Si bien durante toda su vida había sido un tipo raro. Eso lo podían corroborar su madre, su padre, sus escasos amigos y sus hermanos. Sin embargo, no consideraban que su rareza pudiese ser maligna.
Richard era un hombre solitario. Decía ser viudo, pero a todos les parecía insólito que un hombre tan raro y aparentemente asocial como él pudiese haberse casado, aún más tomando en cuenta a su mujer. Él les había mostrado una foto a sus vecinos del día de su boda.
Él, con un traje barato de color azul claro, camisa y zapatos blancos y una corbata azul como el traje; con aquella ropa parecía estar más bien vestido para graduarse de la escuela en los años 60’s.
Él, con su cabello escaso y rubio peinado hacia un lado y su rostro afeitado.
Él, sosteniendo por la cintura a una hermosa mujer alta, delgada, con cabello negros, ojos azules como la corbata de su esposo y usando un vestido blanco que contrastaba con su piel oscura.
Todos quienes veían la fotografía quedaban impresionados por la belleza de la mujer, que, él les había dicho, se llamaba Esther. Su mirada era, de algún extraño modo, lasciva e inocente a la vez. Muchos hombres casados del vecindario habían tenido problemas con sus esposas por culpa de esa hermosa desconocida, al estar pensando en su mirada mientras hacían el amor con sus mujeres y decir por accidente «Esther» en lugar de «Jane», «Donna», «Abigail», «Sarah», «Camile» o «Zoe».
«Ese horrendo accidente», contaba el hombre con voz temblorosa, mirada afligida o a veces incluso lágrimas en los ojos. «Fue mi culpa, íbamos muy tarde para la cita con el médico. Ese día sabríamos si nuestro bebé sería una niña o un niño. Me retrasé por afeitarme. Fue cuando me pasé esa luz roja, no pensé que pasaría nada. Pero no fue así».
Los vecinos jamás dudaban de la credibilidad de su historia, aunque seguían creyendo insólito aquella unión entre una mujer hermosa y un hombre tan poco atractivo como Richard. Creyeron que antes debía ser más carismático, pero daban por hecho que había perdido su espíritu al morir su mujer. Nadie tomó en cuenta que repetía la misma historia una vez tras otra, con las mismas palabras y expresiones, variando únicamente en que a veces lloraba y otras no.
Durante ese año, numerosas mascotas del vecindario habían desaparecido. Las pocas que encontraban eran halladas con los genitales cortados violentamente. La gente se preocupaba, pero no mucho. Al fin y al cabo, en palabras de un residente del vecindario «eran sólo animales».
La situación se volvió preocupante cuando, a mediados de agosto, empezaron a desaparecer niños y niñas de allí. Lo que más los escandalizó fue cuando hallaron, sólo una vez, un cuerpo de un niño degollado y, tal como los perros, con los genitales cortados, además de quemaduras en las cicatrices que quedaron de aquella tortura.
Un mes después del hallazgo del cuerpo, Richard se fue una noche. Nadie supo en qué momento exacto se fue. Por una pista inesperada que llegó de un martillo hallado a siete kilómetros del cuerpo del niño, dieron con la casa de Richard y entraron a buscar allí. En el ático, encontraron numerosos cuerpos de niños, niñas, adolescentes y animales. Todos sodomizados, pero con algunos era imposible estar seguros por el nivel de putrefacción. En su mayoría habían gatos y perros, sólo encontraron uno vivo en una jaula que habían sodomizado brutalmente. Uno de los policías vomitó por la escena.
Finalmente, encontraron un cadáver de una mujer con un vestido de novia, estaba muy putrefacto para reconocerla. Pero los vecinos supieron decir que era el mismo vestido de Esther,la mujer muerta de Richard. Gracias a un diario del hombre que encontraron bien oculto entre los ladrillos de una pared, pudieron contar a sus víctimas, entre personas y animales, que eran aproximadamente 300. Un pasaje en su diario les pareció a los vecinos especialmente desalmado: «Ya convencí a Esther de posar en las fotos de la ‘boda’. Le prometí que si se portaba bien la dejaría ir. Sinceramente es la chica de 20 años más estúpida del mundo. Ya planeé como coartarle la garganta».
4 comentarios
=O!, sinceramente ya me lo esperaba y creo que quedaria empezar el relato diciendo cuan feliz se le veia casado o lo infeliz cuando contaba, no empezar con que era raro ya que eso le quita lo «misterioso» 2 de 5, saludos.
Buena, aunque fuiste algo rápido con la historia… Si hubieras tenido algo de mas detalles hubiese sido mejor, sin embargo 3/5 (:
Sí, no soy buena haciendo los creepys largos y es algo que debo practicar más, porque siempre quiero hacerlo largo pero no veo el cómo. Gracias ^.^
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No lo había pensado así, pero tienes razón en eso. Gracias por hacérmelo notar, voy a evitar quitarle factores de misterio a los creepys que haga luego :3
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