Todo ocurrió una noche, ella salió a comprar a la tienda que se encuentra unas calles mas arriba, la noche era mas oscura de lo habitual, un frío abrazador recorría su espalda, una cortina de neblina espesa obstaculizaba su vista y el constante crujido de los arboles sugestionaban más y más su imaginación.
Pero para ella era difícil sentir temor, o por lo menos eso era lo que ella quería creer, una vez que llegó a la tienda compró lo que tenía que comprar y se fue, muy apresurada, tal vez la inmensa oscuridad de esa noche la tenia inquieta, por lo que solo quería volver.
Se encontraba a mitad de camino de vuelta a su casa cuando a lo lejos divisa una silueta de una hombre, no le prestó mucha atención debido a que su objetivo principal era volver lo mas pronto posible a su hogar, pero a medida que se acercaba a dicha silueta una calor sofocante se presentaba en el ambiente, lo cual no podía dejar indiferente a nadie que se encontrará en esa situación, la curiosidad pudo mas que la razón, y la mujer acudió a encontrarse con la silueta.
Finalmente, unos metros mas adelante, se encuentra con dicha silueta, la cual correspondía a la de una hombre anciano, vestido con zapatos, una vestimenta elegante de color negro, tan negro como esa noche, corbata roja y reloj de oro, pero lo mas llamativo de este hombre, mas allá de que pudiera caminar con la notablemente avanzada edad que tenía, era que en su mano derecha llevaba su bastón de apoyo el cual era de una madera de aspecto fino, y que en la punta llevaba una bola de cristal roja, la cual parecía tener fuego en su interior, un fuego que con solo mirarlo te quemaba por dentro, todo eso acompañado por el constante olor a azufre que acompañaba a ese hombre, de pronto el hombre se detiene y dice:
-¿No crees que es muy tarde para salir a comprar?-
-No te tengo miedo- respondió con voz firme la mujer
-Pues deberías, pues yo siempre estaré ahí cuando prefieras elegirme a mí antes que a él-
-Mi elección ya fue tomada hace mucho tiempo- Respondió con un aire de armonía la mujer
En ese momento el hombre ríe de una manera muy desconforme y sigue su camino despareciendo en la oscuridad de la noche repitiendo la frase:
«6.000 años y es la primera vez que me dicen eso»
2 comentarios
Esta buena la historia, me dejó con la sensación de querer saber más sobre la mujer.
:cerealguy: la verdad tu historia me impacto en el sentido de que es una cagada de el señor ¿que señor? NO SE