Oscuridad, nada más que oscuridad me rodeaba. No sé en qué momento llegué aquí o más bien en qué lugar estoy, un olor a putrefacción inunda lo que parece ser un cuarto muy pequeño, mi piel está sudorosa y mi ropa un poco húmeda. Tengo mucho miedo. No puedo ver más allá de mi nariz. Tengo que salir de aquí, las heridas producidas por mis propias manos comienzan a arder por el sudor que entra en ellas; necesito el abrazo de mi madre; si tan solo estuviera a mi lado,
¿Por qué me han separado de ella?
Recuerdo sus manos cálidas acariciar mis mejillas mientras me sonreía.
-tus ojos son idénticos a los míos, decía orgullosa –un tono miel hermoso, tu cabello negro y largo también idéntico al mío, no puedo estar más contenta con lo que dios me mandó.
Todas las tardes escuchaba esas palabras mientras comenzaba a caer dormida en el regazo de mi madre que se mecía en un vaivén causado por la mecedora que se encontraba en el corredor de la casa. Ella me amaba y yo le correspondía ese sentimiento, es la madre más linda y buena del mundo, me trataba con mucho amor y siempre cuidaba de mí. Pero no era la única; mi padre también me amaba, trabajaba todo el día para poder traer comida a casa que por lo que escuchaba, era muy difícil mamá y papá eran una pareja feliz y por lo tanto yo también era feliz; éramos la familia ideal, ¿por qué me separaron de mamá y papá?
Mis lágrimas caían sin control. No aguanto más. Comencé a golpear la pared, tallé mis manos incontrolablemente para encontrar la puerta la cual me di cuenta de que estaba ausente al terminar mi recorrido. Las uñas de mis manos salieron de su lugar dejando mis dedos dolidos y mojados con una sensación membranosa, el aire comenzaba a faltarme, toqué mi garganta con la respiración agitada y pude notar una abertura en mi cuello, ¿Qué es esto? ¿Cuándo apareció?
Gritos y llantos inundan mi mente, me he vuelto loca, ¿el cuarto de un hospital psiquiátrico? Me han encerrado por mi locura, estoy segura, no existe otra explicación, pero, ¿cuándo comenzó esto?
Las voces en mi mente no me dejan pensar sólo están para molestarme.
-¡CALLEN! TODOS… POR FAVOR CALLEN…
Tapé mis oídos pero era inútil ahí seguían.
– No por favor!!! Detente, que estás haciendo!!? Deja eso donde lo tomaste.
Esa es la voz de mi madre, es inconfundible que pasa, ¿porque está en mi mente?
¿Qué ha pasado?
-recuerda estúpida, vamos hazlo por mamá, para poder salir o por lo menos saber la razón de todo esto.
Un dolor punzante llego a mi cabeza. Quería arrancarla, era tan intenso que no pude evitar caer en el suelo poniéndome en posición fetal. La mitad de mi rostro sintió la humedad del suelo de una textura blanda y resbaladiza que ya me había causado problemas antes, para caminar, estaba tibio y por lo tanto un poco desagradable, pero no podía ver nada solo sentir, oler y escuchar, o eso creo, pues los únicos sonidos que se escuchaban eran las voces en mi cabeza, mi olfato ya se había acostumbrado al olor penetrante, mi ser entero ya se había acostumbrado.
Me senté en una esquina después de un rato en el que no había cambio alguno, comenzaba a resignarme cuando, como una flecha la voz desesperada de mi madre se hizo presente, esta vez de una manera más clara. ¿Mis recuerdos regresaban?
Mi padre solía llegar tarde del trabajo, teniendo un horario extenso, siempre había creído que papá tenía súper poderes pues en las tardes cuando regresaba de jugar con mi vecina se escuchaban voces y risas en la habitación de mis padres, pero nunca lo veía llegar y ni irse y horas más tarde llegaba con su maletín en la mano.
Al menos tres veces por semana ocurrían estas visitas de mi papá.
Una de esas tardes papá regresó temprano por lo que vi a través de la cerca, creo que después de todo no tenía poderes. Un momento después de entrar se escucharon gritos en casa, se escuchaban enojados y me dio miedo acercarme a ver qué sucedía, era la primera vez que peleaban, la mamá de mi amiga nos llevo dentro e hizo como que no pasaba nada, por la noche me llevó de vuelta a casa, al parecer todo estaba normal otra vez. El ambiente había cambiado, todo era callado y de alguna manera era pesado, nadie hablaba, y era incomodo.
Terminamos la cena y mi madre me mando a mi cuarto. Por la noche la discusión siguió. Al día siguiente fuimos al súper mercado ha hacer las compras de la semana, parecía que ella había olvidado lo de la noche anterior, estaba alegre y me hablaba como de costumbre incluso me compro un tarro de helado especial.
Llegamos a casa y todo estaba en silencio, papá estaba en el trabajo. Mi madre se asustó y puso una mano frente a mí para evitar que siguiera adelante, al parecer un ladrón había entrado en mitad de la mañana, la puerta estaba abierta de par en par. Dejó las bolsas en la entrada y lentamente se adentró, al no recibir órdenes fui tras ella sigilosamente. Parecía que no les importó nada de lo que se encontraba ahí pues no había señas de que algo hubiera sido movido de su lugar, solo se encontraba abierto el armario bajo las escaleras pero todo estaba en orden. No se le dio mayor importancia y mi madre se ahorró la llamada a la policía, era entrada la noche así que fui a dormir. La mañana llegó una vez más y todo iba normal, el desayuno estaba siendo preparado y papá ya se encontraba en el trabajo. Mi madre se veía un poco tensa pero trataba de ocultarlo con una sonrisa. Comí sin apuros y al terminar me cambie para salir al patio trasero, era una linda mañana, el césped aún estaba mojado por el rocío, por suerte traía unos zapatos cerrados, me dirigí al columpio que se encontraba ahí.
-Vamos, ¿por qué te detienes? Sigue recordando, ya sabes lo que paso después. Una voz retumbaba por toda la habitación, queda y poderosa a la vez, tranquila y desesperada.
-No quiero, no quiero, no quiero. Trataba de ignorar esa voz masculina y femenina a la vez pero era difícil de hacerlo.
Miré en dirección al gran árbol en el fondo del patio. Ahí estaba balanceándose con la leve brisa mañanera el cuerpo inerte de mi padre con una expresión de tristeza y odio en sus ojos.
Mi madre acudió al escuchar mis gritos, quedó en shock por un momento igual que yo, enseguida me cubrió los ojos para que no pudiera ver lo que ya había visto y me llevo de vuelta a la cocina, temblorosa tomo el teléfono y con la voz cortada llamo a emergencias, llegando unos minutos después, yo seguía sentada tratando de procesar sin éxito lo que ocurría, abrace lo más fuerte que pude a mi mamá quien rompió en llanto después de que se llevaran el cadáver de mi padre.
El funeral se llevo a cabo por la tarde del día siguiente, iba con un vestido negro con el cuello blanco, regalo de mi padre, estaba soleado y los arboles florecían, todo era bello, supongo que el efecto de la primavera. Todo menos ese pequeño espacio donde se encontraba un puñado de gente acompañándonos, personas que no conocía lloraban desconsoladamente y yo, su hija, con tan solo 12 años de edad no derramaba ninguna lagrima. Mientras el féretro bajaba lentamente no salía de mi mente que una voz gritaría abriéndose este y mi padre saldría para evitar que lo enterraran, mantuve esa idea hasta ver el último grano de tierra ser depositado sobre la tumba. Después de que todos se retiraron mamá me dejó estar junto a la tumba por un momento, así sin más me pude despedir de aquel hombre respetable que había dado todo por su familia pero se quitó la vida cobardemente sin ninguna explicación.
Corrían las 6 de la tarde más o menos y yo me encontraba en la casa de mi vecina, para poder “des estresarme” según mi madre. Mi amiga me dijo que parecía una pequeña muñeca de porcelana con aquel vestido y el pelo negro.
-Tengo unas calcetas negro y blanco a rayas que usé el halloween pasado. Te aseguro que te veras igual.
Me puse las calcetas para complacerla, y al verme al espejo me di cuenta que así era. Todo ese negro hacía ver mi piel más pálida de lo que era, dándole una apariencia aporcelanada. Gracias a ella casi olvidaba lo que había sucedido unos momentos atrás, Valery que así se llamaba me regalo las calcetas porque insistía en que se me veían bien. Me dispuse a regresar a mi casa. Me despedí y caminé unos metros para llegar a la entrada, abrí la puerta, la cena todavía no estaba lista, inocentemente caminé hasta la recamara después de no ver a mi madre por ningún lado.
Ruidos se escuchaban en ella, risas, suspiros, algo que parecía ser un llanto apagado. Entré sin pensarlo y ahí estaba ella, un hombre la acompañaba, desnudos y besándose.
Dolor, mis ojos duelen. Mi madre grita incontrolable. No veo absolutamente nada.
– ¿Recuerdas lo que paso después?
Recordar. No puedo, ¿o sí?
-Déjame iluminarte. Se escuchó una risa burlona.
Pequeña e indefensa, ¿Qué podría hacer una niña como tu al ver a su madre siéndole infiel a su padre el mismo día de su entierro?
Nada; solo llorar. O eso pensaban todos, incluso yo.
Recuerda. Corriste hasta la cocina, lindo juego de cuchillos ¿no?
Vamos, tómalo, tu madre causó la muerte de tu adorado papi. No puedes perdonarla, claro que no lo harás, date prisa que ya viene hacia acá.
– No por favor!!! Detente, que estás haciendo!!? Deja eso donde lo tomaste.
-CÁLLATE POR TU CULPA PAPÁ MURIÓ.
-Tú no entiendes nada, solo eres una niña.
No permitas que te grite, ya eres lo suficientemente mayor como para entender. Sé que lo sabes desde hace mucho. No fuiste capaz de contarle a tu padre lo que hacía su esposa todas las tardes, ¿Por qué hacerlo? No arruinarías a la familia perfecta, tal como en una casa de muñecas.
Tomaste el cuchillo más grande y se lo clavaste a tu madre en la pierna derribándola contra el suelo, corriste hacia el hombre desconocido y lo apuñalaste. No deben subestimar a una niña. Córtale su miembro, es lo que tanto deseaba mamá, es lo que causó todo.
Regresa donde tu madre y termina todo. ¿Ya te dijo? Tendrás un hermanito.
-¿Un hermanito?
No te dejes engañar, es producto de la lujuria e infidelidad de tu madre.
Clavaste el cuchillo en su vientre, ella gritaba de dolor, no lo has hecho bien, cortaste mal, tardará en morir, solo escucha ese llanto adolorido.
Esos lindos ojos miel y cabello negro idénticos a los suyos. ¿Acaso quieres ser igual que ella?
-NO, lo los necesito.
Corta tu cabello, si, así, más corto ahora sí que es hermoso e idéntico al de tu padre. Pero esos ojos ¿Qué harás?
No tengas miedo, solo respira hondo.
Penetraste tu ojo derecho con la punta filosa del utensilio.
Un poco más, solo falta uno. Ahora con el izquierdo.
Sé que es doloroso pero no había otra forma de hacerlo.
Termina todo, ahora tu cuello; solo deslízalo suavemente como si cortaras un trozo de jamón.
Que linda se ve tu piel teñida de rojo. Mi pequeño cuervo.
-¿Quién eres tú? ¿Por qué me haces ver todo esto?
-¿yo? Simplemente he regresado tus memorias. Tú has hecho todo esto por tu cuenta.
-No es así, solo seguí tus ordenes.
-¿Mis órdenes? Pero si yo solo observaba desde el fondo.
-¿Desde el fondo?
-Sí, desde el fondo; el fondo de tu alma es muy oscura, aunque no lo creas. Solo soy producto de tus pesares.
-¿pero que es este lugar?
-esto no es nada más que tu alma, tu ser propio, has matado a tu madre, no saldrías impune de esto. Estás confinada a escuchar las voces de desesperación, odio, tristeza, ira y demás calamidades.
Pero es demasiado pago para un solo pecado ¿no? Al fin de cuentas tu solo querías hacer justicia.
¿Y, porque no hacer pagar a otros pecadores?
Un asesinato se ha hecho presente en un pequeño suburbio de aparente tranquilidad, se hallaron 2 víctimas las cuales fueron brutalmente asesinadas. De igual manera se reporta la desaparición de la pequeña Greis Hyde de 12 años, hija de Martha Hyde.
Estas son las noticias del día de hoy.
Si que eres famosa pequeña Raven, vamos extiende tus alas y ve tras el olor del pecado.