Con todo mi putrido corazón…

Querida Ariane

Siento que tengas que oír una vez mas de mí, pero para cuando leas esta carta, tu cometido ya estará cumplido. ¡Sí! Yo ya estaré muerto, enterrado y siendo olvidado día tras día, pudriéndome con el resto de “mis compañeros” lejos del hogar que te prometí, y que eventualmente cumplí.

Quizá tu reacción será romper esta carta, lanzarla a la basura, y pensar que no necesitas saber nada más de mí ahora que te quedaste con todo lo que en vida tuve, y claro, lo que estaba por venir también. En realidad espero, desde lo más profundo de mi corazón que disfrutes, mientras puedas, de todas y cada una de las cosas que me arrebataste, excepto de mi vida que ya no te pertenece, y tampoco a mí; “Hasta que la muerte nos separe” ¿Recuerdas? Sigue mi consejo, ¡disfrútalas en serio!, nada es eterno, y mucho menos una vida, que aunque no lo notes, se acaba rápido.

Probablemente te estarás preguntando: ¿Cómo supe cómo y cuando me matarías?, pues bien, fue cuando regresaba del “trabajo”. Si, esa fue una mentira y lo siento mucho. Aquel día regresaba del concesionario de autos en el centro de la ciudad, de comprar aquel BMW que tanto me pediste, y que te di ese mismo día, a pesar de haberte encontrado con el hijo de tu jefe en la cama, ¡En nuestra cama! En aquella donde te di todo lo que pude. Recuerdo conversaban de cuando y como librarse de mí. Sentí como mi vida ya se iba en ese momento. Antes de pasar a lo siguiente, escucha un pequeño consejo: deberías cerrar mejor las puertas.

También querrás saber ¿Por qué no impedí mi muerte?. ¿Sabes? A pesar de haberlos escuchado a ambos de como acabarían conmigo, aun te amaba. Por eso, ver por última vez un sueño tuyo cumpliéndose, fue lo único que deseé desde ese día.

Por último, “Querida”, contarte que me tome la libertad de reescribir esta carta muchas veces, así que espero que la hayas disfrutado, y solo debo decir que esta noche iré a visitarte, te lo comento pues así estaremos en igualdad de situaciones. Tu “novio”, que ahora comparte mi suerte, dice estar de acuerdo, tal como lo estuviste con Jake, el amigo de tu hermano, en serle infiel a él también. Sin más preámbulo cierro esta carta diciendo que las flores que pusiste hipócritamente en mi lapida, estuvieron hermosas, y ahora se ven mejor marchitas.

 

Con todo mi pútrido corazón, me despido.

Steve.

 

P.D: Al terminar de leer esta carta, mira detrás tuyo…

Creacion propia.

Diego Silva

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