Hace muchos años existió una zona solitaria. Un campesino con su familia se dedicaba a cultivar maíz. En cierta ocasión hizo su siembra al otro lado del río que estaba frente a su casa, a poca distancia; pero tenía que bajar y subir para cruzarlo y como el río estaba muy profundo era mucho caminar.
Un día, muy fatigado sin querer dijo:
-Le vendería mi alma al diablo si hiciera un puente a lo derecho.-
En ese momento se le apareció un hombre muy bien vestido y le dijo:
–Tendrás el puente antes de que cante el primer gallo, y tu alma será mía, pero si canta el gallo y aun no termino, me iré sin tu alma.-
Después de cerrar el trato, el hombre muy angustiado y asustado por el temor de que fuera a terminar antes de que cantara el primer gallo, no podía dormir, constantemente salía a mirar cómo iba el puente. Sorprendido por la rapidez con la que lo iban haciendo, cada vez se angustiaba mas, causando la curiosidad de su esposa que preguntaba qué era lo que pasaba. El hombre no le decía por no preocuparla, pero tanta fue su desesperación que decidió platicarle lo que sucedía, el se sorprendió de la reacción de su esposa quien le dijo:
-Acuéstate y no te preocupes, deja todo en mis manos, yo lo solucionare, ya verás que el diablo no se llevara tú alma.-
La mujer se puso a vigilar a los quienes construían el puente, cuando miró que lo estaban terminando, empezó a palmear las piernas; cantó como un gallo causando que despertaran todos los gallos, y empezaron a cantar, el diablo desapareció inmediatamente. Así fue como la mujer logro salvar el alma de su esposo y el puente quedo sin terminar porque el diablo desapareció. Muchas personas han querido terminarlo, pero no han podido, porque parte que le ponen, parte que se cae. Dicen que solo el diablo lo podrá terminar, pero a cambio del alma de una persona.
2 comentarios
Eso es!!! directo al grano y sin titubear, peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeero….el final fué muy simple y no me gusto, podías agregarle muchisimas más cosas para que quedara mucho mejor, y de paso no quedara tan corto el relato…
Hacerte de un poco de credibilidad tampoco estaría mal. ¿Qué puente?, ¿dónde? Así como está, no es más creíble que La Cenicienta.