Tomá tu teta

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Tomá tu teta


La Ciguanaba es una mujer que sale casi desvestida a la orilla del río. También se le conoce con el nombre de La Sucia en todo el país. Esta mujer ha enloquecido durante muchos años a miles de hombres y especialmente a los enamorados. Hay quien afirma que La Sucia le salió columpiándose en unos bejucos en lo más espeso de la montaña o que la vieron corriendo en medio de una milpa. No toda la gente la conoce como Ciguanaba o La Sucia. También la llaman La Cegua en algunos pueblos del norte del país, como Trujillo, La Ceiba, Puerto Lempira y Omoa.

La gente que vive a la orilla del mar asegura que La Cegua se pasea por las playas en las noches de luna en busca de algún enamorado. «La Cegua —decía el Negro Güity— es una mujer de cuerpo bellísimo, caderas cimbreantes como palo de coco. Su pelo negro, liso y largo brilla mucho… La vi una vez, señor Montenegro. Ahí por donde ve esas champas pasó La Cegua. Me entró un miedo que hasta me oriné en los pantalones. Viera qué jodida me llevé. Por suerte no le vi la cara porque ahí nomás me cago».

Las Ánimas es un pueblo pintoresco en la jurisdicción de Danlí, departamento de El Paraíso. Por el sitio donde está, da la impresión de que quien le puso ese nombre sabía lo que estaba diciendo. Hace muchos años, la carretera era angosta y peligrosa, a tal grado que quienes viajaban por la zona decían que les parecía estar bajando al mismísimo Infierno.

José García, vecino de Tegucigalpa, se dedicaba a la venta de pañuelos, perfumes, ganchos, prendedores, toallas, cobijas y otros artículos. Recorría todos los pueblos del país para ganarse la vida de esa forma. Le informaron que en Las Ánimas había mucha gente que podía comprar sus productos y, sin pensarlo dos veces, se subió en una baronesa, el único medio de transporte en aquellos tiempos, con la esperanza de hacer buenos negocios en aquel lugar. A la mitad del camino se había arrepentido de hacer el viaje. Llevaba el estómago revuelto por los grandes saltos de la baronesa. Con tanto polvo que cubría su cuerpo, parecía ratón de panadería.

Al fin llegaron a Las Ánimas. La gente corrió a encontrar a los pasajeros reclamando los encargos y José comprendió que no había por qué arrepentirse de haber viajado hasta ahí. Consiguió alojamiento con facilidad y al llegar la tarde anduvo vendiendo de casa en casa. Estaba a punto de terminar la mercadería cuando se le ocurrió tocar la puerta de una casa. Salió a abrirle una muchacha de dieciocho años que le causó una tremenda impresión: inolvidable, jamás en su vida había visto a una mujer tan bella. La joven lo hizo pasar adelante sin dejar de regalarle su bella sonrisa. José se puso tartamudo cuando comenzó a mostrarle parte de la mercadería que le había quedado.

«Disculpe mi to… tor… peza… Este… digo… yo… pues… ¿cómo se llama usted?». La bella joven, sin perder su agradable sonrisa, contestó: «Me llamo Amparo, ¿y usted cómo se llama?». José le dio su nombre y después de aquella presentación quedó perdidamente enamorado de Amparo. Le regaló un perfume, una toalla y unos aretes, se despidió nerviosamente y le prometió que regresaría la siguiente semana con mejores artículos.

Al despedirse, ella le apretó coquetonamente la mano diciéndole «adiós». Inmediatamente, el vendedor pensó: «Si no me la consigo es que soy papo». Llegó la noche y José se dedicó a recorrer las calles amplias de aquel pueblo llamado Las Ánimas. En una esquina entabló conversación con unos jóvenes que hablaban de mujeres.

José les contó algunas de sus experiencias amorosas, dejando con la boca abierta a sus interlocutores. «Usted sí es un hombre de mundo por lo que nos cuenta. Díganos, ¿cuesta mucho conseguir a una mujer en la ciudad?». José, como un experimentado galán, respondió: «A veces. Lo esencial es tener verbo, saber hablar. Ya me ven aquí medio feo, pero les aseguro que he conseguido más mujeres que los hombres guapos. Pero ustedes son dejados porque hoy conocí a una muchacha que se llama Amparo, que vive allá, en aquella casa. Umm… qué mujer más linda y nadie se la tira».

Los muchachos se rieron. «Es que es una creída. No tarda en salir a dar una vuelta solo para picarnos. Es pícara, coqueta, pero como nadie se atreve a hablarle». Con aquellas palabras, José pensó que si ella salía tendría la oportunidad de decirle lo que ya sentía su corazón.

Se despidió del grupo y cautelosamente buscó las sombras. Se paró en una esquina esperando que Amparo saliera. No tuvo que esperar mucho. En ese momento la joven pasó cerca de él con su hermoso pelo extendido. José no se pudo contener, y al caminar detrás de ella, le gritó: «¡Amparo, Amparito! No camine tan rápido. Chisss… espéreme». Salieron del pueblo y José no se dio cuenta. Le interesaba más que la mujer lo esperara que averiguar si estaban o no en las últimas casas. Ella se desvió a la derecha, seguida por su enamorado. José corrió hasta darle alcance y agarrándola del pelo, exclamó: «¡Es mucha papada la suya, Amparito, con los hombres no se juega!».

Al hacer que ella se diera la vuelta, casi se desmaya del susto. No era Amparito, como él creía. Era una mujer horrible con el pecho descubierto. El espanto lanzó una terrible carcajada que resonó en las montañas, haciendo huir a los animales nocturnos. «¿Quieres una mujer? Aquí estoy, desgraciado, tomá tu teta… tomá tu teta que soy tu nana, ja, ja, ja». José, al verse perseguido por la monstruosa mujer, lanzó un grito aterrador que fue escuchado por todos los habitantes de Las Ánimas.

La gente abrió las puertas y José pasó como alma que lleva el Diablo hasta perderse en la oscuridad. Lo encontraron con la mirada perdida. Un doctor en Danlí lo asistió. No cabe la menor duda de que le salió La Sucia, como ha sucedido con otros enamorados.

Leyenda urbana preferida de mi país, adaptada por Jorge Montenegro.
http://www.angelfire.com/ca5/mas/cuentos/jm/jm.html

Creepypastas

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34 comentarios

en mi pais NICARAGUA se le llama tambien la cegua y me habian contado sobre eso de toma tu teta pero no entendia my bien , en cambio la leyenda aqui es totalmente diferente
saludos :3 muy buena

En mi pais NICARAGUA la leyenda es totalmente diferente y tambien le llamamos cegua , a mi me habian hablado sobre eso de ++toma tu teta++ pero nunca lo entendi hasta ahora
buena :3

A mi esta historia me la contaban para que me entrara miedo en las noches D’:
Que recuerdos, una gran historia sin lugar a dudas. Una vez tuve el placer de conocer al señor Montenegro en persona, cuando fue a mi escuela a contar algunas historias, y la mayoría no dormimos esa noche.

Si tiene buen cuerpo Yo si me la tiraria pero con una bolsa negra en la cabeza jajajajaja y asta le chuparia la teta jajajajajajajajajajaja

Cuando leí el nombre de la historia, y vi que era publicada por ese «mórbido» cebollín con traje de Teletubbie, pensé que el título iba en doble sentido.

Wild Milktank appeared!

Wild Milktank uses Milk Drink!

Némesis’s sex drive went up two stages!

Némesis uses Helping Hand!

Némesis hit landed!

Wild Milktank uses Discharge!

Némesis is soaking wet!

Némesis uses Swallow!

Wild Milktank’s HP is critical!

Wild Milktank uses Rock Polish!

Némesis is close!

Closer!

Wild Tubbiefox enters the battle!

Wild Tubbiefox uses Quiver Dance!

Némesis uses Glare!

Wild Milktank uses Encore!

Wild Tubbiefox uses Charm on wild Milktank!

Wild Miltank is infatuated!

Wild Tubbiefox and wild Milktank flee the battle!

Némesis uses String Shot!

It failed!

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