Marco vivió con sus padres hasta los diez, edad en que se divorciaron debido a que el padre parecía tener una amante quien acababa de tener una hija y exigía dinero.
El abandono de su padre había hecho que toda la ira constante de la madre recayera en Marco. Si ya había sido duro vivir sus primeros diez años con maltratos, los siguientes seis serían un infierno. Cumplió dieciséis y entro al último año de escuela.
Ese año conoció a Sandra, era la nueva chica quien los primeros días como usualmente ocurre no tuvo amigos ni se abría mucho con nadie. Marco tampoco tenía muchos amigos y por amigos nos referimos a gente con la que hablaba más de dos veces a la semana. En toda la escuela podía contar a sus amigos con una palma de sus manos. Desde el primer día que la vio, Marco empezó a fijarse mucho en Sandra. Desde luego que los otros chicos también se fijaban en ella, después de todo, Sandra era lo más cercano a un 10/10 para todos los chicos en su clase. Si bien Marco también disfrutaba fantasear con ella eróticamente, tenía una curiosidad más grande que lo carcomía. Desde el primer día accidentalmente observó que tenía un hábito compulsivo, siempre que no estaba haciendo nada con las manos empezaba a jugar con ambas manos o a veces solo una con una liga que conservaba en su muñeca izquierda. Habito que tenía igualmente Marco.
Pasaron las semanas y cada vez sospechaba más de que su hipótesis era correcta. Sandra seria la hija bastarda de su padre.
Había escuchado disimuladamente lo que murmuraban las otras chicas, Sandra no conocía a su padre y su madre era la única que la cuidaba. ¿Cómo lo supieron? Es difícil de decir, el chisme es más rápido que muchas cosas.
No le importara que tuviera relación al problema de sus padres, solo le resultaba curioso el hecho de que tuvieran cosas en común, hábitos, gestos, etc. Todos heredados de su padre.
El día de graduación la ceremonia transcurrió normal, la madre de marco no había ido. Al finalizar todo, Marco caminaba por los pasillos de la escuela mientras los demás seguramente celebraban con su familia. Pasando por los salones vio una silueta, era Sandra quien estaba sola fumando lo que seguramente era marihuana. Entro sin pensarlo mucho, ella se sorprendió unos segundos sin soltar su colilla se levantó de la carpeta de donde estaba sentada y pregunto que quería Marco y porque nos e iba. El dudo por un momento pero pronto empezó a hablarle, pronto estaban los dos sentados compartiendo droga. Desde ese día ambos empezaron a verse a menudo a espaldas de sus madres. Iban a lugares a veces públicos y a veces abandonados y aislados. Se drogaban, quemaban cosas y reían. Pasó lo inevitable y empezaron a tener relaciones. Después de un año Marco le contó lo de su padre y su madre y la historia de la amante. Sandra sabía que ella era la hija producto de la infidelidad del padre de Marco. Lo que sorprendió a Marco tanto como el hecho que tampoco le importara a ella. Desde que habían salido de la escuela trabajaban en restaurantes y cafeterías para pagar los hostales en los que ambos vivían. Sandra cumplió dieciocho años y ese día Marco decidió matar a la madre de Sandra. Verán, Marco había recibido una carta de su ahora difunto padre. Hace un par de meses había fallecido debido una enfermedad terminal y antes de eso había decidió contarle todo a su hijo antes de morir.
En ella explicaba que la madre de Sandra habría sido una antigua novia del padre. Esta novia se había obsesionado con él a tal punto que el padre de Marco había decidido terminar con ella pues se sabía que su relación lo iba a terminar arruinándolo. Ella no lo acepto muy bien que digamos, lo busco después de que terminaran, él se había mudado de país al que conoció a la madre de Marco. 9 años después lo encontró y cuando lo siguió a un bar que acostumbraba lo drogo y lo violo. El padre no había querido decir nada pues sabía lo ridículo que sonaba que una mujer te hubiese violado. No presento denuncia ni nada. Pero no contó con que esta hubiese terminado embarazada. En sus últimas palabras, pidió que la matara pues también había sido la que le contagio esa enfermedad. Ante solamente esto Marco no hubiera hecho caso a su padre, no obstante en la carta además decía que si cumplía el pedido de su padre se le entregaría una fortuna de su hermano que había muerto años antes que el padre de Marco. Le dio un contacto de un amigo de confianza quien le daría el dinero después de comprobar la muerte de la madre de Sandra. EL padre de Marco era vengativo, y Marco era codicioso. No vio mejor día para sedar a Sandra que en su cumpleaños para poder ir a matar a su objetivo. Después de haber tomado la bebida especialmente preparada por Marco, Sandra cayó desmayada en su cama. Marco estaba a punto de salir cuando volteo para verla dormir y sus ojos bajaron a sus piernas abiertas. Sin poder resistirse tuvo sexo con el cuerpo inerte de Sandra. Agarrándole el culo y los pechos para mantenerla recta y que el pene pudiera entrar. Después la beso en la boca, en los pechos en su vagina y beso ambas nalgas.
Fue fácil matar a la madre de Sandra, la encontró llorando pues se había enterado de la muerte del padre de Marco, en su cabeza creía que él también la seguía amando hasta su ultimo día. Marco solo tuvo que entrar por la ventana, golpearla en la cabeza con un florero de esa casa. Sin quererlo la había matado con ese golpe, mientras él pensaba que la había dejado inconsciente. Como nunca había torturado ni matado a nadie antes, y debido a que vio que tenía tiempo pues sabía que no tenía nadie quien la visitara la subió encima de la mesa y empezó a quitarle poco a poco los partes de su cuerpo. Primero los ojos los saco con una cuchara sopera y mientras iba tirando a un lado.
Después con un cuchillo de carnicero corto sus regordetes dedos y los tiro al mismo sitio con los ojos. Aun con el charco de sangre creciendo debajo del culo de esa mujer Marco con guantes negro seguía jugando al cirujano.
De nuevo cedió a su deseo sexual pues no solo era codicioso sino que también y por mucho más que cualquier cosa era lujurioso. Se quitó el guante para poder sentir en su propia piel la piel muerta de esta señora. Le acaricio las entrepiernas desde la rodilla hasta su vagina donde con la misma mano levanto el vestido, bajo su ropa interior y empezó a hacerle sexo oral al cadáver. Con la boca manchada de los líquidos de la madre de Sara se relamió y sonrió al pensar que había dejado sus huellas y saliva en la escena del crimen. Pero supuso que la policía será tan inepta como siempre y jamás lo vincularían.
Cuando regreso al hotel Sandra estaba despierta y tenía la pistola que guardaban en casos de emergencia entre las manos. Le disparo en la cabeza a Marco. Antes de que su cerebro lujurioso hubiese manchado de cálida y rojiza sangre la pared de su habitación. Marco vio lo último que vería en su vida, La carta de su padre a un costado de Sandra y esta con lágrimas pues sabia de la codicia de Marcos y adivino que ya había matado a su madre para cuando había despertado de los sedantes. Marco sonrió de manera irónica, había visto esto venir, si no hubiese pasado esto fácilmente su padre lo hubiese estafado y no hubiera existido ninguna recompensa. O incluso la policía lo hubiera podido encontrar como culpable y sentenciado a una cadena perpetua. Nunca había sido feliz en su vida realmente, siempre estando vacío. Se desplomó el cuerpo sin vida de Marco. Y Sandra bajó el arma llorando aún más agitadamente. Sabía que ahora la meterían a la cárcel aun sin hubiese asesinado a otro asesino. Escuchaba a gente alborotada afuera de la habitación. Pero Marco no hubiera dejado a Sandra tener ese destino de encarcelación, después de todo eran como hermanos que tenían sexo muy a menudo. Además de tener como demonio la codicia y la lujuria tenía un afán por la destrucción, en su tiempo libre practicaba haciendo bombas caseras. Había encendido una bomba antes de ingresar al cuarto donde estaba Sandra y la había guardado bajo su gran saco. Cuando se cayó el cuerpo de Marco rodó un paquete pequeño gris con una chispa a punto de llegar al centro y cuando Sandra se dio cuenta de lo que era se empezó a reír con su rostro lleno de lágrimas de llanto. Tan fuerte e histriónica fue su risa que parecía que acababa de escuchar el chiste de la vida. Claro que Marco no podía irse sin ella, ambos se irían al infierno a seguir haciendo lo que llevaban haciendo hace mucho y que ambos amaban hacer: Sufrir.