María y Manuel

María y Manuel… La típica pareja adolescente y calentona a la cual le apetece fornicar en cualquier sitio y cualquier ubicación, la típica pareja adolescente que dice amarse y pasan 17 de las 18 horas juntos al día teniendo sexo sin control, ella, una chica catalogada como fácil, 1.67 de altura, de contextura un poco gruesa, blanca de piel, cabello enrulado y de color negro, ojos pintados de un tenue azul… El, el típico chico de vivos deseos carnales y excitación casi que inmediata al mínimo contacto, 1.83 de altura, de contextura gruesa, bien definido aunque no musculoso, totalmente rapado y sin cabello, ojos marrones, color café tal vez.. Con tan solo 13 días de novios, ellos han follado mas veces que los padres de ella y de el juntos en toda su vida, ninfomanos tal vez pero no, ellos solo hacen divertidas sus vidas, ¿sus hogares? Ella, es la hija de un campesino que trabaja en la finca mas lejana del pueblo, una finca en la cual un río desemboca por el patio de esta, el, un ladronzuelo odiado por todos pero amado por ella, probablemente el tipo con mas amenazas de muerte en el mundo.

Como todos los días y ya siendo costumbre María y Manuel van corriendo río arriba hacia su «nidito de amor» donde acostumbran a fornicar sin miedo a ser descubiertos o interrumpidos en su faena, corren sigilosos, saltando de piedra en piedra, a medida que se acercan a este, ya imaginando lo que le espera, empieza a tomar forma la erección de Manuel y pues, ya es notable y desde lejos el bulto en su pantalón, poco mas de 10 minutos habían transcurrido cuando llegaron al sitio anhelado, el lugar buscado y añorado, en esa parte del río una pequeña cascada caía desde unos 5 metros, esa parte del río era profunda, a un lado de su cauce había una montaña y del otro mucha maleza con un solo elemento llamando la atención… Un tronco enorme y hueco en el que fácilmente tres personas entrarían mas que cómodas, apenas se alegraban de haber llegado cuando el ladrido de un perro se oyó, asustados miraron hacia atrás y lo vieron, era Mestizo, el perro que acompañaba al padre de María en sus labores, fiel, obediente y feroz, Mestizo se acercaba velozmente a ellos, un poco mas lejos y subiendo a buena velocidad vieron al padre de ella, un campesino de unos 58 años, muy flaco y arrugado, pero de fuerte carácter y peligrosidad, este venía armado con una escopeta.

Un escopetazo al aire bastó para que María y Manuel corrieran hacia la cascada y la subieran rápida y fácilmente, ellos solo corrieron por el río, corrieron, corrieron y corrieron hasta no oír mas los ladridos de Mestizo, llegaron al pie de una montaña, un sitio demasiado apartado y al parecer sin vida alguna pues ni siquiera se oía el cantar de las aves, solo había un silencio absoluto, sin mediar palabras ella lo pego contra una roca y empezó a besarlo, el introdució su mano por dentro del pantalón de ella, toqueteaba y apretaba sus nalgas con lujuria, ella se deshizo de su camisa y el de su pantalón, no llevaba brassier y sus senos quedaron al aire, el no llevaba ropa interior y su pene yacía erecto al aire, ella le masturbaba
rapidamente con ambas manos mientras el se dedicaba a «comerse» los senos de ella como si su vida dependiera de ello, empezo a pasar la lengua por el cuello de ella, lentamente hasta llegar a su oreja izquierda cuando se disponía a morderle abrió sus ojos, y no pudo evitar lanzar un grito aterrador.

En el centro del río, justo en el camino por el cual llegaron al sitio en donde se encontraban, parada encima del agua había una mujer, llevaba un blanco vestido inpecable, el cabello enmarañado cubria su rostro pero lograba verlo, Manuel lograba verlo, este era pálido, con claras y fuertes definiciones esqueleticas, sus ojos eran de un color negro azabache y sus labios eran tan rojos como la sangre o quizá más oscura que esta, una sonrisa esbozaba en su rostro y colmillos parecían sobresalir de su boca, luego de gritar, Manuel intento correr y Maria yacía agachada tapandose los oídos, aturdida por el grito de este, con lagrimas en sus ojos y el miedo apoderado de el, Manuel no logro retener la orina que salio de su pene y cayó en la cara de María, la mujer se reía de una forma escalofriante mientras se acercaba a ellos, pero al voltear María no la vio, ella no lograba ver al espectro que aterraba a Manuel y este se arrojo al suelo, balbuceaba rezos y oraciones, pero aún seguía viendola, no se iba y ella solo se burlaba de el, Manuel lloraba, su piel estaba helada y erizada.

Tal vez 10 o 20 minutos quizá transcurrieron cuando Manuel recupero el conocimiento, yacía en su cama y no recordaba lo que había sucedido pero al levantarse de la cama e ir a la ventana, Manuel vio Maria, estaba de espaldas, arrodillada en frente de un pozo, el salio de su habitación y corrió preocupado hacia ella, pero habia algo raro, la casa estaba totalmente vacia, la finca igual y parecia que solo María y el eran los únicos, salió por una ventana pues la puerta estaba cerrada y corrio hacia su amor, ella arrodillada y de espaldas, el de pie y de frente a ella, la abrazo, solo la abrazo y cuando esta volteo, Manuel la vio a los ojos, vestian un color negro azabache, su piel era palida y su rostro totalmente esqueletico, lanzo un grito desgarrador que erizo todos los vellos en la piel de Manuel y dejo ver el interior de una boca nefasta y putrefacta con dientes negros y marrones, llena de gusanos en la garganta, Manuel intento vomitar, pero se tuvo que tragar el vomito cuando esta volvio a gritar y fue ahí, cuando Manuel recobro el conocimiento, desperto y solo vio el fuego del cañon de la escopeta del padre de María y ahí, ahí Manuel murió.

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JavierBarreto

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1 comentario

La historia si está bien amigo, no entiendo porque tienes 3.94 si es una buena idea. He visto historias cortas y horribles que tienen 6.89 y creo que lo mejor sería valorar tu trabajo. Toma 8/10

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