La curiosidad lo encontró

Esta historia la hago por ustedes, si aunque suene raro es así, porque estoy seguro de que alguno de los lectores compartirán lo que fue mi maldición, la estúpida curiosidad. Esa curiosidad que me llevo al momento en que cambio mi vida, ese momento en que todo lo ficticio se convirtió en realidad, en que todas las historias cobraron vida en mi propia carne.
Pero prefiero no seguir perdiendo tiempo, quizás en este minuto que ahorro en explicaciones pueda salvar algún pobre chico que este sentado solo, en su habitación, leyendo esto que comenzó muy temprano, en mi infancia.
Yo era muy chico por aquel entonces, siete u ocho años, y como todo niño de esa edad las tardes con amigos eran el mayor placer que existía, sin embargo, de las noches no puedo decir lo mismo.
Antes de dormir, recuerdo muy bien, programaba mi televisión para que en 40 minutos se apague, de los cuales 10 miraba dibujos y 30 los pasaba asustado, pensando en fantasmas, en las sombras que “me parecían ver”, sudando temeroso y rogando dormirme rápido o si es posible despertar de una vez por todas. Pero la noche se hacia infinita, el televisor se apagaba y yo ahí solo tapándome hasta donde pudiera intentando no abrir los ojos, y mucho menos mirar para atrás porque sabia muy dentro de mi que algo estaba esperando que yo me de vuelta…
Así seguí hasta mi adolescencia, en la cual esas noches ya no eran tan seguidas, de vez en cuando luego de ver algo de terror o en esas noches de soledad en la casa esas sombras a mi alrededor aparecían, pero sobre todo en esa edad lo sufrí cuando me quedaba hasta altas horas de la madrugada despierto en la pc, ahí es cuando cuando esas sombras a mis alrededores me volvían a inquietar, hablaba con amigos y ellos me decían que les pasaba lo mismo. Yo notaba que esto a ellos los tranquilizaba, pero a mí no, el hecho de que a todos nos pasara lo mismo nunca me podía tranquilizar, es mas, eso me enloqueció. Fue en ese momento en que me decidí, comencé a leer toda clase de historias de terror, a ver vídeos e imágenes terroríficas hasta que las sombras y flashes, como lo había planeado, comenzaron a aparecer.
Me encontraba solo, sentado frente a mi computadora y leyendo historias de terror, mientras que las sombras revoloteaban a mi alrededor. De pronto cuando mi lectura concluye siento a mis espaldas una presencia, enloquecido y desesperado por descubrir al fin la verdad respiro hondo y comienzo a hablar:
– Eres tú, ¿no? ¿estás esperando que me de vuelta? ¡si!, yo te conozco, hace mucho tiempo que me estás molestando (en este momento yo creí que tenia el control) pero no, ya no vas a poder conmigo, ¿entiendes? Porque no das la cara y terminamos con esto.
En ese momento me levanté furioso, volteé mi cuerpo y toda mi locura se convirtió en horror, ÉL ESTABA AHÍ.
Si, esa sombra que siempre “me pareció ver”, que en esas noches de mi infancia desaparecía cuando miraba rápido hacia un rincón, esa misma sombra ESTABA ATRÁS MIO, con un vestido blanco, un aspecto del inframundo mirándome con ojos poseídos por la furia. Su cara deteriorada a menos de medio metro de mi no me dejó (por suerte) recordar mas detalles, el último recuerdo que tengo, antes de que me encuentren al día siguiente tirado en el suelo, fue su grave y gastada voz diciéndome
– Ten cuidado con lo que buscas, porque corres el riesgo de encontrarlo

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