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Los retratos

Había un cazador que, tras un arduo día de caza, se encontraba en el medio de un inmenso bosque. Haciéndose tarde e inseguro de su ubicación, optó por seguir el camino delante de él hasta salir eventualmente del follaje opresivo. Luego de lo que parecieron horas, encontró una cabaña en un pequeño claro. Tomando en cuenta lo mucho que había oscurecido, decidió pedir alojamiento por el resto de la noche. Se acercó y notó la puerta principal entreabierta; no había nadie dentro. El cazador se desplomó sobre la cama individual. Le explicaría su situación al dueño por la mañana.

En lo que inspeccionaba el interior de la cabaña, se sorprendió con ver las paredes adornadas por una gran cantidad de retratos, todos pintados con detalle impresionante. Sin excepción, parecían estarlo observando; sus facciones confluían en miradas de odio y malicia profundos. Verlos de vuelta se le hizo demasiado incómodo. En un intento por ignorarlos, se acomodó mirando hacia la pared contraria. Exhausto, durmió, intranquilo.

La mañana siguiente, el cazador despertó. Se giró, parpadeando incesante por la luz intensa que bañó su visión. Concentrando más su mirada, descubrió que la cabaña no tenía retratos, solo ventanas.

Despierta

Se han reportado ciertas víctimas de tortura que, durante el acto, desplazan su mente hacia un mundo de fantasía del que no pueden recobrar la conciencia. Mientras permanece en este estado caótico, la víctima reside en un mundo paralelo a su original, excepto que no sigue formando parte de la tortura. La única manera en que puede darse cuenta de esto y despertar, es por medio de una nota dejada en su mundo de fantasía. Esta nota le avisará sobre su condición y le pedirá que despierte. Aun así, es común que tome meses hasta que la víctima esté lista para descartar su nuevo mundo y por favor despierta

Solo en casa

Estás solo en casa, cuando te enteras por las noticias del perfil de un asesino que anda suelto. Miras a través de la puerta de vidrio corrediza que abre hacia tu jardín: hay un hombre de pie, entre la nieve. Se ajusta al perfil del asesino con exactitud notable, y te está sonriendo.

Tragas saliva, levantando el teléfono a tu derecha para marcar al novecientos once. Apartas tu mirada del vidrio en lo que presionas el teléfono a tu oreja, mirando de reojo que él ahora está más cerca.

Entonces dejas caer el teléfono horrorizado.

No hay pisadas en la nieve. Es su reflejo.

La cinta

Durante el verano de 1983, en una ciudad tranquila cerca de Minneapolis, Minnesota, el cuerpo carbonizado de una mujer fue encontrado dentro de una estufa en la cocina de una pequeña granja. Una cámara de video también se encontró en la cocina, de pie sobre un trípode y apuntando al horno. Ninguna cinta fue hallada dentro de la cámara en el momento.

Aunque, originalmente, la escena fue catalogada por las autoridades como homicidio, una cinta VHS sin etiquetar fue descubierta más tarde en el fondo del pozo de la finca (que al parecer se había secado hasta principios de ese año).

A pesar de su condición, la policía todavía pudo ver el contenido de la cinta. Se mostraba a una mujer grabándose en frente de la cámara (al parecer usando la misma cámara que la policía encontró en la cocina). Después de colocar la cámara para incluirse tanto a ella como a la estufa en la imagen, la cinta mostró a la mujer encender el horno, abrir la puerta, arrastrarse al interior y encerrarse. Tras ocho minutos de cinta, el horno puede ser visto sacudiéndose violentamente, tras lo cual un espeso humo negro empieza a salir de la estufa. Por los siguientes treinta y cinco minutos hasta que la batería de la cámara se agota, el contenido del video se mantiene uniforme.

Para evitar alterar a la comunidad local, la policía nunca publicó información alguna sobre la cinta, o incluso el hecho de que se encontró. Tampoco fue capaz de determinar quién puso la cinta en el pozo…, o por qué el peso y estatura de la mujer que aparece en el video no coincidió con las del cuerpo encontrado dentro de la estufa.

Bebés de juguete

En las zonas rurales del sur en Illinois una empresa de juguetes comenzó a vender bebés de juguete «realistas» a las madres embarazadas. Pero al parecer, a días de adquirir el juguete la frecuencia de su llanto se acrecentaría. El «movimiento de balanceo» anunciado para calmarlo no funcionaría tan fácil, y no se podría conseguir que dejara de llorar sin agitarlo. Eventualmente cuando el llanto se accionara la madre tendría que azotarlo, y los golpes y palizas tendrían que volverse más y más fuertes para conseguir que se callara. Lo único que parecía apagar el juguete de forma permanente era golpear su cabeza contra la pared para destruir el mecanismo que desencadenaba el llanto.

En más de una ocasión, sin embargo, vecinos llamaron a las autoridades para reportar abuso infantil. Cuando la policía llegaba encontraban los restos sangrientos de infantes esparcidos por las paredes y el piso. En la mayoría de los casos la madre no podía entender por qué la policía estaba allí, y explicó que ella solo «se deshizo del estúpido juguete» mientras balanceaba un bulto con forma de bebé en sus brazos.

El último hombre sobre la Tierra

El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación. Llaman a la puerta.