz ya no era luz, era sangre y se impregnaba en mí. Recuerdo que perdí el conocimiento por el miedo. Supongo que el terror extremo obligó a mi cerebro a bloquearse ante esa terrible experiencia.
Cuando desperté estaba cerca de mi auto. Habían pasado aproximadamente 2 horas. Aún estaba impregnado, o empapado de esa “sangre”, pero se fue evaporando o desapareciendo conforme pasaban los minutos.
A nadie le conté lo sucedido, me catalogarían de loco o de friki. Desde esa noche agradecí a la contaminación lumínica por estar ahí para protegerme de esa estrella. Sin embargo últimamente despierto en medio de las noches cubierto de un líquido rojo sanguinolento.
Sé que la Estrella Sangrienta está justo sobre mí. Esperándome.