Mi nacimiento fué bien acompañado, pues pertenezco a la nobleza y muchas personas visitaron a mi madre el día en que iba a dar a luz.
En el momento del parto la muchedumbre que estaba reunida alrededor se exaltó, pues de las entrañas de aquella mujer había emergido un pequeño aparentemente sano, salvo un curioso detalle, aquel niño nació con lo que ,al parecer, se trataba de los vestigios de su hermano gemelo. Estaba adherido a su nuca.
Un extraño caso de parasitismo en el que, de manera por lo más repulsiva, las facciones de un rostro humano se aprecian en la parte posterior de su cuello…
En mi época, una cirugía de extirpación de esa talla era, ni mucho menos, peligrosa. Mis padres decidieron no correr el riesgo y me dejaron crecer con aquella excentricidad.
Lo que no sabían es que ese fue el peor error que podrían cometer…
Crecí como un niño cualquiera, fuí un pequeño por lo más simpático y cuando se acercaba mi adolescencia empecé a demostrar un talento sin igual en la música, específicamente con el violín.
Visitaba al médico frecuentemente a causa de mi anomalía, sin embargo, este insistía en que mi salud se encontraba en perfecto estado y que, en cualquier momento, podía reducir mis visitas a tan solo una vez al año.
Unos meses después, mis padres me sorprendieron sollozando en la mitad de la noche. Me reprendieron fuertemente argumentando que ese no era el comportamiento de un verdadero varón.
Posteriormente a este episodio me encontraron constantemente cabizbajo, advirtieron mis recientemente adquiridas ojeras y mi aumento de peso que, entre muchas cosas ornamentaban de una manera grotesca mi decadente figura.
Un 23 de febrero, en medio de la noche, salí de mi casa como un fantasma y me dirigí a la pequeña habitación de aquel cirujano. Al verme, no pudo evitar exaltarse llevándose las palmas de las manos a la boca haciendo un gesto de repulsión. Sin dejarle hablar me arrodillé llorando y le rogué:
Te lo suplico…Por lo que más quieras extírpame esta cabeza diabólica, libérame de este demonio que tengo tras de mí.
En un principio no me molestaba, pues ella tan solo estaba ahí, pero hace algunos meses la pesadilla comenzó…
Ella espera a que no haya nadie, ella espera a que todo esté en penumbra, ella espera hasta que yo vaya a dormir, y justo cuando estoy a punto de conciliar el sueño…Ella me habla.
Me dice cosas por lo más grotescas y bizarras, este demonio dice ser el mismo diablo en materia, me dice cosas que solo pueden ser percibidas en el peor de los infiernos, acto seguido ella rie y rie por toda la noche…
Déjame decirte que tiene una risa peculiarmente escalofriante…
+ Mordrake se suicidó a los 23 años, alquilando unos departamentos y colgándose del balcón de hierro
2 comentarios
Basado en hechos reales
Woaw,pues que malo