Nada es la respuesta correcta a qué hay después de la muerte. ¿Por qué digo esto? Porque quiero hablaros de un ser cuya existencia normalmente menospreciamos hasta tal punto de no tratarlo como lo que es, una entidad retorcida y maléfica. Puede no parecerlo al principio, y tal vez en verdad no lo es, pero al ser algo a lo que tememos no encuentro otros adjetivos mejores para describirlo.
Los humanos decimos su nombre muchísimas veces, lo usamos cuando no hay una respuesta clara a lo que sentimos, decimos, hacemos, pensamos o incluso cuando queremos ocultar cierta información. Pero ese no es su uso correcto, este ser es la respuesta a otras preguntas, esas que hacemos cuando tenemos miedo. Él es lo que nos acecha en la oscuridad de un rincón de nuestra casa, lo que nos mira a través de las ventanas en noches de tormenta, la presencia que sentimos en nuestra espalda. Él es casi todos nuestros miedos, incluido el mayor de todos: qué pasara cuando muramos. No se le puede ver ni oír, al menos no de momento, solo hay una forma y creedme que ni las mentes más curiosas la llevarían a cabo. Lo único que nos confirma que existe es la sensación de inquietud y terror que nos ocasiona si esta cerca. Si preguntáis por el lugar donde vive o del cual viene no os lo sabría decir, tal vez fue creado junto con la mente y viva en un espacio vacío, al fin y al cabo no es más que eso. Muchos estaréis tal vez preguntándoos de qué hablo, otros ya lo habréis adivinado, así que no os mantendré mas en la duda:
Su nombre es Nada, y no debemos burlarnos de él, por que Nada es la respuesta a muchos de nuestros miedos, y también a qué hay después de la muerte.