Seis y cuarto de la tarde

Eran las seis y cuarto de la tarde. Ya todo había pasado. Ella pensaba que tendría el resto de su vida para olvidar, o al menos para intentar hacerlo, ella continuamente escuchaba de su abuela que el tiempo es una medicina milagrosa que alivia, consuela y deja olvidar, ya que nos transporta a otra dimensión donde las cosas se decoloran y acaban por perderse un mar de recuerdos.

Ahora recostada en la cama toda blanca, trataba de calentar sus piernas y brazos con las desgastadas sábanas, pero mas aun trataba de calentar sus entrañas, después de haber sentido el gélido toque del metal de los instrumentos quirúrgicos dentro de lo mas profundo su ser. Aun temblaba y sus dientes chasqueaban. Su cuerpo aun no podía quitar esa sensación penetrante que aun no la dejaba moverse y después hacia que su piel se hiciera chinita por un tremendo escalofrió que la recorría. Por mas que intentaba acurrucarse de todas las posiciones que su estado le permitía, solo se enrollaba dentro de las sabanas.

Cuando pudo pegar un ojo y dormitar un momento, escuchó a su mama que llamaba a sus hermanos a comer, a ella se le había restringido el movimiento, que debía permanecer en reposo absoluto. Sin embargo su mente adolescente, desafiante y algo estúpida pensó que debía simular ante ella misma que todo seguiría siendo igual, por lo que pensó en bajar, aunque no tenia apetito sin embargo eso haría que su familia la viera como la misma que había sido antes.

Hace unas horas antes, había vomitado como una flema gelatinosa, su estómago estaba constreñido al igual que todo su cuerpo, y reconsidero el bajar a comer y decidió permanecer en aquella habitación monocromática.

Desde aquella cima de blancura sobre la que se alzaban sus ojos sobre la sabana podía distinguir los dos pequeños montecitos que se formaban, dejando una planicie que luego baja en grieta, y así subiendo un poco y luego bajando terminaba con sus pies erectos como dos guardianes custodiando lo que ya había sido violado, después de esos pies tendría que encontrar el olvido de alguna manera con o sin su soledad.

Y es que como poder olvidar la inyección, los ungüentos fríos, las profundas exhalaciones que ella pensaba que solo ocurrían en las novelas, como olvidar las voces ajetreadas de las personas de su habitación acondicionada, esas manos frías y vinílicas que tocaban y examinaban sin tacto alguno.

Cuando sintió como el liquido de la jeringa entraba dentro de su columna, pudo sentir un dolor desgarrador que invadía su cuerpo, después de eso las primeras imágenes del sueño viniente fueron distorsiones de la realidad, luego aparecieron antiguas imágenes infantiles, como su primer muñeca o el poni que monto en su tercer cumpleaños, todo esto mediante una sinfonía de recriminaciones de padres a hijos, de una forma triste y melancólica, donde no era necesario ver las caras para sentir la crudeza de las expresiones con el simple tono de las palabras.

Entremezclado a todo esto podía sentir la realidad entre sus piernas, la sensación que traspasaba la anestesia y percibida desde la inconsciencia, de ser desenmarañada y exprimida, la cuchara cortante que raspaba , quitando y quitando, escarbando y escarbando , extirpando con paciencia y cuidado lo dichoso de la semilla de vida.
Luego el cuerpo se sintió dolorosamente confundido pues varias noches y días antes había estado regido por ordenes exactas, ahora esa cuchara de improviso asalto a su frágil cuerpo, quitaba el destino de esos nutrientes, mataba las células que viajaban con información y vida tan solo para caer en un mina obscura de tejido muerto dirigido por mano hereje que raspaba y raspaba.

Entre esto su mente había perdido la noción y ligereza, ya no vagaba entre el baúl de recuerdos amorfos que la distraían, solo se contraía junto con su cuerpo aceptando el riguroso trabajo interior en medio de escalofríos y temblores.

Despertó en un cuarto corrosivamente blanco y brillante, de inmediato entro el doctor , le tomo el pulso, checo su temperatura, alumbro los ojos y levanto la sabana para echar un vistazo, cosa que antes hubiera a la par venido con un grito y despojo, sin embargo ahora era natural que todos miraran la flor que ya no era pura.

Cinco minutos después entro su mama con unos ojos brillantes y húmedos, pregunto con una voz afinada de ternura:
– Como estas mijita –
El doctor se retiro como para no presenciar otra vez aquella escena.

La muchacha empezó a sollozar en silencio mientras su madre daba un protector abrazo, ella no hubiera querido involucrar a su mama en lo que aun no terminaba por nombrar. Mientras lloraba, el que juro amor eterno esa noche de lujuria y arrebato, apareció.

-¡ Fue horrible ¡- exclamo con fuerza y dolor desde su ultrajado vientre. Quería rociarlo de un poco de culpabilidad así que expreso en su rostro una mueca de incomprensión, así lo hizo, el cayo en esa red de angustia donde ella quería tenerlo.

La niña se soltó con un llanto abrumador y sincero, desahogando algo mas que las flemas que escupía en la bacinica de aluminio que acercaba su mama cada vez que se reclinaba.

Los espasmos del vientre y estómago se mezclaban con las del llanto y la garganta convertida en diástole y sístole que apaciguaba su respiración al punto de para de llorar para recobrar el aliento y seguir con su desquito de lagrimas susurrantes mientras caían desde su barbilla hasta la sabana blanca.

Dejo de llorar tras el cansancio facial, sin embargo el dolor abierto y audible se convirtió en un dolor callado y sordo que se acrecentaba tras chispazos de reflexiones que queman su mente y herían su conciencia.

Hoy había sido ese desgarro brutal, ayer había sido el inicio de su menstruación aquellos ingrávidos y despreocupados días de primaria mientras jugaba a la pelota. Aquellos tiempos donde pasaba entre muchachos y niños inmaduros, , despreocupada de las sensaciones causadas por las hormonas corriendo y ese deseo frenesí que mas tarde haría acto de presencia.

Luego vinieron los embarazosos consejos de mama, tías y amigas acerca de su nueva situación sangrante, junto con las constantes visitas al consultorio donde dejaría confiar lo que solo había dejado a su madre en ocasiones raras y aun así con pena, el atemorizante y frio reflejo del espejo de lo abierto entre sus piernas cual muñeca rota, aumentados con los toqueteos, intromisiones y análisis de lo que para ella solo era otra parte de su cuerpo.

Y ahora esto surgido por una nueva sensación de placer, el deseo contenido hasta días antes por experimentar y juguetear con el sexo opuesto, seguido de una desinhibición y experimentación ignorante que la llevaron a ver el foco bamboleante de algún motel barato mientras alguien que juraba su amor y la comprendía.

Apenas dados sus primeros pasos de mujer, sintiendo el tercer año de secundaria, ya pensaba en sida, muerte prematura, varios hijos, soltera y sin dignidad, maldiciendo aquel hilillo de sangre cada mes aparecia que dio en mitad de parte la posibilidad de conformar algo tan indeseado y confuso para ella pero aun así lo mas puro de un hijo. Tanto para nada.

Diez años han pasado desde esa tarde en la que a las seis y cuarenta cuando no bajo a comer.

Los días nublados y claros le recordaban aquella mañana en la que se disponía a quitarse el peso de encima, y aun mas allá de los kilos, quitar la vida germinante en proceso que en aquel momento la idea del éxito y lo sano eran tan frágil como su vida en unos meses mas, de aquella época. Aun antes del ultraje, aun sabiendo lo clandestino de hacerlo en su casa y confiando en un doctor requerido por comentarios vagos, aun mas que eso, su mente se mitigaba ante el miedo y la carga de conciencia de desaparecer una vida y lo que le podía esperar en el futuro.

Ahora ella esta sentada en la taza del baño a sus veinticinco años de edad, esperando el positivo de aquel aparato de farmacia que muchas veces se reduce a esperanza o derrumbe. Ella sabe que aun el pasar del tiempo, este nunca lograra que ella se desembarace.

Creación propia

biodonna

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11 comentarios

Lento pero seguro.
Quizás a veces muy descriptivo, en demasía, quitandole velocodad, pero contrasta con lo rico del texto y lo frio (o congelado).
4/5, gracias por este aporte colega 😉

«Quizás a veces muy descriptivo, en demasía, quitandole velocidad», sabía que algo estaba mal en la historia pero no lograba ponerlo en palabras. Eso es justamente.

«Su cuerpo aun no podía quitar esa sensación penetrante que aun no la dejaba moverse y después hacia que su piel se hiciera chinita por un tremendo escalofrió que la recorría. Por mas que intentaba acurrucarse de todas las posiciones que su estado le permitía, solo se enrollaba dentro de las sabanas.»
Qué manera de describir por lo que paso cada mes 🙁 Solo con leerlo sentía cositas en mi vientre 🙁

al comienzo pensé que no era un creepypasta, pero el final me hizo notarlo,sí lo es , contiene monstruos, victimas ,desesperacion y ese ser que en la mayoría de veces persiste en asustarte y no te dejará huir. Y el principal ingrediente MIEDO.
Muy bueno 🙂 +1

al comienzo pensé que no era un creepypasta, pero el final me hizo notarlo,sí lo es , contiene monstruos, victimas ,desesperacion y ese ser que en la mayoría de veces persiste en asustarte y no te dejará huir. Y el principal ingrediente MIEDO.
Muy bueno 🙂 +1

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