El muñeco de cera

Aún recuerdo ese caluroso verano en el que me mudé a mi »nueva» casa… Ahora ya hace 3 meses que vivo en ella, y este noviembre no pinta muy frío tampoco. Me llamo Alberto, y vivo en una pequeña población cerca de Castellón. Acabo de salir del trabajo y me dirijo a mi casa, enciendo la luz del pasillo, voy al salón, enciendo la luz y parpadea, como siempre, entonces la apago y enciendo una lampara, que ilumina algo. A ver cuando cambio la bombilla… Entonces voy a la cocina a prepararme algo para cenar, cuando oigo sonido de cristales rotos, por lo que casi me corto con un cuchillo.Voy a revisar la casa, y entro en el salón, entonces veo la ventana rota, y pienso que ha sido una pedrada, abro la ventana y me asomo y grito:

-¡Gamberros! ¡Ya os pillaré!

Entonces me fijo encima del sofá, una figurilla, pero lo extraño es que no hay ningún cristal, ni por el suelo ni en ningún sitio. Voy a mirar más de cerca la figurilla, y veo que es una especie de vela con la forma de monje… Sudores fríos recorren mi cuerpo, la vela parece tan real… se notan sus fracciones de la cara completamente marcadas, e incluso las cejas están perfectamente perfiladas, como si fuera una fotografía echa en cera. Entonces pensó que quizas quedaría muy mona como vela, y la encendió con un mechero bastante antiguo. Al instante suena un chasquido muy fuerte, como una pistola, al otro lado de la casa, y fui a ver. Enciendo la luz del pasillo, la del despacho y la del baño, pero nada más pisar el baño, se va la luz de toda la casa. Maldigo por lo bajo y voy a revisar los fusibles, pero al llegar justo delante de la puerta del salón, me fijo que por debajo de la puerta se ve como sí que funciona la luz que va mal, la que parpadea, pero es la única que funciona en casa, y por lo que se ve, en el pueblo. Me fijo que los fusibles están bien, y me digo:

-Sea lo que sea, tienes que entrar y ver lo que sucede.

Voy a abrir la puerta, pero me digo:

-«¿No sera mejor que vaya a buscar ayuda?»

Y me dispongo a abrir la puerta que da a la calle, pero no se abre, entonces comprendo que solo me queda entrar al salón. Al entrar veo el monje mirándome, con fuego en el pelo, y manos de esqueleto, sin ningún rastro de carne. Me dice:

-אתה הבא בתור.

Como es lógico no entendí nada, pero alargó una mano hacia una foto mia con mi familia, primero me tocó la pierna, y comencé a notar un dolor agudo en ella. A él le pareció gustar, y me tocó otras partes del cuerpo, hasta que yegó hasta la zona en que estaban mis padres. Mostró una sonrisa burlona, y arrancó su parte. En ese momento decidí que era hora de actuar.  Le miré a los ojos y me dí cuenta de una cosa… rápidamente cogí la pecera y se la tiré. Cayó como un trapo, pero entonces un pitido agudo empezó a sonar en mi cabeza. Entoces no dejaba de oir una voz que decia «אל תנסה לברוח, אתה לא יכול ללכת לשום מקום» así sin detenerse, y cada vez más rápido. Entonces me dije que ya sabía lo que había que hacer. Cogí su túnica y me la puse. Al instante lo ví todo claro.  No mires detrás, estoy ahí, y esta vez, te tocará a tí cargar con esta pesada túnica.

FIN (por ahora)

Notas:

Este es mi primer creepypasta, y espero que os guste.

Está ambientado en mi casa.

Los mensajes están en hebreo, si quereis, traducidlos.

Yo mismo tengo esa vela, la compré en una visita a un monasterio.

Gracias por leer, si queréis poner criticas, que sean buenas, no el típico «Es malo». Sino algo como «Es malo, ya que es predecible y hay errores».

He intentado quitar las faltas de ortografia, si hay, decídmelo.