Perfil Psicológico

El día de hoy sólo hubo un paciente, uno muy especial.

Desde que comencé a ejercer como psicólogo, hace ya algunos lustros, me he topado con cualquier cantidad de casos de personas que podrían ser catalogadas como «normales». Siempre estuve esperando ansiosamente un caso como el de hoy. Sí, una mente psicópata. Es tan interesante adentrarse en una mente de este tipo que prolongué la sesión hasta 3 horas y media con tal de saciar, por el momento, mi curiosidad científica.

Fue todo un reto que estoy muy seguro de haber conquistado. La simplicidad del egocentrismo, la incapacidad de generar remordimientos al hacer daño, de cualquier tipo a sus semejantes y a algunos animales. ¡Ahh! Es algo inspirador. Muy inspirador.

El paciente vino a mí presionado por una sociedad maltrecha moralmente, una sociedad hipócrita que pretende quitarle la libertad del ser, ¡su esencia!, a mi cliente. Los temores ante la marginación social eran bien fundados. Su familia lo estaba juzgando continuamente y la estrechez de sus juicios y acusaciones no le permitían sentirse completo, lo cual le estaba afectando en otras etapas de su vida. Incluso en la universidad. Sí, mi paciente es universitario. Su gran inteligencia le había permitido esquivar durante mucho tiempo cualquier visita con un especialista. Sin embargo cedió por su propia salud mental. El estrés no es nunca saludable.

Pues bien, vino a mí, me contó con lujo de detalles el tipo de cosas que su familia conoce y por las que lo acusan de ser anormal. ¡Ignorantes! Pero no los culpo, son estúpidos como para darse cuenta de que él es el único que vive más libre que cualquiera de nosotros. La «conciencia» no se le otorgó a su cerebro por alguna clase de capricho de la naturaleza. Así que puede hacer o deshacer a su gusto. ¡Cuánto lo envidio!

Todo los actos que ha cometido son de naturaleza totalmente humana. ¿Dónde se ha visto en otras partes del reino animal que un depredador se ensañe con sus presas? En ningún lugar, desde luego, somos nosotros, los humanos quienes podemos torturar de maneras inimaginables a nuestras víctimas. Como mi paciente, quien una vez descuartizó vivo a un pájaro para analizar y documentar cada una de sus reacciones. O como cuando le dio de comer sus propias crías a su perra, a la que había dejado de alimentar durante días.

Una mente brillante, sin duda. Una mente capaz de cometer asesinatos justificadamente, con el fin de estudiar los casos y analizar cada detalle del sufrimiento de sus víctimas. Todo ello en pos de una investigación que ayudará a la humanidad en el futuro.

Sí, es realmente inspirador. Y totalmente triste que no pueda desarrollar todo su potencial en esta sociedad de hipócritas.
Hoy mismo lo puse en tratamiento contra el estrés. Le pedí que eliminara de su vida todas aquellas cosas que lo presionan y no le deja ser tal como es. Hace un rato me llamó para indicarme que ya tiene un paso dado en el tratamiento. Su padre por fin murió luego de ser brutalmente torturado. Prácticamente no quedó nada de él. Pero se lo merecía. Mañana me prometió otro avance: la cabeza de su madre. Estoy ansioso por ver los progresos de mi paciente, su familia es numerosa. ¡Un verdadero psicópata, qué alegría!

Yrvoz 03:35 31 mar 2014 (UTC)

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