Romina se ofreció para ser niñera de los hijos de los González.
Como fue de urgencia, los padres solo le dieron las llaves y se fueron.
Los niños se habían dormido y Romina fue a echar un vistazo.
Se quedó dormida en el cuarto de los niños, pero uno de ellos la despertó.
Le dijo: ¿Me puedes dar un abrazo? Hace tiempo no recibo uno.
Romina se lo dio y le dijo: “¿En serio?” Eres un niño encantador.
El niño se durmió y en ese momento llegaron los padres.
Romina les dijo:
-Señor González, sus gemelos son preciosos.
El señor González dijo asustado: “Solo tenemos un hijo, el otro murió en el parto”.
2 comentarios
La historia me recuerda vagamente a ‘La profecía del no nacido’ aunque no tiene mucha similitud. Es una historia que tiene potencial, pero la hiciste muy corta y no detallaste lo suficiente como para darle terror. Podrías agregarle más detalles y cosas así.
el final era bastante predecible
3/5