The Holders (6-10)

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The Holders (Los Portadores) son una sucesión de creepypastas de rituales con 528 publicaciones principales más contenido adicional, pero puedes comenzar a leer desde cualquier parte, pues no mantienen continuidad entre sí; son capítulos individuales con formato similar.

Los Portadores (6-10)


En cualquier ciudad, en cualquier país, hay una institución de salud mental o centro de rehabilitación donde puedes tratar de conseguir un Objeto. Había 2538 de estos Objetos, pero dos mil se perdieron.

Los 538 restantes nunca deben estar juntos. Jamás.

Estas historias han sido recogidas de varias fuentes, muchas de las cuales son cuestionables, pero todas tienen un aspecto en común: cuentan la historia de una serie de Objetos, los cuales, de ser reunidos, traerán horribles consecuencias, detalles que conducen a muchos a la locura.

La veracidad de las historias siempre está en duda; así se quería que fuese. La especulación circula desenfrenada. Nadie sabe realmente si los Objetos son genuinos o si hay un número fijo de Objetos que existen en el mundo y que anhelan reunirse con los suyos. Parte de lo que hace a las historias de Los Portadores tan incitante es la posibilidad de que cualquier persona pueda ir a una institución de ayuda especial y someterse a una prueba de vigor para conseguir un Objeto.

Los Objetos, aunque poderosos y temibles, carecen de la habilidad para agruparse por voluntad propia, y se ven obligados a convocar la ayuda de ciertos individuos. Estas personas se convierten en Buscadores, con historias tan perturbadoras y detestables como los mismos Objetos. Los Buscadores han emprendido su viaje por tres razones principales: buscar Poder, buscar Reunión o buscar Separación. Sus metas son conocidas por convertirlos en villanos y monstruos, y solo podemos esperar que aquellos de corazón justo prevalezcan sobre estos seres.

Quizá haya una buena razón para que llegases a este sitio, estimado lector. Los Objetos han de estar llamando.

¿Responderás?

 

El Portador de la Canción


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador de la Canción». Entonces serás guiado a una puerta solitaria que dirige hasta una escalera en caracol que rotará más allá de la altura del edificio; al final habrá una puerta que da hacia a un corredor.

Una ola de calor repentina te envolverá al abrir la puerta. Procede bajando por el corredor; eventualmente sentirás mucho frío. Entonces deberás permanecer perfectamente inmóvil y no hacer sonido alguno. Si oyes a un bebé llorando, voltéate y regresa. No te sobrevendrá ningún daño, pero el llanto del bebé te seguirá adondequiera que vayas. Si lo escuchas por el resto de tu vida, considérate afortunado, pues cuando se detenga, tu primogénito morirá.

Si el llanto no suena y el calor regresa, procede hacia la puerta al final del corredor y ábrela. El cuarto delante estará bañado en luz verde. En el centro estará una anciana dando cuerda a una caja de música que no produce sonido. Ambas de sus piernas han sido cercenadas por las rodillas. Cuando le hables, debes verla a los ojos. Esconde una lanza confeccionada a partir de los huesos de sus piernas; desvía tu mirada y te apuñalará con ella, y te dejará en una agonía aparentemente interminable, desangrándote hasta morir. Solo responderá a una pregunta: «¿Cuál era la canción que ellos tocaban?».

La anciana comenzará a cantar. La canción estará en un lenguaje diferente, pero la melodía será la más hermosa que hayas oído jamás; paz y serenidad inundarán tu mente, cuerpo y alma. De pronto, sin aviso, podrás ver, en vívido detalle, la imagen de niños jugando y cantando despreocupados, tan inocentes como pueden ser. Pese a que la escena se ve serena y placentera, eventualmente tomará un giro terrible y siniestro. Los niños comenzarán a luchar entre sí. Pronto, ellos intentarán matarse unos a otros de las maneras más brutales. Se clavarán entre sí en postes de madera afilados, se mutilarán con rocas punzantes e incluso arrancarán la carne de sus cuerpos con sus meras manos. Entonces la proyección mostrará a estos niños, siendo ahora copias desfiguradas de sí mismos. Verás a un niño desnudo, empapado en sangre, cantando con deleite mientras corre a través de un páramo infernal, siendo perseguido por monstruos indescriptibles. Ellos lo atraparán y exterminarán por completo, con la canción sonando de sus labios triturados hasta el final… Y a pesar de estas escenas atroces y brutales, permanecerás calmado y pacífico en todo momento, aunque no sabrás por qué.

Cuando estas visiones terminen, un dolor intenso embestirá tu pecho. Tu corazón se sentirá como si estuviera a punto de explotar. Aun así, no debes romper el contacto visual con la anciana. Si te mantienes enfocado, el dolor cesará eventualmente. La mujer se pondrá de pie —aunque no sabrás como— y dejará la caja de música en tus manos.

La caja de música es el Objeto 6 de 538. Cuando su canción toque de nuevo, todos volverán a estar juntos.

 

El Portador del Camino


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador del Camino». El empleado hará su mejor intento por mantener una mirada de indiferencia en su rostro mientras te entrega una llave, la cual, según explicará, pertenece a un cuarto de suministros descontinuado en el edificio. Cuando localices y abras la puerta correcta, encontrarás un camino estrecho y ventoso suspendido en un vacío interminable. Caer del sendero es ser lanzado fuera de la realidad misma; una eternidad de pesadillas de terror inconcebible le espera a cualquiera que caiga al vacío, ya sea por su propio error o por haber sido tirado del camino por las monstruosidades inmortales que residen en las afueras de la creación.

Si alguna vez sientes como si estuvieras siendo observado mientras pasas a través de este tramo olvidado, lo mejor que puedes hacer es detenerte en seco de inmediato y contener la respiración. Continúa así hasta que tu audiencia pierda interés en ti, o hasta que se aproximen reclamándote como suyo. Si ocurre lo último, siéntete libre de gritar tan fuerte como quieras, aunque tus gritos caerán en oídos sordos.

Eventualmente el paso acabará en una puerta. Al abrirla encontrarás un cuarto pequeño y polvoriento. Apoyado contra la pared lejana estará un cuerpo muy demacrado; los vestigios que restan de su piel han sido gravemente consumidos por la necrosis. No tendrá nada más de extraño, a menos de que te le acerques y preguntes: «¿Cómo adquirieron guardianes?».

Si dicha línea es pronunciada, el «cuerpo» comenzará a moverse. Una sutil luz roja emanará de las cuencas de sus ojos al instante que alce su cabeza y comience a relatar la larga y macabra historia de los Portadores. Hablará de pactos profanos y atrocidades impronunciables. Si le es dado el nombre de cualquier Portador, revelará su historia y el significado del Objeto que protege. Bueno, de casi todos los Portadores. Verás, él nunca entrará en detalle sobre sí mismo. Esto es porque el espectro espera que el visitante no pregunte por qué pareciera que carece de un Objeto. A decir la verdad, su Objeto fue de alguna manera sellado en el interior de su cráneo, y el destello siniestro dentro de las cuencas de sus ojos es realmente la luz brillante del Objeto atrapado dentro.

Ese es el Objeto 7 de 538. Su Portador hará lo que sea para mantenerlo fuera de tu alcance.

 

El Portador de la Riqueza


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador de la Riqueza». El empleado alzará una ceja, como si estuviera confundido por tu pedido. Pregunta una segunda vez, se encogerá de hombros y te llevará por la calle, donde una opulenta mansión te espera. Esta mansión no estaba ahí cuando iniciaste tu búsqueda.

Dentro de la puerta principal estará una gran escalera en espiral. Las paredes estarán cubiertas de pinturas finas y una gran estatua de mármol estará situada en un pedestal por la base de las escaleras. Los rasgos misteriosos de la estatua evocarán la imagen de una bestia realmente horrible, alienígena y funesta a la vez. Admírala cuanto quieras, pero no la toques, a menos que desees despertar a este hambriento monstruo.

Asciende por la escalera. Mientras no toques nada, no estarás en peligro. A la cima de las escaleras estará una puerta de madera angosta y humilde. Se abrirá ante ti, siempre y cuando no tengas miedo.

Verás a un hombre con una barba de chivo y cabello recortado y estilizado con gel sentado detrás de un gran escritorio que parece ser de caoba. Su traje parecerá ser tanto de carne humana como de seda italiana. Es posible que hable, y mucho. Hablará sobre su asombrosamente bella casa y su encantadora estatua descansando en la planta baja. No lo interrumpas, y no respondas ninguna de las preguntas que pueda hacer. Cuando acabe, ármate de valor y pregunta confiadamente: «¿Puedo tener mi salario?».

El procederá a explicarte el valor de la vida. Hablará de cosas peores que la muerte, y te dirá exactamente qué espera que hagas. El fabuloso interior del cuarto se roerá, y el piso se convertirá de tejido francés a heces. Su propia apariencia se volverá ciclópea e inimaginable. Entonces sacará una nota bancaria pequeña de su traje de humanos y te la dará.

Esa nota es el Objeto 8 de 538. Su Portador cuenta contigo para que lo gastes.

 

El Portador de la Sabiduría


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador de la Sabiduría». El empleado reirá por lo bajo y serás guiado hacia un cuarto vacío. El empleado te dará una llave y dirá que esperes un momento en el cuarto hasta que oigas el ruido de una campana. Entonces tendrás que asegurar la puerta y espera a la segunda campanada para quitar el seguro.

La puerta se abrirá por sí misma y revelará un pasillo largo, con una variedad de colores pintando las paredes, techo y piso. Sigue el pasillo hasta que oigas a una niña pequeña cantando. Detente, cierra tus ojos y espera donde estás hasta que la niña acabe su canción. Si haces un movimiento, corre. Corre de vuelta a la puerta por donde viniste lo más rápido que puedas. Salta por la ventana del cuarto donde esperaste y quizá puedas vivir. Si no llegases a la ventana a tiempo, serías arrastrado de vuelta al pasillo por algo que en definitiva no es una niña pequeña. Serás arrastrado a este horror hasta que el tiempo mismo se detenga, sintiendo por siempre el dolor de cada alma que fue conducida a una tumba prematura.

Si no te mueves y la canción cesa, eres libre de dar la vuelta e irte por siempre, o adentrarte en el pasillo hasta que llegues a una puerta con la figura de un humano. Ábrela con la misma llave que te fue dada antes, camina adentro y ciérrala detrás de ti. En el centro del cuarto verás un escritorio con una candela brillante, y tras el escritorio estará sentado un hombre, con su cara escondida por el resplandor de la vela. Camina más cerca, pero siempre mantén la flama entre ti y la cara del hombre.

Detente cuando estés a cinco pasos del escritorio. El hombre levantará su mano y te hará un gesto para que te acerques, pero no des ni un paso más allá. Cierra tus ojos y haz solo una pregunta, nada más: «¿Quién los juntará de nuevo?». Oirás al hombre levantarse de la silla y comenzará a rezar. Es un lenguaje que no entenderás al principio, pero después de dos minutos, oirás un nombre. Si escuchas «Anubis», entonces reza por una muerte rápida. Si es «Thor» lo que oyes, puedes abrir tus ojos. La cabeza del hombre estará en el escritorio, separada del cuerpo, pero seguirá hablando. Después de tres minutos se detendrá y comenzará a contarte cómo morirás, describiendo cada minuto de tu muerte inminente, y no podrás moverte hasta que finalice.

Pronto la cabeza dejará de hablar. Es el Objeto 9 de 538. Recae en ti qué hacer con el conocimiento de tu muerte; por ahora, es inevitable.

 

El Portador de la Ambición


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador de la Ambición». El sonido que saldrá de la boca del empleado será tan vago y simulará tan poca reacción, que quizá no estarás seguro de si hubo alguna reacción en lo absoluto. Te guiará hacia una escalera que se desplaza solo hacia arriba, y está iluminada por muchas ventanas.

En la cima de esa escalera, el empleado te dejará viajar por el corredor solo, y la calma del pasillo iluminado por las ventanas pasará a ser un ambiente inquietante y perturbador. Si acaso ves una sombra viajar por la pared, no la sigas, pues a la única parte que te guiará será donde no quieres ir: un lugar repleto de tus miedos y fracasos, un lugar del que no podrás volver. No importa qué forma tome la sombra, cómo se burle de tus sueños con tus más grandes deseos y esperanzas; ni siquiera la dejes tentar tu mirada, mucho menos tus pasos. Si llegas hasta el final del pasillo sin perder de vista tu meta, verás una puerta sin cerradura, manilla, ni obstrucciones, esperando por ti con una suave luz.

Si eliges no entrar en ella, solo camina de vuelta por donde viniste sin husmear por ahí o en otros cuartos, o descubrirás lo que seductiva sombra esconde. Si pasas por la puerta, encontrarás un cuarto iluminado por ventanas que cubren toda la amplitud de las paredes, brillando con una luz que parece estar lejos de ser tan natural como el sol y luna. En el centro del cuarto habrá un hombre alto y aparentemente saludable, parado desnudo y mirando a la luz. Su cuerpo estará cubierto con incontables tatuajes y cicatrices; solo su rostro permanecerá está intacto. Si miras donde él lo hace, no verás nada, ni aprenderás nada. Él no reaccionará ante ninguna acción o palabra, más que a la pregunta: «¿Qué los une?»

El hombre se dará vuelta para mirarte a los ojos. Devuélvele la mirada, pero tienes que saber que si no estás preparado, si reflejas la más mínima duda, te perderás en sus ojos desalmados por la eternidad. Si puedes recibir su mirada con honestidad, él comenzará a murmurar, hablando casi como si toda su historia fuera cómica o no significase nada importante; pero no te debes perder ninguna palabra, pues ignorar tan siquiera de forma parcial este conocimiento podría llevarte al fracaso en tu tarea. Cuando termine de hablar, se agarrará del pecho y se arrancara las suturas restantes de una de sus más notorias cicatrices y comenzará a sangrar profusa y fatalmente. Una vez que se haya quitado la última sutura, te las ofrecerá, pronunciando sus últimas palabras a través de su sangre borboteante: «Escoger el buscar… lleva a un destino inevitable».

Este grupo de suturas es el Objeto 10 de 538. Cómo lo uses depende de lo que oigas.

Correciones mías de traducciones de internet
http://theholders.org/

Creepypastas

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18 comentarios

los creadores deberian hacer una serie por television sin omitir el mas minimo detalle porque estan muy buenas las historias de por si

Oh dios! Oh dIos! Oh dios! Hacía mucho, muchísimo que no me sorprendía nada tanto! Los pelos de punta de principio a fin! 12/10! Aunque sea imposible! Tras leer ésto solo me queda una pregunta importante que hacer… ¿para cuándo o dónde están los 333 restantes? Felicidades, wow, de todo corazón (el cual lo tengo encogido ahora mismo).

OH DIOS OH DIOS fui con mi hermano a un centro de rehabilitación para hacer lo que decía en «el portador de la riqueza» por que me dio curiosidad saber si podía ganar una buena suma de dinero, le pregunté al empleado por el portador de la riqueza, y como lo esperaba el empleado alzó una ceja confundido, quería trollearlo y le pregunte por segunda vez, ¡y el muy maldito se encogió de hombros con indiferencia y se fue caminando hacia una puerta!!! no sabrían que miedo sentí cuando eso pasó, me fui con mi hermano y no quiero volver a ese lugar nunca. .___________. he reconsiderado que tal vez él me troleó a mí, pero me sigue dando un poco de miedo 🙁

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