Hola soy Dana, cuídame.

Hola gente, al estarse poniendo de moda los creepys de muñecas no me quise perder crear una relacionada con aquellos jugetes, con ustedes «La muñeca ventrílocua».

 

¡Vaya que hace frío! Quizá el más helado de toda la temporada, tampoco algo fuera de lo normal, por aquí suelen haber bajas temperaturas. Veo que en la heladera no encuentro nada calentito para suavizar mi paladar… espera… pude encontrar las sopas de cocción rápida. Entro a Internet a revisar mis correos electrónicos, raro fue ver tener al menos un mensaje en la bandeja de entrada y mucho más raro fue ver que provenía de mi enferma abuela Roma.

 

La abuela era una de las mejores ventrílocuas antes que se marchara del pueblo a causa de su enfermedad, cáncer para ser mas explícitos. Abrí el mensaje y debo admitirlo estaba intrigado, leí apresurado y honestamente no entendí una sola palabra de lo que decía tal correo; pero, pude ver que al final se encontraban fotografías de mi casa, fotografías que apuntaban hacia la puerta de entrada desde lejos y se iban acercando lentamente hasta llegar, pude ver que en la ultima foto había una caja bastante decorada y una nota al pie que decía:

 

«Cuida de Dana, y ella lo hará por tí»

 

Como olvidar ese nombre, era la muñeca preferida de mi abuela para sus obras, a decir verdad, siempre la odié; sentía que la abuela siempre prefirió cuidar más de la muñeca que de mí, yo se lo criticaba, pero solo contestaba que gracias a Dana ella podía respirar, excusa estúpida aún para un niño de 6 años para ese entonces.

 

No pasó mucho tiempo luego de observar las fotos que alguien tocó la puerta, sentí temor y alegría, puesto a que la abuela mando fotos de mi entrada supuse que quería darme un buen susto o más bien, una grata sorpresa. Abrí lentamente la puerta y tan solo encontré una bella caja reposada en la fría nieve, asomé la mirada por encima y pude contemplar aquella muñeca del pasado, sus grandes ojos color celeste resaltaban aquella sonrisa enorma, sus trenzas colgantes, sus pecas color rojas y su vestido color púrpura, sobre ella se hallaba un mensaje que decía:

 

«Hola, soy Dana, deberías cuidarme…»

 

Estaba confundido pero a la vez tranquilo, decidí dejar la muñeca en el estante superior de mi habitación. A la mañana siguiente a mí sorpresa, encontré la ventana del cuarto abierta y a Dana tirada en el suelo, «el viento», eran las palabras que se me cruzaban por la cabeza mientras dejaba a Dana en su lugar. Me cambié, almorcé y salí todo el día con mis amigos hasta la madrugada. LLegué a casa, me puse el pijama y al acostarme quedé en ese estado pensativo en el que uno se queda cuando se acuesta, miraba la habitación, jugaba con mi mente y quedó mi mirada perpleja en la muñeca, su expresión en el rostro cambió, era notorio que su sonrisa se tornaba más maligna y tenía el ceño fruncido, «el alcohol», eran esta vez las palabras que pasaban por mi mente y finalmente quedé dormido.

 

Me levanté con resaca… Decidí quedarme en casa tranquilo leyendo historias de terror por internet, ceepypastas.com es mi web favorita sobre estas cosas. Prácticamente perdí todo el día leyendo varias historias hasta que se me pasara la resaca, de repente, mi celular comienza a sonar y me dirigí a la habitación a recogerlo. Ví que estaba sobre el estante, estiro mi mano para agarrarlo, levanto la mirada y me asusté al ver a Dana con una expresión terrorífica en su rostro, sus ojos estaban rojizos y podían verse venas en la zona del brazo, agarre mi celular con los ojos cerrados, tan solo era un mensaje de la compañía, ya era tarde y me acosté a dormir.

 

Sonó el teléfono, me levanto a atender y ví que eran las 3 de la mañana, era mamá diciendo:

 

«Hijo, la abuela fue encontrada muerta en su casa, al parecer asfixiada con su almohada..»

 

Me pusé triste al escuchar esto; pero ¿saben qué? la llamada no había terminado.

 

«Hijo, ¿acaso sabes que ha pasado con Dana? la noche anterior a la muerte de la abuela recibí su llamado acerca de algo que le ocurría a su muñeca…»

 

Volteé la cabeza en dirección al estante ¡No está! ¡No está! Empecé a desesperar, corrí en dirección a la salida pero tropecé con un hilo, sabía que estaba herido, tan solo podía arrastrarme, algo me sujeta del cabello, intento golpearla pero no sirvió de nada, su cuchillo ya estaba atravesando mi garganta…

 

**************************************

 

Luego de escuchar a mi hijo gritar por el teléfono, empecé a preocuparme, gritaba y gritaba su nombre a más no poder. Luego de varios minutos a penas pude escuchar a lo lejos la voz de una pequeña niño murmurando

 

«Hola, soy Dana, cuídame…»

 

Decidí colgar el teléfono y llamar más tarde, a mí sorpresa al voltear encuentro a la muñeca de mi madre, Dana, recostada en el sofá de la sala, mirándome profundamente con una sonrisa macabra y la cabeza de mi hijo a su lado…

 

 

Hola, soy Dana, Iré por ti….

Creación propia

Federico

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11 comentarios

pienso lo mismo, odio esas muñecas sobre todo las de porcelana y los muñedos ventrilocuos, es que tuve mala experiencia con eso cuando era pequeño D:

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