El Pozo

Cansados de vivir unos largos quince años en nuestra casa de Lexington Road, mis padres, mi hermano menor y yo decidimos mudarnos a algún lugar nuevo, cambiar los aires y nuestro estilo de vida. Mi padre se volvió viejo y empezó a detestar la ciudad, y mi madre siempre hace lo que mi padre quiere, así que le aconsejó que nos vayamos de la ciudad para irnos a algún pueblecito tranquilo de por ahí cerca, sin alejarnos en demasía, por el trabajo de mi padre.

Buscamos en anuncios de diarios e internet y dimos con una casa de madera, tradicional, claramente vieja pero parecía espaciosa y además podía remodelarse sin grandes gastos, que se encontraba a no más de veinte kilómetros de la ciudad. El precio era asombrosamente barato, tan bajo, que al principio pensamos que se trataba del alquiler de la cabaña, pero era su venta completa. Una ganga que mis padres no pensaban desaprovechar.

Al mediodía siguiente, nos dirijimos en nuestro auto al que seguro sería nuestro nuevo hogar. Estaba en un lugar un tanto desolado, con algunas casas diseminadas con varios cientos de metros de diferencia entre ellas. Tenía como un aspecto melancólico, y se notaba que no vivía alguien allí desde hace algunos años. En la puerta de la misma había una mujer, con algunos cuadernos y documentos en sus brazos, mirando de izquierda a derecha tratando de reconocer a los que venían a comprar. Cuando estacionamos el auto, supuso correctamente que estábamos interesados en la casa y se acercó con una sonrisa de oreja a oreja.
– ¡Hola! ¿Vienen a comprar la casa, verdad? – preguntó jadeantemente la señora.
– Así es… bueno primero querríamos verla y…
– Sí, claro, claro… – dijo apresuradamente la mujer, interrumpiendo a mi padre.
Nos bajamos todos y entramos al lugar. Cuando la mujer abrió la puerta, levantó mas polvo y tierra que un helicóptero en el desierto. Numerosas telarañas se distribuían por los rincones de las paredes. Muchas tablas del suelo rechinaban y también me pareció haber escuchado el aleteo de algún murciélago. Mi padre y mi madre se miraron como diciendo “Esto está bastante mal”. La vendedora parecía preocupada. Sin embargo mi padre observó un poco más y dijo:
– Bueno sigamos viendo…
La mujer nos mostró la cocina, el comedor, los baños y los dormitorios, todos igual de sucios y gastados como estaba la entrada. Finalmente, tras una dubitativa situación, mis padres firmaron y compraron la casa. Nos dijeron a mi hermano y a mí que aunque la casa estaba sucia y vieja, era muy barata y la arreglarían cuanto antes para que nos instalaramos allí. Yo acepté, sin embargo, Leo, mi hermano menor se veía un tanto preocupado.
– Hay un pozo grande y feo en el jardín de atrás. Lo vi desde la ventana del dormitorio. – dijo Leo.
– Ánimo chiquitín, eso se soluciona también. – respondió mi padre.
La vendedora estaba tratando de contener la exaltación que tenía al habernos vendido la casa, pero era imposible que no se notase. Parecía como si se hubiese sacado un peso de encima.

Nos volvimos a nuestra casa en la ciudad. Mi padre contrató algunos albañiles para limpiar la casa, pintarla y arreglar el piso y algunas paredes. Cuando transcurrieron dos semanas, y el trabajo se dio por finalizado, preparamos nuestras cosas y marchamos nuevamente la casa del pueblo, ahora para instalarnos definitivamente.

Llegamos, casi sobre el mediodía, junto con los fletes, que colocaron todos nuestros muebles dentro del hogar. Yo volé apresuradamente a mi cuarto, dejé mi ropa, mi equipo de musica y mi computadora portátil. Mi hermano ya se encontraba allí, y estaba mirando atentamente por la ventana.
– ¿Qué hay Leo? – le interrumpí –
– El pozo. No lo taparon, y es feo – dijo preocupado mi hermano –
– Vamos, es solo un pozo. Te lo voy a mostrar para que veas que no hay nada.
Mi hermano me miró con desonfianza, pero le sonreí y él repitió el gesto. Salimos hacia el jardín de atrás y nos acercamos al pozo. Me acerqué hacia él, casi sobre el borde, y miré para abajo. Me parecía que se trataba de un pozo muy profundo, porque estaba completamente oscuro. Tomé una piedra que estaba cerca mío y la lanzé adentro del gran hoyo. Tras varios segundos, se pudo escuchar un distante golpe, lo que afirmó mi teoría acerca de su profundidad.
– Vaya, es un pozo peligroso, no deberías jugar cerca del él. – le dije a Leo –
– Si ya lo sé – respondió él.
La campana que indicaba el almuerzo interrumpió nuestra conversación. Era una de las cosas particularmente extrañas de mi madre, aunque hay más. Nos pasamos la tarde ordenando la casa, y la verdad, debo admitir que es muy aburrido hacerlo, pero esta vez fue tan divertido que el ocaso llegó mucho antes de lo esperado. Cenamos y nos fuimos a dormir.
En el medio de la noche, me levanté para ir al baño. Cuando regresaba, no se porqué, tal vez sólo curiosidad, me asomé por la ventana para ver aquel pozo. Apenas la luz de la luna me permitía avistarlo. Obviamente, estaba todo tranquilo y normal. Me metí entre las sábanas otra vez, y me dormí al ratito.

A la mañana siguiente, tras un abundante desayuno, como de costumbre en mi familia, salimos al jardín a pasar el día. Mi padre, mi hermano y yo nos divertíamos con un partido de fútbol, mientras mi madre tomaba sol. De pronto, mi hermano interrumpe el partido para gritar:
– ¡Miren todos, un conejito!
Todos dirijimos la vista a donde indicaba el dedo índice de Leo. Efectivamente, un lindo conejito blanco saltaba entre los yuyos, y se aproximaba hacia el pozo. Mi hermano miraba con temor ahora, no quería un feo destino para la criatura, y salió disparado a rescatar al conejo. Mi padre y yo le perseguimos para evitar que la tragedia fuera para él. Finalmente mi padre atajó a Leo y lo retó. El conejo se volvió completamente abobado al acercarse al pozo, como atraído hacia él, y aunque quisimos evitarlo, el animal resbaló y cayó al hoyo.
Mi padre y yo nos agachamos para intentar ver algo, pero era una total penumbre allí dentro. Tras pocos segundos, una serie de gemidos y sollozos desgarradores salieron de abajo. Admito que me asusté un poco, eso no parecía un conejo muriendo. Tras esto, mi padre puso una cara de descomprensión total.
– ¿Cómo puede ser que un conejo se caiga en un pozo así de grande? ¿Que acaso no vio semejante agujero?.Encima le dije a los    albañiles que lo tapen. Si serán vagos… – rezongaba mi padre.
La verdad que la serie de sucesos me impactó un poco, a mí y a todos los integrantes la familia, principalmente a mi hermano, que estaba particularmente afectado, y admitió haberse mareado un poco, casi al punto de vomitar, una reacción muy extraña. Cayó la noche y nos fuimos a dormir temprano, estresados por el día que tuvimos.

Me costó dormirme, daba vueltas entre las mantas, me dolía la cabeza. En un momento que estaba entre el sueño y el despertar, escuché un fuerte ruido. Abrí mis ojos súbitamente y moví mi cabeza de izquierda a derecha. En mi cuarto estaba todo en su lugar. No se bien porqué, fue una sospecha, me levanté y me asomé por la ventana para ver al misterioso pozo. Parecía estar todo bien. Sin embargo justo cuando me estaba por volver a meter en la cama, noté que mi hermano no estaba en la suya. Susurré su nombre para ver si respondía desde algún pasillo de la casa o desde el baño, pero fue inútil porque la respuesta no llegó. Fue entonces que escuché pisadas en el césped del jardín de atrás, y me asomé una vez más por la ventana. A quien ví, sino a mi hermano. Se encontraba caminando despacio, un tanto torpemente, se trastabillaba algunas veces. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando noté que su dirección era el peligroso y horrible pozo del jardín. Le grité desde la ventana, unas tres veces, cada vez más fuerte, pero ni siquiera se volteó para ver. Parecía hipnotizado, controlado por algo que le marcaba el camino al profundo agujero. Comenzé a transpirar fuertemente y a correr hacia la puerta, esquivé y hasta salté mueblería para llegar más rápido. Dado que era presa de la desesperación, me costó un poco abrir la llave de la puerta, pero finalmente, tras unos segundos que parecieron horas, lo logré. Corrí bordeando las paredes de la casa, debía dar media vuelta hasta llegar al jardín de atrás. Mientras corría gritaba una y otra vez “¡Leo! ¡Leo! ¡Leo!”, pero no respondía. Cuando llegúe al jardín miré hacia el pozo. Mi hermano estaba a solo algunos pasos de caerse. Corrí, pero tuve que detenerme, porque se me heló la sangre al ver que una silueta rojiza y ensangrentada se asomaba por el borde del misterioso agujero. Miré mas atentamente y noté una cara, horrible, diábolica, inhumana, que clavaba sus ojos sobre Leo, que estaba como poseído, y lo degustaba visualmente. Entonces, la criatura me vio a mí, y fue tan maquiavélica, tan perversa, tan macabra la sonrisa que me puso, que me caí al piso y me agarré de las piernas, completamente aterrado. Antes de desmayarme, noté como el horrible demonio del pozo le hacía el gesto a mi hermano con la mano, para que se acerque, y éste caía al agujero sin fin. También escuché los gritos de mi padre, que se había despertado con los míos y que ahora sufría la escena, como yo. Para cuando mis ojos se cerraron, mi padre estaba en el lecho del agujero, llorando, y mi hermano y el demonio, abajo, en la profundidades del infierno…

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ramayaben

Joven escritor de creepypastas y cuentos de terror. Nacido en 1993, en la ciudad de Buenos Aires. Comenzó la escritura literaria en el 2010, con el cuento "La Batalla". Al año siguiente afirmó su pasión por el género de terror, y debutó con "La Mansión".

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43 comentarios

Excelente relato, de calidad y bien narrado.
Quizá muy detallista y un tanto lento, pero excelente al fin y al cabo.
Recordé escenas de Silent Hill 4.
4/5, Excelente trabajo colega 🙂

Me gustó mucho el relato! Creo que los pozos (para los que no hemos tenido mucho contacto con uno en la vida real, pero si mucho contacto literario) siempre es un lugar que asusta un poquito!
4/5 Saludos!

hola me encanto thu relato jajaja bueno espero y no te importe que la convierta en video claro dandote todos los creditos y promocionando thu enlace espero contestes ok!!!!!!!!
(O) (H)

Me gusto debo aceptarlo pero pudiste haber puesto algo un poco mas morboso
bueno aunque eso estuvo muy solido pero el final no me gusto mucho pero bueno en fin 4/5 la proxima q escribas y encuentras trata de poner un poco mas de cuidado 😉

Concuerdo con Russel, mal final. No sé, cuando se quiere meter demonios rojos y feos en las historias deben saber usarse correctamente. Sobretodo porque los demonios ya han sido usados miles de veces, y tienden a aburrir.

Aparte que ya había visto antes la historia de un demonio metido en el pozo, lo que le quita originalidad a tu historia.

Desde un inicio se sabe que algo malo va a pasar, tiene que ver con el pozo; y tras la escena del conejo se sabe que alguien caerá en pozo, o algo saldrá del pozo, ninguna de las dos es un buen misterio que te atrape. Y por cierto, ¿cómo se cayó el conejo al pozo? ¿Sabes que un pozo no es un agujero puesto en la superficie del suelo, no? Están algo suspendidos y luego viene el agujero. Un conejo tiene que saltar para entrar a un pozo, el tuyo resbaló y cayó dentro.

Al menos tienes buena ortografía, y lo contaste bien. Nada espectacular.

Bien, vamos por partes como dijo Jack:
– Respeto tu opinión acerca del uso del demonio. Es algo meramente subjetivo y no tengo nada que reprocharte. Si piensas que fue mal utilizado, así será y no puedo hacerte cambiar.
– Ahora bien, nunca vi una historia que hable de un demonio dentro de un pozo, esto lo escribí yo sin basarme en nada. Te agradecería me pases algún texto donde pueda ver la misma idea.
– Hay varias maneras de escribir una creepy; no es que te esté enseñando, esto ya lo sabes, y tal vez mejor que yo. Pero opté por escribir mi historia similar a un estilo «película», en la que sabes donde esta lo malo, pero no que hay allí. Tambien es subjetivo y es una opinion tuya que no te guste, sin embargo a la mayoria le gustó, y yo me tengo que quedar con eso.
– Cuando digo pozo no me refiero a la estructura que permite traer agua de abajo hacia arriba y viceversa, sino a un agujero. No sé de que nacionalidad eres, aqui en Argentina «pozo» puede referir popularmente a un agujero. Pero bueno, problemas de interpretacion siempre pueden existir…

Gracias por tu crítica

Bueno, vamos por partes, como dijo Ramayaben:
-La verdad que sí, hay mucha subjetividad en mi comentario. Es porque estoy ya casando de leer sobre demonios. Pero ese aspecto no es del todo subjetivo. No me gustó porque he leído muchas historias sobre demonios, pero eso pasó porque hay muchas historias sobre demonios.
-No pensé que te hayas basado en otra historia con la trama del pozo. Pero sí, ya había visto algo similar, aunque no fue una historia escrita. Lo vi en el Discovery Channel, en un programa que se llama Cuentos -o leyendas, creo- de Ultratumba. Muy bueno :3
-Lo del pozo fue un malentendido, soy de Honduras, y aquí pozo significa lo que vos describiste u.u
-«Estilo de Película»… esa es una idea extraña. Si bien hay muchas películas predecibles y fáciles de descifrar, eso no los hace un «estilo», en el sentido de género; sólo las hace ser películas predecibles y fáciles de descifrar… |:
Todo lo subjetivo tiene raíces objetivas.

Me gusto.

¿Eres el autor legitimo » ramayaben «?

Resaltando el final de tu historia, me parese excelente.

Una analogía que podría expresar para el, en terminos de » creepypasta «, lo veo como un pastel, hay algunos que si son muy exagerados, pueden empelagar, otros con poca dulsura y resecos que no satisfacen, sin embargo tu » creepypasta » me parese un pastel peculiar, durante el dasarollo es como comer la parte de pan en un pastel, suave y digna de comer mientras uno se dirige a la parte dulce, y al final, al degustar el ultimo vocado, notas que el pastel no fue exagerado, sola la medida justa y te ha dejado con un agradable sabor en la boca. Me gusto tu final, ni más, ni menos, lo necesario para dejar una buena sensación.

Hasta nuestro proximo encuentro.

Hasta entonces.

Carlos:
Todo el contenido que subí y subiré a este sitio es de mi autoría. Me encantó tu metáfora de las creepypastas y los pasteles, jaja. También te agradezco por las valoraciones positivas y por haber comentado!
Saludos

Muy bien estructurado, muy bien escrito. Muy buena idea también (si es una idea original o ya explotada previamente, es lo de menos, no deja de ser buena). Mi principal queja es que hubiera deseado -cosa rara, lo sé- que se alargara un poco más. Una descripción más gráfica del demonio. No sé, siento que, a pesar de todo, el pozo quedó algo fuera de juego. Profundizar más sobre el asunto. Alguna explicación, o trasfondo. Por lo demás, gran historia. Saludos.

No mames es como la película «el aro» solo que mas pendeja, de verdad que me dio miedo, crea una parte donde el papa y el niño bajen al pozo a ver que ahí…

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