Cuando todos llegaron al bosque de noche prendieron fuego y contaron algunas historias de miedo, conforme pasaba la noche a Masami le empezó a entrar el sueño, cerró los ojos unos segundos y cuando los abrió el bosque estaba oscuro y vacio. Al principio ella creía que se trataba de una broma, pero ese pensamiento se le salió de la mente al instante; habían pasado solo un par de segundos, así que siguió caminando, solo con su linterna de bolsillo y con un mal presentimiento en su pecho. Le parecieron horas las que llevaba caminando hasta que vio a una chica sentada en una roca, sollozando.
La chica tenía puesto un uniforme escolar roto, estaba pálida, pero su pelo estaba teñido con un color naranjo chillón y adornado con una rosa carmesí. “Debe ser de mi clase” pensó Masami, “pero, ¿Qué hace aquí?” alargo su brazo para tocar su hombro, y la colegiala noto su presencia. Masami dio un grito de terror al ver que la chica tenia las cuencas vacías y sangrando y su boca también estaba ensangrentada. La pobre Masami corrió a través de todo el bosque gritando y llorando por ayuda, pero por más que la pobre japonesa corriera, no había señales de la civilización urbana y ese espectro malvado la asechaba con una navaja y su velocidad estaba casi alcanzando la de la luz. Antes de que el espectro tuviera oportunidad de enterrar el arma blanca sobre el corazón de Masami ella vio fijamente un techo blanco. Estaba en la habitación de un hospital. A su lado estaba con los ojos llorosos su desdichada amiga y su abuela con una cara de alivio pero también sollozaba y fuera de la habitación estaban sus compañeros de clase. Solo atinó a preguntar con voz débil:
“chicas… ¿Qué ocurrió?”
“Masami, lo siento”
“¿Qué dices, Kimi-chan?”
“de verdad, yo no quería…”
“calma hija, no es tu culpa” la consoló Himegami “esto no había pasado antes, solo fue una desafortunada coincidencia”
“¿Qué paso, Oba-san?”
“ehm… sufriste un paro cardiaco en el campamento… lo bueno es que reaccionamos a tiempo y estas bien… parcialmente bien…”
“qué raro, porque yo de pronto sentí que se me dormía mi brazo izquierdo y cerré los ojos, para cuando los abrí no había nadie y estaba oscuro y vi a esa chica llorando…”
“para” replico Kimura “¿Qué chica? ¿Cómo se veía?”
“bueno… tenía el pelo naranjo con una rosa roja, tenia puesto un uniforme que estaba roto, era muy pálida, no tenia ojos y creo haber visto un pétalo de rosa en su pecho”
Kimura tenía los ojos inyectados y con lagrimas. Furiosamente azotó su cabeza contra la pared y grita: “¡Todo por mi maldita culpa!”
Masami se extrañó
“¿Qué carajos te pasa, Kimura?”
Ella con un chichón en la frente le dijo:
“La chica que mencionaste era la misma de mi cuento de terror”
1 comentario
Interesante, ahora si fue un buen final ;3. Ojala te pases por mis post