Acoso

1 minuto de lectura

Estaba recostada en la cama, sola, con los ojos cerrados y esperando a quedarme dormida, cuando me giré y vi a alguien parado en una esquina. Ni siquiera se había molestado en esconderse… Mantuvo su posición, observándome. La oscuridad no me permitía discernir su rostro con mi mirada de reojo, pero sé reconocer la silueta de un hombre sosteniendo un cuchillo cuando la veo. Estaba muy asustada como para gritar, así que permanecí en mi cama, resignándome a mi destino sin dar mayor señal de vida.

Él se acercó; las pisadas de sus botas sobre mi alfombra rompieron el ya aterrador silencio. Se inclinó para acariciar mi rostro, saliendo de mi habitación un momento después.

Esperé media hora para levantarme. Estaba muy asustada como para siquiera parpadear. Llamé a la policía, presenté la denuncia y el hombre nunca apareció de nuevo.

Tenía tantas preguntas. ¿Había sido algo aleatorio? ¿Tenía un acosador? ¿Era el blanco de un asesinato o de abuso sexual?

Fui a la estación de policía la semana siguiente con la esperanza de poder descubrir más, pensando en las atrocidades que me deparaban. Un oficial que me vio llorar se acercó a mí y me abrazó para consolarme. Mientras me sostenía y me permitía llorar en su hombro, murmuró algo en mi oído: «Hueles distinto cuando estás despierta».

La traducción al español pertenece a esta página. Fue escrito en inglés, pero desconozco a su autor(a).

Creepypastas

Please wait...

2 comentarios

Yo sabía que el himno del carabinero tenía algo siniestro oculto: «duerme tranquila, niña inocente, sin preocuparte del bandolero. Qué por tu sueño, dulce y sonríente, vela tu amante carabinero». Los polis son unos psicópatas xD

¿Quieres dejar un comentario?

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.