Aquello que me observa desde la ventana

Lo que estoy escribiendo en este momento es algo que me incomoda, me inquieta mucho el sólo pensar en lo que me acaba de ocurrir. Espero que ustedes no tengan ventanas en sus habitaciones, si tienen, espero que no les llegue a ocurrir lo mismo que a mí.

Todo comenzó hace más o menos una hora, yo estaba solo en mi casa. Mis padres habían salido a cenar porque era su aniversario, y mi hermana pequeña se había quedado en la casa de su mejor amiga.

Eran, más o menos, las 10:30 de la noche, estaba en mi laptop leyendo creepypastas, como acostumbro hacer todas las noches. Me encanta leer, y en especial sentir esos escalofríos tan macabros que pasan por mi cuerpo cada vez que leo una creepypasta. De pronto, sentí una brisa muy fría, sentí que se me congeló todo el cuerpo, giré la cabeza y noté que las cortinas estaban abiertas. Me levanté para cerrarlas, pero cuando me acerqué pude notar dos ojos que me observaban desde la oscuridad. Eran unos ojos macabros que me erizaron todos los pelos del cuerpo, eran totalmente negros, no se como podía verlos en la oscuridad, pero los podía notar, observándome.

Lentamente cerré las cortinas, veía mientras esos ojos iban desapareciendo conforme las cortinas se cerraban. Sentía que el miedo me invadía, rápidamente apagué mi laptop y me tiré a la cama. Cada vez tenía más miedo, pero trataba de calmarme a mí mismo pensado que estaba alucinando, sí, eso era, solamente mi mente engañándome, había leído muchas creepypastas, solamente estaba asustado por eso, lo que hizo que imaginara esos ojos, sí, eso era…

Empecé a escuchar unos ruidos extraños, eran como rugidos, rugidos macabros que cada vez me aterrorizaban más. Entonces lo entendí, a lo que sea que estuviera fuera de mi habitación, a lo que sea que estuviera al lado de mi ventana, no le había gustado para nada que yo cerrara las cortinas, quería seguir observándome, y quién sabe cuánto tiempo tenía haciéndolo. No quería creerlo, pero muy en el fondo lo sabía perfectamente, me quería observar, pero yo no tenía la valentía de levantarme de la cama y abrir de nuevo las cortinas. Sabía que vería esos ojos de nuevo, y era lo que más me aterrorizaba.

Los sonidos cada vez se hacían más fuertes, y mi temor cada vez se hacía más grande también. Los sonidos cesaron por unos diez minutos, luego de eso escuché que la puerta de mi casa se abría, empecé a escuchar unos pasos, se iban acercando cada vez más a la puerta de mi habitación, y yo estaba seguro que no eran los pasos de mis padres, así que decidí escribir esto…