Mejores amigos por siempre

                                Mejores amigos por siempre


Recuerdo aquel día, no fue hace tanto. Ocurrió dos semanas después de haber cumplido los dieciséis años. Mi vida hasta entonces había sido de lo más normal, sin embargo en ocasiones sentía algo extraño dentro de mí; el deseo de hacerle daño a alguien.

Desde hacía tiempo que me gustaba en secreto Laura, mi mejor amiga. Era una chica muy hermosa que siempre atraía la atención de los demás muchachos.

A menudo la aconsejaba para que le fuera mejor en las relaciones, siempre oía cuando ella me contaba sobre si alguno la había herido y lastimado sus sentimientos. Y disfrutaba de platicarme de eso, ya que yo la consolaba y apoyaba siempre. Después de cada abrazo solía agradecerme, decirme que era el mejor amigo de todo el mundo. Esa frase me hacía sentir mal. Aunque quería que Laura fuera feliz no podía evitar sentirme triste, no sólo por ella sino también por mí porque sabía que no me miraría con los mismos ojos con  que yo lo hacía.

Habían nacido en mí unos celos realmente aterradores. El que cualquier chico pudiera tenerla excepto yo, el que no sintiera lo mismo por mí y que nunca podría conquistarla, todo esto me había hecho dar cuenta de algo: si yo no la tenía nadie más lo haría.

Así que puse en marcha mi plan. Íbamos juntos al colegio en el turno nocturno y a la salida la acompañaba siempre hasta su casa. Habíamos tenido un examen y como ninguno de los dos había estudiado tuvimos que quedarnos hasta tarde. Finalmente, el profesor nos dejó ir; era ya la medianoche y  le pedí que me acompañara un momento hasta mi casa.  Partimos rumbo allí.

Llegamos, la casa estaba completamente sola ya que soy hijo único y mis padres estaban de viaje por una cuestión de negocios. Al entrar prendí las luces y apenas ella adelantó unos pasos más que yo, saqué de mi mochila un pequeño pañuelo embebido en cloroformo; la rodeé por detrás sujetándola y la  obligué a respirar hondamente. Al principio intentó resistirse, pero al cabo de unos segundos el anestésico hizo su efecto.

Despertó media hora después, ya la había amarrado a una silla así que no podría escapar. Ella gritaba y pedía ayuda pero nadie podía oírla desde el sótano. Me le acerqué y toqué su hombro, pero al ver mi cuchillo se puso aún más histérica así que tuve que abofetearla para que se callara. Comenzó a llorar.

-¿¡Por qué me haces esto!?

-¿Acaso no entiendes porqué estás aquí? Tú no me quieres…

-¿De qué estás hablando?

-¿¡¡POR QUÉ NO ME QUIERES!!? –le grité. Ella sólo seguía llorando. – ¡Dime…! ¿¡Por qué!? ¡No te quedes callada! – .Comencé a golpearla y a clavar el cuchillo en sus brazos mientras su sangre salpicaba mi rostro.

-¡QUIÉREME! ¡QUIÉREME!!!

Ella lloraba y gritaba del dolor, así que paré por un momento. La  tomé fuertemente del
cabello y  acerqué  su rostro al mío esperando que soltara alguna palabra.

-¿Por qué piensas que no te quiero? –Decía llorando -¿¡Cómo habría de no quererte si eres mi mejor amigo!?

-Ese…ese es el problema, que soy tu “mejor amigo”, y nunca te gustaré-respondí.

-¡Perooo…no me digas que te gusto! –dijo sorprendida aún con lágrimas desbordando de sus ojos.

-¡Claro! Siempre me has gustado… -me le acerqué aún más y la besé en los labios. –Me gustas mucho, Laura. Es por eso que he tomado una decisión: si yo no puedo tenerte nadie más te tendrá.

Volvió a mirarme asustada.

-Calma, te aseguró que me lo agradecerás. Después de todo siempre te has quejado de que todos los chicos te hacen lo mismo, ¿verdad? Pues yo habría dado mi vida por ti y sin embargo tú nunca valoraste eso. –La desaté y al intentar pararse cayó al suelo. Ya estaba decidido

-Descansa… “mejor amiga…”

La apuñalé en el corazón varias veces, eufórico, y por fin cumplí con mi objetivo: ella ya no le pertenecería a nadie más.

Me acerqué a su cuerpo y le susurré:

“…Mejores amigos por siempre…”

Decidí cambiarme, a la ropa que estaba cubierta con sangre la enterré en mi patio trasero al igual que al cadáver. Luego limpié todo rastro del sótano, cualquier cosa que pudiera indicar que Laura estuvo allí y enterré también su mochila. Después me fui tranquilo a dormir.

Pasaron casi ya dos meses y las cosas se han suavizado bastante desde que Laura “desapareció”. Hace tres semanas llegó una chica nueva a mi salón, se llama Michelle. Y…me gusta mucho, pero ella no siente lo mismo por mí, ya que siempre me ignora.

Creo que tendré que hacer algo al respecto.

creación propia

Sicilia Fontana

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11 comentarios

Hola amigo me encantó muchisimo la creepypasta,queria saber si la puedo usar para un proximo video que haré para mi canal,te dejaré creditos,no pienso robarmela ni nada,solo quiero tus permisos para usarla.

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