No creerán esta historia. Pero es real, tan real como que yo estoy sentado aquí escribiéndola tan real como que yo voy a morir en la mañana. Sí, esta historia termina con mi fin, con mi muerte.
Yo siempre fui una persona amable y cariñosa todos te dirán esto. Ellos también te dirán que yo siempre amé a los animales más que a nada. Cuando era pequeño, mi familia siempre tuvo muchos diferentes animales en la casa. Mientras yo crecía, perdía la mayoría de mi tiempo con ellos, dándoles de comer y limpiándolos.
Me casé cuando era muy joven, y me alegré de ver que mi esposa amaba a todos nuestros animales tanto como yo. Ella compró los más hermosos animales. Teníamos toda tipo de aves, un pez dorado, un perro estupendo y un gato.
El gato era un animal muy grande y hermoso. Era negro, negro por todas partes, y muy inteligente. Era tan inteligente que mi esposa siempre se reía de lo que algunas personas creían; creían que los gatos negros eran malvados, enemigos en forma de gatos.
Pluto ese era el nombre del gato era mi favorito. Yo era siempre quien lo alimentaba, y el me seguía a todas partes. ¡A veces tenía que detenerlo de seguirme por las calles! Por años, él y yo vivimos felices juntos, los mejores amigos.
Pero durante ésos años yo estaba cambiando lentamente. Era ése enemigo del hombre llamado Alcohol lo que me estaba cambiando. Ya no era la persona amable y cariñosa que era antes. Me puse cada vez más egoísta. Me enojaba de repente sobre cosas sin importancia. Comencé a usar mal lenguaje, la mayoría de las veces con mi esposa. A veces la golpeaba. Y para entonces, por supuesto, les estaba haciendo cosas horribles a nuestros animales. Golpeé a todos ellos, pero nunca a Pluto. Pero mi enfermedad se estaba volviendo peor ¡OH, sí el alcoholismo es una enfermedad!. Pronto, empecé a dañar a mi querido Pluto también.
Recuerdo esa noche muy bien. Regresé a casa tarde, completamente alcohólico otra vez. Yo no entendía por qué Pluto no se alegró de verme. El gato se mantenía alejado de mí. ¡Mi Pluto no quería estar cerca de mí! Lo cogí y lo levanté, sosteniéndolo fuerte. El tuvo miedo de mí y mordió mi mano.
De repente, ya no era yo. Alguien más estaba en mi cuerpo: alguien malvado, y loco por la bebida. Tomé mi cuchillo de mi bolsillo, sostuve al pobre animal por su cuello y le corté uno de sus ojos.
A la mañana siguiente, mi conciencia estaba llena de dolor y horror cuando me levanté. Estaba profundamente arrepentido. No podía entender cómo había podido hacer una cosa tan malvada. Pero la bebida pronto me ayudó a olvidar.
Lentamente el gato fue mejorando. Pronto ya no sintió más dolor. Ahora había solo un agujero feo y seco donde estaba el ojo. El comenzó a rondar la casa como siempre. Por supuesto, el no volvió a acercarse a mí y el corría cuando me acercaba muy cerca.
Yo sabía que el no me amaría nunca más. Al principio estaba triste. Luego, lentamente, comencé a sentirme enojado, e hice otra cosa horrible…
Tenía que hacerlo no podía detenerme. Lo hice con una tristeza terrible en mi corazón porque sabía que era malvado. Y por eso fue que lo hice ¡Sí! Lo hice porque sabía que era malvado. ¿Qué hice? Cogí al gato y lo colgué por su cuello en la rama de un árbol, hasta que murió.
Esa noche me desperté de repente mi cama estaba en llamas. Escuché gente gritando afuera: «¡Fuego! ¡Fuego!». ¡Nuestra casa estaba quemándose! Yo, mi esposa y los sirvientes tuvimos suerte de escapar. Nos quedamos de pie viendo como la casa se desplomaba bajo el fuego.
No quedaba nada de la construcción a la mañana siguiente. Todas las paredes cayeron durante la noche, excepto una una pared en el medio de la casa. Comprendí porque no se había quemado: había nuevo yeso en ella. El yeso estaba todavía bastante húmedo.
Me sorprendí de ver a un grupo de gente cerca de la pared. Estaban hablando, y parecían estar bastante excitados. Me acerqué y vi por sobre sus hombros. Vi una forma negra en el nuevo yeso blanco. Era la forma de un gran gato, colgando de su cuello.
Miré la forma con horror. Varios minutos pasaron antes de que pudiera pensar claramente de nuevo. Sabía que tenía que pensar claramente. Tenía que saber por qué estaba ahí.
Recordé cuando colgué al gato en el jardín cerca de la puerta. Durante el incendio el jardín estaba lleno de gente. Probablemente, alguien cortó al gato muerto del árbol y lo arrojó por la ventana para tratar de despertarme. Las paredes que caían presionaron el cuerpo del animal en el yeso fresco. El gato se quemó completamente dejando la forma negra en el yeso. Sí estaba seguro de que eso había pasado.
Pero no pude olvidar esa forma negra por meses. La vi hasta en mis sueños. Me empecé a sentir triste por perder al animal. Así que empecé a buscar otro. Busqué más que nada en los lugares más pobres de la ciudad donde yo iba a beber. Busqué a otro gato negro, del mismo tamaño y tipo que Pluto.
Una noche, mientras estaba sentado en un oscuro y sucio bar, noté un objeto negro sobre un armario, cerca de algunas botellas de vino. Me sorprendí cuando lo vi. «Miré esas botellas hace unos minutos,» pensé, «y estoy seguro de que ese objeto no estaba ahí antes…»
Me levanté, y fui a ver que era eso. Levanté mi mano, lo toqué y descubrí que era un gato negro uno muy grande, como Pluto. Era como Pluto, pero tenía una diferencia: tenía una mancha blanca en su pecho.
El gato se levantó cuando yo lo toqué, y presionó su cabeza contra mi mano varias veces. Le agradé. ¡Este era el animal que estaba buscando! Cuando me fui, el se fue conmigo a nuestra casa tenemos otra y entró. Inmediatamente saltó a una silla y se durmió. Se quedó con nosotros, por supuesto. El quiso a nosotros dos y pronto se volvió el animal favorito de mi esposa.
Pero, según pasaron las semanas, me empezó a desagradar el animal más y más. No sé por qué, pero odié el modo en que me amaba. Pronto comencé a odiarlo pero no era malo con el. Sí, era muy cuidadoso sobre esto. Me mantuve lejos de él porque recordé lo que le hice a mi pobre Pluto. También odié al animal porque sólo tenía un ojo. Noté esto a la mañana siguiente que el me siguió. Por supuesto, esto hizo que mi esposa la amara más aún.
Pero mientras más lo odiaba, el parecía amarme más. Me seguía a todas partes, poniéndose bajo mis pies. Cuando me sentaba, el siempre se sentaba debajo de mi silla. Frecuentemente trataba de saltar a mis rodillas. Quería matarlo cuando hacía esto, pero no lo hacía. Me detuve porque recordaba a Pluto, pero también porque tenía miedo del animal.
¿Cómo puedo explicar este miedo? Esto no era realmente un miedo de algo malo…, pero entonces ¿cómo puedo además describirlo? Lentamente, este miedo extraño se transformó en horror. Sí, horror. Pero si les digo por qué, no me creerían. Pensarían que estoy loco.
Varias veces, mi esposa tomó al gato y me mostró la forma blanca de su pecho. Ella decía que la forma lentamente estaba cambiando. Por mucho tiempo, no le creí, pero lentamente, después de muchas semanas, comencé a ver que ella tenía razón. La forma estaba cambiando. Sus lados se estaban haciendo más y más rectos. Empezaba a parecerse más y más a un objeto… Después de varias semanas, vi lo que la forma era. ¡Era imposible no verlo! Allí, en su pecho, estaba la forma de un objeto que siempre temí nombrar… Era esa máquina de dolor y muerte ¡Sí, la horca!
Yo no volví a conocer el significado de felicidad o descanso. Durante el día, el animal nunca me dejaba solo. De noche, me despertaba casi cada hora. ¡Recuerdo despertar de terrible pesadillas y sentirlo sentado cerca de mi cara, presionando con su pesado cuerpo sobre mi corazón!
Yo era ahora un hombre muy diferente. No había ni la más pequeña pieza de bondad en mí. Sólo tenía malos pensamientos – los más oscuros y malvados pensamientos. Odié a todo y a todos, también a mi querida esposa.
Un día ella bajó a la bodega conmigo para cortar un poco de madera (ahora éramos muy pobres para tener un sirviente). Por supuesto, el gato me siguió por las escaleras y casi me hizo caer. Esto me puso muy enojado, así que tomé el hacha y traté de cortar al gato en dos. Pero cuando bajé el hacha, mi esposa detuvo mi brazo con su mano. Esto me puso más furioso, y empujé su mano lejos de mi muñeca, levanté la herramienta nuevamente, la bajé fuertemente y la enterré en su cabeza (Perdón la expresión, es la que quedaba mejor).?
Debía ocultar el cuerpo. Sabía que no podrá sacarlo de la casa. Los vecinos notan todo.
Pensé en cortarlo en piezas y quemarlo. Pensé en enterrarlo en el piso de la bodega. Pensé en arrojarlo al río que estaba al fondo del jardín. Pensé en ponerlo en una caja de madera y sacarlo de la casa por ese medio. Finalmente, decidí esconder el cuerpo en una de las paredes de la bodega.
Era una construcción muy vieja, cerca del río, así que las paredes estaban bastante húmedas y el yeso era suave. Había nuevo yeso en una de las paredes, y yo sabía que debajo de el la pared no era muy fuerte. También sabía que esta pared era muy gruesa. Podría esconder el cuerpo en el medio de ella.
No fue difícil. Saqué un poco de yeso, algunas rocas e hice un agujero en la tierra que llenaba el centro de la pared. Puse a mi esposa ahí, puse de nuevo las rocas, hice un poco de yeso nuevo y lo puse en la pared. Luego limpié el piso, y miré cuidadosamente alrededor. Todo estaba como antes. Nadie sabría nada.
Luego, subí a matar al gato. El animal me traía mala suerte. Tenía que matarlo. Busqué por todos lados, pero no lo encontré. Estaba seguro de que era por la muerte de mi esposa; era muy inteligente para acercarse a mí ahora.
Esperé toda la tarde, pero no vi al malvado animal. Tampoco volvió durante la noche. Y así, por primera vez durante mucho tiempo, dormí bien. Cuando me desperté a la mañana siguiente, me sorprendí de ver que el animal no había vuelto. Dos, tres días pasaron y todavía no volvía. No puedo decirles cuan feliz me empecé a sentir. Me sentía mucho mejor sin el gato. ¡Sí, era el quien me traía mi infelicidad! Y ahora, sin él, comencé a sentirme como un hombre libre otra vez. Era maravilloso ¡no más gato! ¡Nunca más!
Varias personas vinieron y preguntaron sobre mi esposa, pero yo respondí a sus preguntas fácilmente. Luego, en el cuarto día, vino la policía. No me preocupé mientras revisaban la casa. Me dijeron que fuera con ellos mientras revisaban. Miraron por todos lados, varias veces. Luego ellos bajaron a la bodega. Fui con ellos, por supuesto. No estaba preocupado ni un poco. Yo caminaba tranquilamente arriba y abajo, mientras ellos revisaban.
No encontraron nada, por supuesto, y pronto estuvieron listos para irse. Estaba tan feliz que no podía dejar de hablar mientras subían las escaleras. Realmente no sabía lo que estaba diciendo. ”Buen día para todos ustedes, queridos señores.” Dije. “Sí esta es una vieja casa bien construida ¿no? Sí, una casa vieja bien construida. Estas paredes son fuertes, ¿no creen?” Golpeé fuerte en la parte de la pared donde estaba mi esposa.
Una voz vino de adentro de la pared, en respuesta a mi golpe. Era un llanto, como el de un niño. Rápidamente, se volvió un largo grito de dolor y horror. Vi a los policías quedarse parados boquiabiertos. Rápidamente bajaron y comenzaron a romper la pared. Ésta cayó rápidamente y allí estaba mi esposa, parada dentro. Allí estaba ella, con sangre seca sobre su cabeza, mirándolos. Y allí estaba el gato, parado sobre su cabeza, su roja boca abierta en un grito, y su único ojo brillando como el fuego. ¡El astuto animal! Mi esposa estaba muerta por su culpa, y ahora su malvada voz me mandaba a la horca.
Yo siempre fui una persona amable y cariñosa todos te dirán esto. Ellos también te dirán que yo siempre amé a los animales más que a nada. Cuando era pequeño, mi familia siempre tuvo muchos diferentes animales en la casa. Mientras yo crecía, perdía la mayoría de mi tiempo con ellos, dándoles de comer y limpiándolos.
Me casé cuando era muy joven, y me alegré de ver que mi esposa amaba a todos nuestros animales tanto como yo. Ella compró los más hermosos animales. Teníamos toda tipo de aves, un pez dorado, un perro estupendo y un gato.
El gato era un animal muy grande y hermoso. Era negro, negro por todas partes, y muy inteligente. Era tan inteligente que mi esposa siempre se reía de lo que algunas personas creían; creían que los gatos negros eran malvados, enemigos en forma de gatos.
Pluto ese era el nombre del gato era mi favorito. Yo era siempre quien lo alimentaba, y el me seguía a todas partes. ¡A veces tenía que detenerlo de seguirme por las calles! Por años, él y yo vivimos felices juntos, los mejores amigos.
Pero durante ésos años yo estaba cambiando lentamente. Era ése enemigo del hombre llamado Alcohol lo que me estaba cambiando. Ya no era la persona amable y cariñosa que era antes. Me puse cada vez más egoísta. Me enojaba de repente sobre cosas sin importancia. Comencé a usar mal lenguaje, la mayoría de las veces con mi esposa. A veces la golpeaba. Y para entonces, por supuesto, les estaba haciendo cosas horribles a nuestros animales. Golpeé a todos ellos, pero nunca a Pluto. Pero mi enfermedad se estaba volviendo peor ¡OH, sí el alcoholismo es una enfermedad!. Pronto, empecé a dañar a mi querido Pluto también.
Recuerdo esa noche muy bien. Regresé a casa tarde, completamente alcohólico otra vez. Yo no entendía por qué Pluto no se alegró de verme. El gato se mantenía alejado de mí. ¡Mi Pluto no quería estar cerca de mí! Lo cogí y lo levanté, sosteniéndolo fuerte. El tuvo miedo de mí y mordió mi mano.
De repente, ya no era yo. Alguien más estaba en mi cuerpo: alguien malvado, y loco por la bebida. Tomé mi cuchillo de mi bolsillo, sostuve al pobre animal por su cuello y le corté uno de sus ojos.
A la mañana siguiente, mi conciencia estaba llena de dolor y horror cuando me levanté. Estaba profundamente arrepentido. No podía entender cómo había podido hacer una cosa tan malvada. Pero la bebida pronto me ayudó a olvidar.
Lentamente el gato fue mejorando. Pronto ya no sintió más dolor. Ahora había solo un agujero feo y seco donde estaba el ojo. El comenzó a rondar la casa como siempre. Por supuesto, el no volvió a acercarse a mí y el corría cuando me acercaba muy cerca.
Yo sabía que el no me amaría nunca más. Al principio estaba triste. Luego, lentamente, comencé a sentirme enojado, e hice otra cosa horrible…
Tenía que hacerlo no podía detenerme. Lo hice con una tristeza terrible en mi corazón porque sabía que era malvado. Y por eso fue que lo hice ¡Sí! Lo hice porque sabía que era malvado. ¿Qué hice? Cogí al gato y lo colgué por su cuello en la rama de un árbol, hasta que murió.
Esa noche me desperté de repente mi cama estaba en llamas. Escuché gente gritando afuera: «¡Fuego! ¡Fuego!». ¡Nuestra casa estaba quemándose! Yo, mi esposa y los sirvientes tuvimos suerte de escapar. Nos quedamos de pie viendo como la casa se desplomaba bajo el fuego.
No quedaba nada de la construcción a la mañana siguiente. Todas las paredes cayeron durante la noche, excepto una una pared en el medio de la casa. Comprendí porque no se había quemado: había nuevo yeso en ella. El yeso estaba todavía bastante húmedo.
Me sorprendí de ver a un grupo de gente cerca de la pared. Estaban hablando, y parecían estar bastante excitados. Me acerqué y vi por sobre sus hombros. Vi una forma negra en el nuevo yeso blanco. Era la forma de un gran gato, colgando de su cuello.
Miré la forma con horror. Varios minutos pasaron antes de que pudiera pensar claramente de nuevo. Sabía que tenía que pensar claramente. Tenía que saber por qué estaba ahí.
Recordé cuando colgué al gato en el jardín cerca de la puerta. Durante el incendio el jardín estaba lleno de gente. Probablemente, alguien cortó al gato muerto del árbol y lo arrojó por la ventana para tratar de despertarme. Las paredes que caían presionaron el cuerpo del animal en el yeso fresco. El gato se quemó completamente dejando la forma negra en el yeso. Sí estaba seguro de que eso había pasado.
Pero no pude olvidar esa forma negra por meses. La vi hasta en mis sueños. Me empecé a sentir triste por perder al animal. Así que empecé a buscar otro. Busqué más que nada en los lugares más pobres de la ciudad donde yo iba a beber. Busqué a otro gato negro, del mismo tamaño y tipo que Pluto.
Una noche, mientras estaba sentado en un oscuro y sucio bar, noté un objeto negro sobre un armario, cerca de algunas botellas de vino. Me sorprendí cuando lo vi. «Miré esas botellas hace unos minutos,» pensé, «y estoy seguro de que ese objeto no estaba ahí antes…»
Me levanté, y fui a ver que era eso. Levanté mi mano, lo toqué y descubrí que era un gato negro uno muy grande, como Pluto. Era como Pluto, pero tenía una diferencia: tenía una mancha blanca en su pecho.
El gato se levantó cuando yo lo toqué, y presionó su cabeza contra mi mano varias veces. Le agradé. ¡Este era el animal que estaba buscando! Cuando me fui, el se fue conmigo a nuestra casa tenemos otra y entró. Inmediatamente saltó a una silla y se durmió. Se quedó con nosotros, por supuesto. El quiso a nosotros dos y pronto se volvió el animal favorito de mi esposa.
Pero, según pasaron las semanas, me empezó a desagradar el animal más y más. No sé por qué, pero odié el modo en que me amaba. Pronto comencé a odiarlo pero no era malo con el. Sí, era muy cuidadoso sobre esto. Me mantuve lejos de él porque recordé lo que le hice a mi pobre Pluto. También odié al animal porque sólo tenía un ojo. Noté esto a la mañana siguiente que el me siguió. Por supuesto, esto hizo que mi esposa la amara más aún.
Pero mientras más lo odiaba, el parecía amarme más. Me seguía a todas partes, poniéndose bajo mis pies. Cuando me sentaba, el siempre se sentaba debajo de mi silla. Frecuentemente trataba de saltar a mis rodillas. Quería matarlo cuando hacía esto, pero no lo hacía. Me detuve porque recordaba a Pluto, pero también porque tenía miedo del animal.
¿Cómo puedo explicar este miedo? Esto no era realmente un miedo de algo malo…, pero entonces ¿cómo puedo además describirlo? Lentamente, este miedo extraño se transformó en horror. Sí, horror. Pero si les digo por qué, no me creerían. Pensarían que estoy loco.
Varias veces, mi esposa tomó al gato y me mostró la forma blanca de su pecho. Ella decía que la forma lentamente estaba cambiando. Por mucho tiempo, no le creí, pero lentamente, después de muchas semanas, comencé a ver que ella tenía razón. La forma estaba cambiando. Sus lados se estaban haciendo más y más rectos. Empezaba a parecerse más y más a un objeto… Después de varias semanas, vi lo que la forma era. ¡Era imposible no verlo! Allí, en su pecho, estaba la forma de un objeto que siempre temí nombrar… Era esa máquina de dolor y muerte ¡Sí, la horca!
Yo no volví a conocer el significado de felicidad o descanso. Durante el día, el animal nunca me dejaba solo. De noche, me despertaba casi cada hora. ¡Recuerdo despertar de terrible pesadillas y sentirlo sentado cerca de mi cara, presionando con su pesado cuerpo sobre mi corazón!
Yo era ahora un hombre muy diferente. No había ni la más pequeña pieza de bondad en mí. Sólo tenía malos pensamientos – los más oscuros y malvados pensamientos. Odié a todo y a todos, también a mi querida esposa.
Un día ella bajó a la bodega conmigo para cortar un poco de madera (ahora éramos muy pobres para tener un sirviente). Por supuesto, el gato me siguió por las escaleras y casi me hizo caer. Esto me puso muy enojado, así que tomé el hacha y traté de cortar al gato en dos. Pero cuando bajé el hacha, mi esposa detuvo mi brazo con su mano. Esto me puso más furioso, y empujé su mano lejos de mi muñeca, levanté la herramienta nuevamente, la bajé fuertemente y la enterré en su cabeza (Perdón la expresión, es la que quedaba mejor).?
Debía ocultar el cuerpo. Sabía que no podrá sacarlo de la casa. Los vecinos notan todo.
Pensé en cortarlo en piezas y quemarlo. Pensé en enterrarlo en el piso de la bodega. Pensé en arrojarlo al río que estaba al fondo del jardín. Pensé en ponerlo en una caja de madera y sacarlo de la casa por ese medio. Finalmente, decidí esconder el cuerpo en una de las paredes de la bodega.
Era una construcción muy vieja, cerca del río, así que las paredes estaban bastante húmedas y el yeso era suave. Había nuevo yeso en una de las paredes, y yo sabía que debajo de el la pared no era muy fuerte. También sabía que esta pared era muy gruesa. Podría esconder el cuerpo en el medio de ella.
No fue difícil. Saqué un poco de yeso, algunas rocas e hice un agujero en la tierra que llenaba el centro de la pared. Puse a mi esposa ahí, puse de nuevo las rocas, hice un poco de yeso nuevo y lo puse en la pared. Luego limpié el piso, y miré cuidadosamente alrededor. Todo estaba como antes. Nadie sabría nada.
Luego, subí a matar al gato. El animal me traía mala suerte. Tenía que matarlo. Busqué por todos lados, pero no lo encontré. Estaba seguro de que era por la muerte de mi esposa; era muy inteligente para acercarse a mí ahora.
Esperé toda la tarde, pero no vi al malvado animal. Tampoco volvió durante la noche. Y así, por primera vez durante mucho tiempo, dormí bien. Cuando me desperté a la mañana siguiente, me sorprendí de ver que el animal no había vuelto. Dos, tres días pasaron y todavía no volvía. No puedo decirles cuan feliz me empecé a sentir. Me sentía mucho mejor sin el gato. ¡Sí, era el quien me traía mi infelicidad! Y ahora, sin él, comencé a sentirme como un hombre libre otra vez. Era maravilloso ¡no más gato! ¡Nunca más!
Varias personas vinieron y preguntaron sobre mi esposa, pero yo respondí a sus preguntas fácilmente. Luego, en el cuarto día, vino la policía. No me preocupé mientras revisaban la casa. Me dijeron que fuera con ellos mientras revisaban. Miraron por todos lados, varias veces. Luego ellos bajaron a la bodega. Fui con ellos, por supuesto. No estaba preocupado ni un poco. Yo caminaba tranquilamente arriba y abajo, mientras ellos revisaban.
No encontraron nada, por supuesto, y pronto estuvieron listos para irse. Estaba tan feliz que no podía dejar de hablar mientras subían las escaleras. Realmente no sabía lo que estaba diciendo. ”Buen día para todos ustedes, queridos señores.” Dije. “Sí esta es una vieja casa bien construida ¿no? Sí, una casa vieja bien construida. Estas paredes son fuertes, ¿no creen?” Golpeé fuerte en la parte de la pared donde estaba mi esposa.
Una voz vino de adentro de la pared, en respuesta a mi golpe. Era un llanto, como el de un niño. Rápidamente, se volvió un largo grito de dolor y horror. Vi a los policías quedarse parados boquiabiertos. Rápidamente bajaron y comenzaron a romper la pared. Ésta cayó rápidamente y allí estaba mi esposa, parada dentro. Allí estaba ella, con sangre seca sobre su cabeza, mirándolos. Y allí estaba el gato, parado sobre su cabeza, su roja boca abierta en un grito, y su único ojo brillando como el fuego. ¡El astuto animal! Mi esposa estaba muerta por su culpa, y ahora su malvada voz me mandaba a la horca.
9 comentarios
Realmente al principio la redacción me aburrió, y luego cuando mencionaste lo de que el alcoholismo es una enfermedad me perdiste, pues yo no la considero así, luego el creepy quedo muy corto en relación a la adicción del protagonista al alcohol, pero el relato mejora cada ves mas al acercarse al final, la trama te envuelve y genera bastante suspenso al final cuando el segundo gato negro desaparece y el final, aunque me lo imagine fue realmente genial. Si el principio del relato y la descripción del alcoholismo que sufre el protagonista hubieran sido mejor redactas te habría puesto la nota perfecta, pero lamentablemente no fue así.
Puntuación: 4/5.
Bueno Gracias Por Opinar
Por autor de la entrada
Esta historia es de Edgar Allan Poe
Es de Poe ¿Verdad?
sip y es muy buena 🙂 XD
Esta historia es de Edgar Allan Poe!
No importa de quien sea la historia, el usuario la aporto y hay que agradecerselo 5/5 😀
Esta historia es de Edgar Allan Poe, me hubiera gustado mas una creacion propia 🙁 .
En fin, el es genial.
2/5
gomen 3/5