De Puertas Para Dentro

Todas las noches, antes de dormir, él le escribía una carta. Todas las noches. Todas menos ésta. Ésta noche era distinta, era muy oscura, con un aire muy denso. Una noche tan oscura, tan silenciosa, que parecía que nunca terminaría. Tal vez no termine, por lo menos, no para él.
No es que esa noche no escribiría una carta, claro que lo haría, pero seria distinta, sin un destinatario, aunque en realidad nunca lo tuvo, y pronto tampoco tendría remitente. Una carta suicida, eso era. Nada especial, seguro que se escriben todos los días en alguna parte del mundo.
Es difícil pensar que razones tendrá una persona para suicidarse. Pero el no era cualquier persona. El es el tipo de persona que no es capaz de mirar a nadie a los ojos. Pudo haberse suicidarse hace 20 años cuando su padre los abandono a el y a su madre, o hace 10 años cuando su madre murió, o hace 5 cuando su esposa falleció, o hace 2 semanas solo porque estaba aburrido, o tal vez hace 7 minutos cuando dejo el revolver en la mesa para escribir la carta.

Creación propia

Emilio Alejandro Garcia Monroy

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