Un desconocido.

Martin cesó el paso a mitad del enorme puente, no sabía exactamente porque, aunque sentía una molestia muy grande que no podía identificar, y eso en si lo irritaba, observó a su derecha, al otro lado de la avenida y del otro lado del puente algo atrajo su atención, así como el había atraído la atención de aquella persona extrañamente vestida de pies a cabeza de color gris claro, mas ese rasgo es lo único que alcanzaba a distinguir a esa distancia, fue más que suficiente. Comenzó a sentir una horrible migraña se restregó el entrecejo y siguió su paso. Una cuadra antes de llegar a su casa, en un banco de una plaza, estaba esta persona de nuevo, esta vez con la cabeza gacha Martin lo reconoció instantáneamente por la vestimenta y aunque no podía verle la cara, solo podría ver que su pelo era gris, hubiese pasado eso por alto de no ser que esta persona reía levemente, y desde el momento en que camino al lado suyo, esta persona lanzo una horrible carcajada aun con la cabeza gacha, en tono tan horrible como burlón, Martin frunció el ceño, no estaba enfadado pero si molesto

-Disculpe que le sucede?- exclamó en tono imponente, la respuesta que recibió fue la mirada de una persona joven pero extremadamente deteriorada, sus rasgos y notables ojeras correspondían a alguien que hubiere enfrentado las mas grandes penas

-… Esa…. Ella viene conmigo…- era una voz rasposa y entre cortada con un tono que expresaba sufrimiento, pero aún así esta persona reía para sus adentros contradiciéndose a si misma

-Hey no se que te pasa pero quiero que te vayas de acá porque donde te vea de nuevo..-

-VERME DE NUEVO!?- interrumpió el extraño para luego dejar salir una carcajada burlona aun mas aguda que la vez anterior, a Martin le dolía aún más la cabeza y no tenía tiempo de divagar con un vagabundo loco así que dejando atrás a la plaza llego a la puerta de su casa, abrió la puerta para encontrarse con un silencio incomodo, adonde habría ido Laura? Cuando hablaron al salir del trabajo dijo que lo esperaría en casa con la comida lista, había una olla con agua y un paquete de fideos sobre la mesada, la hornalla apagada, pero ni un rastro de Laura, de hecho no había pertenencia suya alguna, ni la campera ni otro atuendo, ni su presencia ni tampoco alguna de sus pertenencias, faltaban fotos, faltaban recuerdos de viajes que hicieron juntos, incluso el reloj de pared que ella compro! Hace 2 horas atrás le dijo que la amaba y todo parecía perfecto porque motivo se llevaría ella todas sus cosas!? Casi por reflejo Martin tomo el celular de su campera y se dispuso a marcar el número de su esposa deslizándose contacto por contacto en su agenda, LA pizzería Moulete, Lazaro… ¿Laura? No, el estaba seguro de que allí debía aparecer su nombre pero había una mezcla de pixeles que parecía falla del celular, oprimió marcar pero nada sucedía se molesto, oprimió marcar varias veces más y el nombre distorsionado desapareció ante sus ojos de la lista de contactos del celular, ya enfadado con la situación en sí marco el numero de su esposa manualmente, la línea sonaba, había tono, peor nadie atendía, se dispuso a remarcar y dejarlo sonando, dirigiéndose así con una extraña sensación al teléfono fijo, para luego marcar el número de su suegra. Se reconforto al escuchar la voz de la señora

-Quien habla?-

Pregunto la voz carrasposa con tono de confusión

Apurado antes de responder colgó y volvió a llamar a su esposa en su celular, de nuevo el tono de llamada sonaba en su oído derecho, Martín respondió ahora al teléfono fijo:

-Suegrita! Soy Martín! La llamo porque acabo de volver del trabajo y Laura no estaba y pensé que quizás-

Se escucho una fuerte inspiración, como un sobresalto al otro lado de la línea con una respuesta inminente cargada de ira:

-Mire no se quién es usted ni porque hace esto, pero si llama de nuevo le voy a dar su número a la policía me escucho hijo de puta- la voz comenzó a sollozar- que clase de broma es usar a mi pobre hijita… porque dios.. porque alguien haría algo así de horrible?-

Se pudo sentir como el teléfono caía de las manos de la anciana y quedaba colgando, a lo lejos se sentía los susurros de la señora.

-porque dios? Porque te la llevaste tan joven a mi hijita…-

El pobre Martin se vio inundado en una mezcla de pánico e ira, y en se momento, cuando debía de haber sonado el buzón de voz del celular de su amada, esto nunca pasó sino que su llamada fue respondida, inmediatamente colgó el teléfono fijo y concentro su atención en su celular:

-amor?- preguntó.

Del otro lado de la línea un sonido muy grave helo la sangre de Martin, el sollozo horrendo, desesperado y agonizante de su mujer hizo que una descompostura general se apoderara de su cuerpo mente y alma

-LAURA!! QUE PASA LAURA!? LAURA HABLAME LAURAAA!!!!!!!!- gritó desesperado lo mas fuerte que pudo, sus ojos vidriosos y su corazón al borde de la taquicardia, los gritos no hacían sino hacerse mas fuertes y estremecedores, era la inconfundible y agonizante voz de su esposa la que expresaba un sufrimiento incomprensible, casi inhumano al otro lado del a línea. Salió corriendo por la puerta de su casa casi derribando la puerta con su hombro suplicando a gritos por una respuesta entre el insoportable sonido que inundaba su percepción entera; Martin no era idiota, se había dado cuenta, estaba dispuesto a arrancarle la cara a golpes a ese hijo de puta para que le dijese que había hecho con su esposa, pero no estaba, y en su lugar había una mancha negra como si el lugar donde esa persona estuviese sentada hubiera sido quemado, fulminado. Los gritos habían cesado, la comunicación se había cortado. Martin no lo comprendía gimió de rabia en un intento de desahogarse, con las manos temblorosas se propuso a marcar el número de la amiga de Laura, clarita, cuando notó que en sus dedos, ya no había ningún anillo, dejo caer su celular de la sorpresa, lo levanto rápidamente con las manos aún mas temblorosas, la cabeza a punto de explotar, y la respiración alterada, marcó el número de clarita y lo atendió la voz suave de la joven

-hola si?-

Martín intento parecer clamado y respondió

-Clari soy Martín el marido de Lau-

-Que??…. no, no.. equivocado disculpe.-

En ese momento Martín dejo caer el celular para no volverlo a levantar. No había ni fotos ni recuerdos, ni ropa, ni regalos ni pertenencia alguna, su presencia había desaparecido de su vida y la presencia de Martin había desaparecido de muchas otras vidas más. Ahora por fin lo entendía, El no conocía a esa mujer de la mano de aquel hombre pálido vestido de gris, claro que no, ni mucho menos entendía porque ese hombre extraño reía mientras lo observaba, esa mujer parecía enferma dios quizás ese tipo la maltrataba, pero no era problema así que decidió no meterse en asuntos ajenos, afín y al cabo esa persona era lo mismo que el para el resto de los transeúntes: un desconocido.

Mi autoría

Zune

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