La nueva casa era gigante. Una cocina comedor, dos baños, un cuarto de estar enorme y 5 habitaciones, a pesar de que solo iban a usar 2. Las habitaciones estaban en el primer piso de la casa y, además de estas, había un baño. Anna decidió quedarse con la habitación de al lado del baño, que estaba al final del pasillo, un poco escondida. Quería esta habitación para estar más alejada de sus padres porque necesitaba »privacidad», después de todo, había cumplido 14 años. Tenía una gran fascinación por las brujas, había leído miles de libros acerca de este tema, y le encantaba.
Cargó las cosas y las llevó a su habitación, ordenando todo y lo cambió de lugar aproximadamente 5 veces en esa tarde para que quede perfecto. Por fin, a las 8 de la noche, se recostó sobre la cama suspirando cansada. Escuchó el llamado de su madre indicándole que la cena estaba lista. Le gritó que estaba muy cansada y que solo quería dormir. Sacó de su bolso un frasco de pastillas y colocó dos en su boca. . Había tenido problemas para conciliar el sueño desde que su mejor amiga había desaparecido. Solía escuchar su voz y la veía aunque sabía que no estaba allí.
Colocó su cabeza sobre la almohada y cerró los ojos, durmiéndose profundamente. Se despertó con dolor de cabeza, efecto colateral de las pastillas, y miró su reloj que marcaba las »4:56». Se levantó y caminó hacía la ventana que tenía un hermoso balcón que daba al enorme patio trasero y al bosque de atrás. Apoyo sus hombros en la barandilla y miró el cielo que todavía estaba oscuro. Se perdió tanto en sus pensamientos que, cuando volvió a la realidad, apenas lo vio. Era una mujer, vestida de blanco, caminando muy rápidamente por su patio, y luego ingresando al bosque. Se quedó pretrificada, sin saber que hacer, así que solo entró a su habitación y cerró la ventana.
El día transcurrió normalmente, hasta que por la noche, los vecinos vinieron a dar la bienvenida. Un hombre y una mujer de aproximadamente 35 años, y una adolescente de cabello blanco. Paloma era su nombre, y tenía 15 años.
Anna se encerró en su habitación a las 10:00 pm, volvió a tomar 2 pastillas, y se durmió profundamente otra vez. Abrió los ojos, todavía media dormida, y miró a la puerta abierta en la que se encontraba un pequeño gatito que la estaba observando. Volvió a cerrar los ojos.
Volvió a despertarse a las 4:50, y en vez de salir al balcón, bajo y comenzó a caminar hacía el bosque. Tenía curiosidad de que hacía esa mujer ahí e iba a averiguarlo. Realentizó su paso, hasta que, al dar vuelta la cabeza, vio a la mujer caminar detrás de ella, a unos 10 metros de distancia. Caminaba demasiado rápido, casi que corría, así que Anna comenzó a correr, asustada. ingresó en el bosque, y se encontró con 8 mujeres más, también vestidas de blanco, y entre ellas estaba su mejor amiga. Todas la miraron y sonrieron, mientras otras dos la tomaban de los brazos y la llevaban hacía las demás.
La más grande de ellas, que debía tener 20 años, habló.
-Nos falta una, Anna. ¿Nos harías el honor?
Anna no habló, no podía. Quería gritar, correr, llorar, pero no podía hacer nada de eso.
-Te hemos estado observando, y te queremos con nosotras.
Anna asintió, casi hipnotizada porque sabía que ellas eran brujas, y las mujeres se juntaron alrededor de ella formando un círculo.
-Solo nos falta una para que la iniciación comience, solo una. Pero ahora, ya está completa. Tenemos reglas: Deberás alejarte de tu familia, desaparecer, nadie tiene que saber dónde estás. viviremos todas juntas, en una casa alejada de aquí. Y deberás, sobre todas las cosas, hacer lo que diga.
Comenzaron a girar al rededor de ella, y hablando en un idioma extraño y, en cuestión de minutos, ya era parte de ellas.
Despertó en una casa gigante, con forma redonda y 10 habitaciones alrededor. En el centro había una habitación gigante, que estaba vacía. Escuchó a las demás hablar sobre el rito de iniciación y, al darse cuenta de que Anna había despertado, se reunieron alrededor de ella. Ella estaba desnuda y no podía moverse, así que no pudo objetar nada cuando la sacaron
afuera, a un campo enorme, la ataron a un palo y se reunieron alrededor de ella, y mucho menos cuando la jefa gritó »La iniciación ha comenzado» y prendió un fósforo que tiró a la paja que estaba alrededor de el palo. Anna recordó lo que había leído, para comenzar necesitan un sacrificio. Anna no era parte de ellas, ella era su sacrificio.